5 El club de duelo

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Este fue el capítulo que más me divirtió escribir, fufufu *3* Veamos como le va a nuestro querido Melizabeth en su cuarto año.

***

Para el inicio de su cuarto año en Hogwarts, las cosas eran completamente diferentes. Quien antes había sido el cazador ahora era la presa, y Meliodas ya no sabía ni qué hacer. Pero es que, ¿cómo comportarse con la chica que le había robado su primer beso? Ya no podía hacerla objeto de sus travesuras, no tenía sentido ver sus reacciones si con solo mirarla su cara enrojecía. Ya tampoco le nacía tratarla mal, no desde el terrible error que cometió con Arthur y el unicornio. Entonces, ¿la solución era ignorarla? Quizás, pero desafortunadamente para él, ella no se lo ponía fácil.

Elizabeth podía ser lo tímida que quisiera, pero también era una Gryffindor. La albina había estado tratando de hablar con él en cada oportunidad que tenía, y era tan tenaz y valiente que el rubio no sabía si podría evadirla por mucho tiempo. Pero es que lo suyo no podía ser, ¿desde cuándo en Hogwarts no se había oído hablar de una pareja entre las dos principales casas rivales?, ¿qué le diría a su padre si se enteraba?, ¿y qué había de su orgullo? No, sencillamente no podía hablar con ella. Además, de hacerlo... Meliodas sentía que pasaría algo de lo cual no habría marcha atrás. Contrario a él, su mejor amigo parecía estar pasando por uno de los mejores momentos de su vida.

—¡...Y en realidad me escucha! Elaine es maravillosa, me encantaría que tuviéramos más clases juntos, pero solo tenemos herbología con los de Hufflepuff y... ¿Jefe? Vamos jefe, no me digas que sigues pensando en lo que pasó en el bosque prohibido.

Meses después de que el rubio le contara aquello, Ban aún se reía. Sin embargo, a esas alturas ya no era gracioso, sino grave. El nuevo curso llevaba dos semanas, y él comenzaba a mostrarse francamente preocupado.

—Es que no lo entiendes. Ban, yo debería odiarla, ¡ella debería odiarme! Tiene muchos motivos para hacerlo...

—¿Por esa tontería de las casas? Vamos jefe, ¿qué no habíamos prometido romper con todas esas estupideces sobre la pureza de sangre?

—No es... por eso... —Pero el genio de Slytherin se había quedado sin palabras, y el chico de ojos rojos suspiró sonoramente sin saber qué más decir al respecto.

—Es una pena que ella no sea del tipo luchador. Parece que la única forma en que puedes comunicarte abiertamente es en las peleas, y creo que un buen intercambio de golpes entre ustedes sería perfecto para arreglar las cosas. —Ban no podía saberlo en ese momento, pero acababa de dar precisamente con la solución. Y esta se presentaría justo al inicio de su tercer semana de clases.

—¿Un club de duelo?

—¡Sí! —Le dijo su amigo con una gran sonrisa y un afiche en la mano—. ¿No te parece genial? Lo está organizando el líder de la casa de Gryffindor.

—No lo sé...

—¡Vamos jefe! Es la oportunidad perfecta para pelear con gente de otras casas sin que nos expulsen. Además, con todas las maldiciones que te sabes, estoy seguro que terminarás por alzarte con el premio.

—¿Premio?

—Dicen que al final del curso el profesor premiará con algo al mejor duelista de la escuela, además de exentar de sus exámenes a los estudiantes que se inscriban a su curso y lo hagan bien.

—Mhmmm... —dijo el rubio. En verdad que era una oportunidad de oro, pero no solo por el premio y eso. Lo que él quería hacer era quemar un poco de ese exceso de energía que tenía, ¿y qué mejor forma de hacerlo que en un duelo de magia?—. Está bien. Iremos.

Melizabeth en Hogwarts - Especial del mes de las BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora