Y ahora, echémosle un vistazo al primer año de Meliodas en Hogwarts UwU
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Apenas había llegado a medio semestre de su primer año en Hogwarts, y Meliodas ya estaba aburrido en el colegio. Esto no se debía a las clases, que eran excelentes, ni al equipo de quidditch, pese a que no lo dejaban jugar aún. Él no sería capaz de admitirlo, pero lo que tenía al genio de Slytherin tan hastiado, era nada más y nada menos que la soledad.
Tenía a sus compañeros, claro, amigos de familias con los que su padre había mantenido alianzas por generaciones. Pero ellos siempre lo trataban con una deferencia que le cansaba, y antes que decidir pasar el tiempo con esos lamebotas, el niño prodigio prefirió andar solo. El caso era igual con los profesores, ya que si de por si se llevaba bien con todos por sus excelentes calificaciones, terminó teniendo que huir del adulador líder de su casa. Chandler, el maestro de pociones, insistía en llamarlo "señorito", y al final, tuvo que pedirle directamente que no le diera ningún trato preferencial. Esa tarde se encontraba terminando las tareas en su sala común, cuando un súbito pensamiento golpeó su mente.
—¿Qué habrá sido de la niña esa de Gryffindor? —No la había visto en todo el curso, no tenía tiempo para eso, y cuando empezó a considerar que sería buena idea darse una vuelta para ver si se topaba con ella, escuchó un barullo al otro lado de la sala.
—Apártate, asqueroso traidor a la sangre.
—Sí, sí, ya voy. —Dejando el lugar rápidamente después de recoger su mochila del piso, un estudiante muy alto, de pelo blanco y de ojos rojos, se alejó por el rellano de la puerta. Un par de chicas de Slytherin, que obviamente fueron las que se la tiraron, comenzaron a soltar risitas burlonas mientras chocaban las palmas.
Meliodas ya había visto a ese muchacho muchas veces. Era Slytherin, como él, pero al parecer ya llevaba repitiendo dos cursos y nadie lo toleraba. Al rubio nunca le había preocupado averiguar por qué, pero como ese día estaba de muy buen humor, decidió levantarse e ir a preguntar. Las chicas que lo habían molestado eran Lilia Disaster y Eastin Amabilis, las cuales se ruborizaron en cuanto estuvo cerca, y comenzaron a mirar nerviosas a todas partes menos a él.
—Disculpen chicas, ¿quién era ese sujeto?
—Oh, nadie importante Mel. Su nombre es Ban Fox, y se trata simplemente del bufón de Slytherin.
—¿Cómo que el bufón?
—Sí —dijo la de pelo negro—, es sangre pura, como nosotros, pero le gusta juntarse con otras casas y con los sangre sucia. Su padre es el guardabosques, es pobre, e incluso se rumorea que desciende de hombres bestia.
—Tendría sentido, con lo bruto que es. —Más risas burlonas, y Meliodas comenzó a decidir que no le gustaban aquellas mujeres.
—¿Bruto?
—Sí señor. Lleva repitiendo dos años el primer curso, y de no ser porque es un prodigio como cazador en quidditch, hace tiempo que lo habrían expulsado.
—Ya veo... gracias.
Ahí era donde debía terminar el asunto, pero por alguna razón, a Meliodas no le bastó. Durante las semanas siguientes, se puso a observar muy de cerca al tal Ban. No le tomó mucho tiempo comprobar que lo que decían de él no era cierto. Al menos, no la segunda parte. Ese chico no era ningún bruto: era astuto como ninguno, estafaba con una habilidad increíble, robaba cosas sin que nadie lo notara, y lograba elaborar complicadas pociones para salirse con la suya y hacerle bromas a todo el mundo. Era un chico divertido, inquieto, alegre y sociable. Lo contrario a él. Pero al mismo tiempo era un marginado, solitario, y un antisistema harto de las apariencias. En eso eran iguales. Cuando además los profesores le contaron que en realidad era muy listo, decidió tomar cartas en el asunto.
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Melizabeth en Hogwarts - Especial del mes de las Brujas
FanfictionUn pajarito (más específicamente una lechuza) me trajo una carta el otro día solicitando que hiciera un crossover entre el mundo de Harry Potter y Nanatsu no Taizai. Pues bueno, desde la punta de mi varita mágica y el fondo de mi corazón, aquí la ti...