Prólogo 2: Danielle Hopkins

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Mis píes no estaban diseñados para senderos tan largos como éste. Aún no sé que hago aquí. Hay un chico caminando a mis espaldas, sinceramente me da miedo.

Un escalofrío recorre mi nuca. Me quiso tocar el hombro. Giro en mis talones y lo observo, es muy alto.

-Hola. - Dijo tímidamente.

-¿Donde estamos?

-No lo sé...

-Estamos... Ya sabes, ¿muertos?...

-No lo sé.

-¡Tú no sabes nada!

-¡Eres un malcriado!, niño.

Mi hombro fue embestido por aquel sujeto de ojos azulados, al pasar junto a mi lado. Sé que lo conozco de algún lugar. Tengo la sensación de que si.

Sujeto, sujeto. Chico de cabello negro, ojos caídos y azulados, altura exagerada y cuerpo tatuado ¿Quien eres?...

Lo sigo, es lo único que puedo hacer ahora mismo. Se da cuenta. Me observa de reojo. Se molesta.

-Deja de seguirme.

-¿Hay otra opción?

-No.

-Entonces relajate, Jimmy.

Se detiene rápidamente, puedo ver como se tensa. Lo he confundido.

Los recuerdos me invadieron poco despues de contestarle. Yo era el mayor de los hermanos Hopkins, tenía dos hermanos gemelos. Lewis y Zachary, luego tenía a mamá, pero mi padre no está en mis recuerdos.

Eso no me importa.

Conozco a este chico que esta parado frente mío. Lo conosco muy bien.

-¿Acaso, eres...?

-Sí. - Contesté seguro de mí mismo

-Sí... ¿Eres un adivino o que?

-No idiota, que si te conozco. Era Deathbat.

-¿Eras?

-Sí. Tú eres The Rev.

El lo pensó durante un buen lapsus de tiempo. En lo que yo solo me limitaba a observarlo atentamente. Aún no sé lo que hacemos ahora mismo en este lugar.

-¿Por que estamos aquí? - Pregunté.

-No lo sé...

-¿Otra vez?

-Mucho gusto Danielle.

¿Qué?.

Hice una mueca de confusión tras escuchar mi nombre salir de los labios de Rev. Él solo se hecho a reir durante un buen rato, para así despues sobar mi espalda. Lo miré confundido.

Está pensando.

Luego de un largo tiempo, el chico de ojos azulados río nerviosamente y luego hecho a correr. Fue gracioso pero aún así me mantuve serio.

Jimmy se detuvo en seco para así girar en sus talones y luego cargarme cual saco de papas. Me resistí lo mas que pude, pero fue en vano. Él ya me cargaba en dirección hacía el final del sendero.

Transportandome hacía no sé dónde.

Reencarnación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora