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Un odioso sonido me saco de mi maravilloso sueño.
—Porqué en la mejor parte, maldita sea. —Murmure sin ganas de levantarme de mi comoda cama.
Con demasiada pereza miré hacia el reloj que se encuentraba en mi mesita de noche, 6 am —Meh es temprano. — un momento... —¡Joder llego tarde! —Así empieza mi día, bienvenidos a la vida de Deidara Kamiruzu.
Trabajo en Akatsuki como modista, siendo subordinado de Akasuna no Sasori, siempre tenemos discusiones sobre la moda, el estilo vintage siempre a sido el estilo que me representa, por otro lado el prefiere la ropa al estilo de los 80, si alguna vez llegásemos a estar de acuerdo en algo, probablemente ese día sería el fin de el mundo, siempre me lleva la contraria, ¿Que tiene de malo querer meter un traje en el mar muerto? Era algo innovador, pero mi danna no me lo permite.
Como sea, por fin estoy llegando al estudio, mientras me preparo psicológicamente para el sermón que me dará por llegar tarde.
Me tomo un segundo antes de agarrar el pomo de la puerta, se perfectamente que esta sentado en su escritorio, creando algun nuevo diseño o tomando su cafe matutino, con su lapiz entre sus cabellos rojizos alborotados y las gafas que utiliza para tener mejor vista del boceto, después de tanto trabajar junto a Sasori, me he aprendido su rutina. ¿Aterrador? De cierto modo.
Cuando por fin abro la puerta en su totalidad, me doy cuenta que estoy en lo correcto, Sasori se encuentra sentado en su escritorio como lo había pensado, como siempre, esa era su rutinaria vida, a cualquiera le pareceria aburrido vivir lo mismo todos lo días, pero extrañamente a mí no, me encanta mi rutina.
No sabría decirles si es por la compañía de el peli-rrojo, o porque podia hacer lo que me encanta, crear mis obras de arte, prefiero engañarme a mi mismo, dicendo que es por la segunda razón.
—Llegas tarde. —Lo escucho decir, mientras sigue teniendo su atención al boceto que se encontraba sobre su escritorio.
—Lo se, buenos días a ti también. —Murmure, mientras me acerco a donde se encuentra el de ojos grises.
Como de costumbre, el peli-rrojo se concentra en que su trabajo quedé perfecto, siempre que algo le disgusta hace una mueca, muy linda a decir verdad, pero no lo diria en voz alta, si no quiero quedarme hasta tarde limpiando el taller, como castigo de mi maestro.
Como todos los días, tomo asiento en mi mesa de trabajo, junto a la de Sasori.
Pain nos ha estado presionando con que tengamos listos nuevos estilos, ya que pronto sera la presentación de la nueva temporada al público.
