Peacefully Place 4:02 am.
...Me levanté con mucha pesadez de mi cama en un intento fallido de incorporarme correctamente, mientras un dolor de cabeza tan agudo e insistente como la alarma que sonaba hace dos minutos me azotaba de manera brutal y espantosa obligándome a sentarme en la orilla de mi cama. Con mis ojos muy cerrados, en penumbra y total silencio, sentía como gélidas y largas agujas de hielo penetraban mis pies de manera incesante y muy dolorosa. Y aunque así lo sintiera... Sólo estaba pisando suavemente el frío y húmedo piso de madera.
Aún desorientado y adolorido, me decidí a levantarme de la ligeramente incómoda cama a la cual me acostumbré gracias a diecisiete años de usarla permanentemente, diecisiete años manteniéndola perfectamente arreglada y prolija... Diecisiete años de recuerdo imborrable, puro y enceguecedor.
Puse mi pié suave pero firmemente en el antiguo suelo y llegué a oír un bajo y ahogado chirrido de la madera, casi como un susurro agonizante y apenas notable, terminé de levantarme y debido a el peso de mi cuerpo la madera se dobló un poco, como siempre.
Con gran incomodidad y sólo viendo unas tenues y fantasmales siluetas grises me dirigí, casi a ciegas, a la cocina. Encendí la luz que iluminaba pobremente el lugar ya fuertemente gastado y me dispuse a preparar café e inevitablemente una explosión de recuerdos inundaron mi mente.
-Buenos días, cariño.- Dijo mamá en forma muy cariñosa como siempre, le lanzé una sencilla sonrisa y le contesté aún sentado en mi cama con los ojos entrecerrados por la luz de las siete de la mañana.
-Buenos días, má.-
Peacefully Place era un lugar que se asemejaba a Canadá, muchos bosques, clima frío, un lugar muy denso en vegetación y fauna, y muy pobre en población. Sólo cinco familias por kilómetro cuadrado adornaban este hermoso paraíso verde.
Hoy Iremos a acampar a un lugar no muy lejos de mi casa, es el lugar favorito de papá. El es un hombre sabio, muy jovial y divertido, su piel morena oscurecida aún más por el sol de sus largos cincuenta y siete años daba aspecto de severo, arrugas de expresiones, una cicatriz en su ojo izquierdo justo al lado de el párpado y sus labios siempre reflejaban mal humor con las comisuras de sus labios siempre apuntando hacia abajo. El mide un poco más de uno sesenta y siete, tiene un cuerpo robusto y muy intimidante.
Mamá en cierta parte, es el sinónimo de papá en el sexo opuesto, robusta, cara manchada por largas horas de sol y sudor, un poco baja, muy inteligente, elocuente y astuta. Tiene treinta y seis años.
Y luego está mi hermanita, de 11 años, se llama Libertad, nombre extraño, ¿No?, Pero la historia es conmovedora. Comenzó en Cuba, el país natal de mi padre, y para nadie es novedad el hecho de que es un país que refleja hermosura entre los gigantes grilletes que la atan a la tiranía, guerra y desesperanza, un país que no conoce la palabra "Libre", mi padre, como todos los cubanos, fué presa y víctima de los altercados políticos y sociales, era un chico de bajos recursos. Sólo estudió hasta segundo grado, y luego, casi al instante lo retomó, se obligó a trabajar, se dijo para sí mismo que saldría de ahí con la frente en alto. Así lo propuso... Y así lo hizo, se convirtió en un "Pequeño Genio Incomprendido" a corta edad. Leía más que todos, estudiaba mientras otros dormían, trabajaba mientras otros descansaban y eso le llevó a graduarse con honores y notas Inmaculadas en la "Universidad De La Habana"
Pero no todo en su vida fueron notas perfectas y felicitaciones provenientes de los profesores.
Mi padre, cuando logró salir de Cuba y se estableció en Nueva Orleans, gastó todo su dinero en ello e inevitablemente en algún momento estuvo involucrado con la mafia de Nueva Orleans, trabajaba para conseguir dinero, lo necesitaba. Primero fue un simple guardaespaldas, luego pasó a ser mensajero directo, después a "Enviado del capo", fue ascendiendo, hasta ser el tesorero de el jefe, él controlaba todo, nada entraba ni salía de la industria sin que mi padre lo supiera, si querías vender helados en la calle o articular una cocina masiva de anfetaminas, le hablaban a él. Hasta que decidió que simplemente ya se había aburrido, quería algo diferente; Familia, una casa en el campo... Tranquilidad.
Pero su salida no fue del todo sutil, no le pareció suficiente todo el dinero acumulado de su trabajo (Que de por sí era muchísimo.) Así que decidió poner en práctica algo de lo que había aprendido robando más de cinco millones y medio de dólares a la industria. Cinco millones obtenidos de asesinatos, estafas, apuestas ilegales de todo tipo, incluso tenían una Piscina de la muerte.
Una "Piscina de la muerte" es una categoría de las apuestas, definitivamente muy cerca de ser la más retorcida y además, se manejaban sumas de dinero exageradas por apostador. Consiste en lo siguiente: El apostador puede proponer a una persona (Ahí se jugaba con famosos o con gente de la misma industria.) Y tiene que intentar predecir cuándo va a morir. Las apuestas más bajas eras por año, establecías un año en el cual creías que tu apostado iba a morir, si lo lograbas, tenías el dinero. Pero luego están las apuestas ambiciosas, puedes intentar con temporada, mes, semana e incluso día, y si por "Alguna razón" acertabas, te ahogabas en dinero.
Finalmente mi padre lo hizo, eligió este lugar, compró el terreno, que por cierto, salió espantosamente caro. Y comenzó a construir la casa de estilo rústico y de madera, claro, junto con mi madre. Se conocieron justo cuando el salió de la mafia, en un museo, e hicieron conexión instantánea.
-¿Quieres cereal o desayuno caliente?- me preguntó mi madre mientras preparaba mi mochila tranquilamente con las cosas necesarias para que no se quede nada.
-Cereal, por favor.- le dije con desinterés mientras histéricamente arreglaba mi cuarto, limpiaba mis zapatos, preparaba el saco de dormir y justo cuando estaba por meter el mechero en el bolso para la fogata, mi madre me llamó a desayunar y lo coloqué en mi mesita de noche.
Le coloqué mi cantidad preferida de leche, azúcar y frutas. Desayuné placenteramente mientras mis padres y la pequeña Libertad terminaban los preparativos para irnos, en ese momento observé fijamente a esta última.
Mi hermanita era la simple definición de dulzura y pureza. medía uno cincuenta exactamente, tiene la piel caucásica con gran capacidad de mimetismo cromático, su piel puede pasar de un blanco pálido y apagado a un rosa muy intenso debido a sus emociones o cómo se sienta, tiene pómulos fuertes, ojos de un color indefinible, labios bastante vivos y carnosos que, al contrario de papá, sus comisuras siempre apuntan ligeramente hacia arriba y un cabello muy delgado de un color similar a un bronce exquisito, cachetes ligeramente inflados y suaves con un leve color rosa siempre destacándolos, rasgos muy finos y extremidades delicadas y pequeñas, definitivamente, un poema visual para cualquiera.
Su voz es de un volumen bajo, se preocupa por todo, por todos y ama a los animales, todas las semanas traía un animal callejero nuevo a casa que mis padres cuidaban con mucho cariño sólo para hacerla feliz y finalmente liberarlos, definitivamente. El mejor ser existente.
Salí de mi trance cuando me lanzó una hermosa sonrisa y llamó mi atención con su vocecita diciéndome:
-Hermano, mamá nos llama, es hora se salir, vamos.- Tomé mis cosas, ella me tomó de la mano y salimos al auto.
Estaba ayudando a mis padres a meter las cosas en el auto, sin embargo, algo me molestaba, un insistente pero muy bajo titilar venía de alguna parte de él vehículo. Pero parecía ser que sólo yo lo escuchaba.
Eran las ocho con veintinueve de la mañana y a ese punto el titilar ya había tomado gran velocidad, pero sólo lo ignoré y repasé todo, recordé que había olvidado el mechero en mi mesita de noche, les dije a mis padres que esperaran un poco.
-Eh, Liber, ¿Me acompañas?- le pregunté a la pequeña que sonreía pensativa mientras veía a la ventana. Se volvió hacia a mí y aceptó muy tiernamente.
La cargué en mis hombros y entré riendo con ella, recogí en mechero y volví, cerré las puertas con seguro, la bajé al suelo y mientras tenía el vehículo frente a mi, miré mi reloj, justo marcó las ocho treinta y el titilar se detuvo bruscamente, en ese momento abrí mis ojos a mas no poder y mi piel se erizó. Tuve un súbito impulso y protegí a mi hermana envolviéndola con mi cuerpo quedando de espaldas al vehículo, no había terminado de voltearla; y pasó.
El vehículo explotó estruendosamente convirtiéndose en una bola de fuego pareciéndose a un demonio que devoraba todo lo que tenía dentro... Incluyendo a mis padres.
ESTÁS LEYENDO
Balas Y Lágrimas
Diversos"...Hijo mío, la vida es peligro, emoción, dulzura y crudeza... Nunca olvides mirar debajo de tu ala antes de que la oscuridad con violencia te haga tener que amputarla impidiéndote volar, sólo te toma uno o dos segundos decidir, elegir algo que jun...