8. Harper y su propuesta decente

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Ziggy perdió la cuenta de las veces que se se había pasado el cepillo por las cabeza, todo a causa de los crecientes nervios que sentía.

La hermosa, despampanante, amable, carismática, brillante, inteligente, comprometida, sociable y tierna Harper llegaría a se hogar en cuestión de minutos.

Era hora de entrar en pánico.

—Tu cabeza va a terminar igual de calva que tu rodilla —escuchó la voz de Beatriz a sus espaldas. La teñida estaba acostada a sus anchas sobre la cama de Ziggy.

—Será tu culpa entonces —la acusó, pasando el cepillo con más fuerza y rapidez—. ¿Quién te manda a solicitar a Harper para nuestro equipo?

—¡Ey! Yo no quería miss simpatía, yo quería a señor macho pelo en el huevo —aclaró Beatriz, sentándose en una esquina de la cama.

Ziggy dejó el cepillo a un lado y volteó a ver a su amiga.

—Puedo ignorar tu forma rara de referirte a Harper macho, pero, por favor; trata bien a Harper mujer —le pidió Ziggy. Sus ojos se veían suplicantes.

—¿Cuando no he tratado bien a una persona? —exigió saber, mirándolo indignada.

—Una vez en secundaria te reiste a carcajadas porque un chico no paraba de tartamudear mientras exponía —le recordó Ziggy, mirándola con los ojos entrecerrados.

—El tipo tenía una hoja con apuntes. Me pareció increíble que con eso todavía se pusiera a balbucear —dijo ella en su defensa.

—¡Era tartamudo!

—¡Fue hace años!

—¿Y eso en que cambia las cosas? —le cuestionó— Te sigue dando risa cuando lo recuerdas.

—Pero es por la verruga que tenía en la frente —se explicó—. El pobre estaba sudando como loco y parecía que su verruga estaba llorando.

—El chico terminó llorando.

—Eso no es mi culpa —se defendió, dirigiendo la mirada al otro extremo del cuarto a la vez que se cruzaba de brazos.

—Beatriz, eres una persona muy cruel —siguió diciendo—. Tratas a la pobre Harper como si fuera una plaga que debes evitar aún cuando ella es amable contigo.

—No le debo ni un pedo por su amabilidad.

—Por favor, solo deja de tratarla como tonta —le pidió Ziggy. Beatriz frunció los labios—. Al menos solo por hoy.

—Solo sí me dejas dormir contigo hoy —condicionó ya más amigable.

—¿Está todo bien? —le preguntó preocupado. Cada que Beatriz le pedía asilo era porque tenía problemas con sus padres.

—Papá rompió mi bola de cristal, tiró mis inciensos, quemó mis apuntes de brujeria y todavía intento darme un golpe —respondió honesta. Nunca vió la necesidad se ocultarle algo a su amigo.

—Puedes levantar una denuncia por su intento de agresión —le informó Ziggy. Podía hacer un lado su proyecto con Harper para ir en ese mismo instante a la estación de policías más cercana.

—No es necesario —dijo tranquila—. El karma va a hacerme justicia. En tres días, ese agresivo tendrá un accidente automovilístico y me pedirá disculpas bañado en lágrimas porque seré la única que irá a verlo al hospital.

Ziggy la miró sin estar muy convencido. No tenía razones para dudar de esa predicción, aún así, veía necesario levantar una denuncia.

Me amarré al Harper equivocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora