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C A P Í T U L O 08
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Dos semanas después
-Necesito que trabajes para mí-ordenó el hombre a espaldas, con un tono de frialdad que no solo destacaba en su gruesa voz.
-¿Yo?, ¡ja!-carcajeó provocativo el contrario,-yo no trabajo para nadie-continuó hablando el muchacho atado a la silla sin una pizca de arrepentimiento en sus palabras.
El atacante, se agachó y se rió, generando eco en el lugar.
-Peter Ratri, no me lo pongas difícil. Es por las buenas, o por las malas-amenazó desafiante el de chaqueta de cuero negra.
-Como si una amenaza me asustara-burló con una ladeada sonrisa, haciendo destacar sus filosos colmillos.
De manera inoportuna, el de cabello platino recibió un puñetazo algo brusco.
-Si no cooperas, morirás.
Desesperadamente, la muchacha despierta aturdida después de su sueño de madrugada. El pecho le subía y bajaba incontables veces, el sudor recorría su pálida piel. Se frotó los ojos y masajeó su frente. Acababa de tener una "pesadilla" con su superior, aunque no fuera del todo aterradora, le trajo nervios y tensión en su cuerpo.
¿Por qué sentía ese cosquilleo mutuo en su físico?. ¿Por qué piensa que de verdad sucedió?.
No lo sabe, solo lo presiente.
Parecía tan real que imaginó estar ahí, a punto de ser descubierta por los peligrosos hombres que rondaban por aquel sitio inexplorado por la fémina.
Se retorció en la cama buscando su teléfono, ya que aquella se quedó dormida mirándolo por la noche, y al ver la hora se alarmó, haciendo que sus músculos se tiensen el doble y que su respiración pausara por un extenso tiempo.
-Mierda, mierda, ¡Mierda!. ¿Dónde está mi otra media?-preguntó exasperada la voz femenina de aquella habitación.
Se alistó lo más posible, y diciéndolo de esa forma, es porque el resultado no fue del todo exitoso. Su vestimenta se trataba de un jean negro roto en diversas zonas, un top negro a tiras y unos borcegos haciéndole juego a la remera. Pero al decir que no todo fue como esperaba, era porque aquella tenía un nido en sus bellos. Acabando con su preparación, agarró las llaves y se fue sin siquiera alimentarse.
