No sé de dónde sacaron tanto alcohol las madres de las niñas, pero definitivamente las cosas iban a salirse de control, cada una trajo como mínimo unos tres botellas de licor, al parecer, estaban totalmente preparadas para todo, luego de saludarles a todas y que hablaran un rato con sus hijas, cómo habían estado, si todo bien, etcétera.
Al cabo de unos minutos, comenzaron a subir a las niñas a los autos, incluyendo a Liber, una de ellas se volvió hacia mí y dijo:
–Eh, Puth, volvemos en un momento, vamos a pasarla bien aquí.–
Dijo con una sonrisa pícara para luego guiñarme el ojo y subirse a uno de los autos que comenzaron a alejarse.
Pocas cosas me preocupaban en ese momento, por ejemplo, seguir haciendo hamburguesas, el montón de licor en el mesón esperando a ser digerido por un montón de señoras adultas y que Megan, aún me llamase por mi segundo nombre, siempre lo había hecho, a pesar de ser la única, dice que le encanta llamarme así, a pesar de que solo son cuatro letras.
Continué cocinando hasta que se acabaron los ingredientes, las niñas no comieron, así que habían muchísimas hamburguesas esperando allí.
Luego de eso, caminé hasta mi habitación para darme una ducha y arreglarme, al fin y al cabo, sería una fiesta quiera o no.
Ya en el baño, había una ventana que daba hacia el lago, pero como quedaba en la segunda planta, no podían verme, a lo lejos, podía divisarse la ciudad muy borrosa, contemplé un tiempo la vista, hasta que recordé lo que iba a hacer, me puse frente al espejo a mirarme, ver imperfecciones, analizarme, como todos lo hacen, de un segundo a otro, escucho un rápido silbido sordo, el sonido de el golpe a una ventana y finalmente y golpe sordo a la pared, sentí una pequeña brisa justo sobre mi mentón y pude jurar que algo me rozó, la sorpresa me hizo retroceder de golpe, pegándome a la pared y mi respiración se agitó un poco, volteé a mirar la ventana y justo en medio había un agujero perfecto, sin grietas alrededor, sólo el agujero, del tamaño aproximado de una tapa de gaseosa, luego miré la pared y un agujero igual se encontraba en ella, me acerqué a revisar y ví algo dentro, intenté sacarlo como pude, tuve que usar unas pinzas, cuando logré sacarlo, un escalofrío recorrió toda mi espalda, hasta abajo.
Una bala.
La bala más grande y gorda que había visto en mi vida, tenía el largo de mi mano y el ancho de el cuello de una botella, era enorme, estaba fría, por lo que hizo un recorrido bastante largo, podría ser... ¿Desde la ciudad?
En un acto bastante estúpido y arriesgado me acerqué a la ventana, miré la ciudad y luego pasé mi vista a la bala.
Podría ser...
No creo, prácticamente no existen armas en el mundo que tengan ese alcance y... ¿Éste calibre?
Estaba claro que el exagerado calibre existía, lo tenía en mi mano, pero, ¿Qué clase de arma podría disparar algo así?
Claramente, existía, y estuve a punto de ser uno de los pocos afortunados que la probarían con la pura carne.
Con los testículos en el cuello, me duché como pude y lo más rápido que pude, salí rápidamente a la habitación.
Apoyé mis manos en el gavetero que tenía el gran espejo con luces, respirando con fuerza.
No están jugando, vienen por mí.
Me vestí, sin poder dejar de pensar en eso me arreglé cuanto pude y bajé las escaleras, ahí me percaté de que ya habían llegado las personas, estaban entrando, riendo y charlando de cualquier cosa.
Incluso parece que hace unos minutos no estuve a milímetros de ser una gran mancha en el baño.
Las saludé a todas, una tras otra, beso en la mejilla, beso en la mejilla, beso en la mejilla.

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Balas Y Lágrimas
Random"...Hijo mío, la vida es peligro, emoción, dulzura y crudeza... Nunca olvides mirar debajo de tu ala antes de que la oscuridad con violencia te haga tener que amputarla impidiéndote volar, sólo te toma uno o dos segundos decidir, elegir algo que jun...