Un Día Para Sobrevivir

Capítulo 7

Narrador.

Ya había pasado casi media hora después de su encuentro en el baño, él castaño se había encargado de limpiar al peligris, este había quedado desmayado después de ese intenso orgasmo, el cansancio también había influido.

Él pelinegro comía lo restante de la comida, tenía tanta hambre que sólo había dejado las botellas de agua a los otros dos. Sabía que era una acción egoísta de su parte pero era quien más había caminado de los tres.

Él castaño no tenía tanta hambre así que no le dijo nada, mientras él Omega dormía Frank se encargo de curar sus heridas y vendar su tobillo, no parecía tan grave pero si lo suficiente para cojear.

Afuera estaba tan silencioso, cuando Frank salió del baño y miró la ventana, la situación de antes ya no estaba, había dos cuerpos en la acera, él Alfa rubio y él moreno, en la habitación de a lado se escuchanban gemidos y golpes en la pared, parece que al final solo hubo un ganador.

Los dos Alfas estaban agradecidos que la situación no fuera más grave de lo que creían.

-Levantalo tenemos que seguir avanzando antes de que sea más tarde -él castaño quería refutar al pelinegro que no era su criado pero sabía que sólo gastaría saliva, movió con algo de fuerza el hombro del Omega pero esté no despertaba.

-Creo que lo matamos -dijo Jair mirando el cuerpo casi inerte del chico si no viera como su pecho sube y baja pensaría que realmente este esta muerto, el pelinegro rodó los ojos y camino hasta él Omega levantando su cuerpo de una vez, trato de pararlo pero parecía un maniquí.

-Subelo a mi espalda, cayó desmayado y no tenemos tiempo de esperar hasta que despierte Jair -hizo lo que le pidió, acomodo de lo mejor posible al chico en la espalda de su amigo.

-Tanto así le gusto -Se burló él castaño mirando como entre todo el ajetreo el chico apenas y se movió.

-Era mas virgen que el aceite de oliva -dijo el pelinegro comenzando a caminar.

-Él no tiene la culpa que seas un mujeriego, te acuestas con una diferente cada día -respondio él castaño, conocía muy bien la reputación de su amigo, prácticamente crecieron juntos, sus padres son amigos desde la preparatoria, sus memorias de la niñez en cada una aparece el pelinegro, sabe perfectamente la personalidad que tiene esté y la que aparenta ante su familia y conocidos.

-¿Y tu eres diferente a mi? -Cuestionó el alfa pelinegro pensando en  lo hipócrita que era él otro.

+No realmente -se río Jair vigilando que nadie los mirara.

Entraron al estadio liderado por Frank, estaban por salir por el otro lado cuando el peligris comenzó a removerse en la espalda de Frank, con el movimiento constante era difícil seguir durmiendo, lo bajo con cuidado al suelo, en sólo unos segundos el peligris abrió los ojos desorientado tardó un rato para que su cerebro captará que estaba sucediendo, los recuerdos del baño le aparecieron y los Alfas miraban como la cara del Omega se ponía roja.

-Yo...este...quiero decir..-no podía concretar ninguna oración completa, el peligris se arrepentía de todo lo que había sucedido no podía creer que él había hecho algo así con estas dos personas, ni siquiera había dado su primer beso antes de este día, su conciencia estaba llena de culpa y no podía  siquiera mirar la cara de los dos hombres.

Por el otro lado, los Alfas lo miraban divertido, mirar el lado avergonzado del chico era una extraña sensación de satisfacción que sentían si tuvieran más tiempo se tomarían su tiempo para admirarla más y tal vez molestar un poco.

-Levántate debemos llegar de media noche a la ciudad, y salir de ahí al amanecer -dijo Jair en tono un poco burlón, ayudó al chico levantarse, tenían que estar muy juntos, la noche había caído y la visibilidad era muy tenue, por ser Alfas su visión era mejor que la del Omega es por eso que decidieron que Frank iría al frente mientras Jair cuidaba la parte de atrás.