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Después del nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, se inició los años que hasta la actualidad siguen utilizando.
Después de 200 años, el imperio de Judea se ha levantado otra vez con un emperador de suma importancia, alguien que se debe de temer y envenena con la mirada. Es un hombre que la luchado por el imperio levantarse ante los demás países y hombres que quieren conquistar su territorio.
Es un emperador que muchos dicen que es descendiente de los hombres elegidos por el dios de Abraham, de Isaac y Jacob; El dios de los Patriarcas.
Akasuna no Sasori.
Sasori es un hombre que ha tenido su fé en Dios hasta la actualidad, él es descendiente directo de la familia del hombre que liberó a los israelitas de Egipto.
Akasuna se ha destacado por ser el emperador más estricto incluso injusto que Jerusalén haya podido tener, en su mandato una de las cosas que más resaltan son sus condenas pagadas con tortura incluso la muerte.
Él no tolera la traición para no ser traicionado como Judas hizo con Jesús. No está con ninguna mujer porque Dios le dará la señal para que esté con la mujer que vino de su costilla hacia él, no quiere ninguna traidora como la primera mujer de Moisés. Y Sasori no tolera a la gentuza que comete los mismos pecados que las personas que vivieron una vez en Sodoma y Gomorra.
Sasori tortura a las personas que comenten los pecados que van contra la biblia. A parte de sus propios crímenes, sus violaciones a la ley del amor, Ezequiel apunta claramente a la abominación de la Ley de Dios, que prohíbe claramente la perversión sexual.
Más que todo, los homosexuales.
Sasori los manda a la horca, porque eso no está bien visto ante los ojos de Dios.
Y está vez no es la excepción, va a matar al hombre que ahora se encuentra en una de las celdas de su castillo, quien lo encontró besándose con otro hombre. Al final el otro hombre salió diciendo que este le obligó.
Ese hombre quien "Forzó" a otro a besarlo, no es más ni menos que Deidara.
Un hombre que es todo lo contrario a Sasori. Es ateo, no va a la iglesia y no piensa hacerlo. No piensa arrodillarse ante un santo y mucho menos a alguien que no ha visto y no ha hecho nada por él.
Y si hubiese hecho algo por él, seguramente no estaría esperando su sentencia de muerte.
Ahora Sasori se encuentra en frente del rubio, esperando a que este hable.
