¿Quién eres?

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Son las once de la noche y mi celular emite un sonido que me notifica que he recibido un correo, puedo estar casi seguro de saber de quien se trata. Me levanto de mi cama y camino por la habitación a oscuras hasta el escritorio, no me ha importado haberme tropezado con la orilla de la cama, enciendo la computadora con una ligera ansia que me hace golpetear ligeramente con mis dedos la mesa mientras termina de prender. Cuando finalmente el sistema está trabajando y mi correo electrónico ha sido abierto, abro y leo el mensaje que he esperado durante toda la tarde, inevitablemente una sonrisa se dibuja en mi rostro al ver su nombre ahí.

        En el fondo siento tristeza por ella, únicamente busca aceptación de quien la rodea, me siento alguien especial por haber conseguido ser buscado por ella para liberar su sentir. Aunque también existe la probabilidad de que lo hiciera para asegurarse de que no diría nada. Sin pensarlo mucho acomodo mis brazos y manos listo para redactar la respuesta que daré, me siento seguro y satisfecho con saber que ahora cuento con la oportunidad para motivarla a quitar la venda que cubre sus ojos.

        Querida Mía,

        Esto no es una broma, lo prometo. Jamás buscaría hacerte daño, no puedo juzgarte ni presionarte para que te atrevas a hacer cosas que no te has atrevido en tanto tiempo. Te sientes asustada, ¿no es así?  Te pido una disculpa si intensifiqué ese miedo, también entiendo tu justificación y la respeto, aunque ese poema no diga nada de ti, el que me estés escribiendo, reconociendo parte de lo que sientes me hace saber que estás perdida, y que me digas que ya no quieres ser así, me hace sentir que he hecho lo correcto al escribirte.

        Se perfectamente de qué me hablas cuando mencionas cómo la gente que te rodea espera que falles, papá solía hacerlo, sobre todo antes de empezar a enfermar, él esperaba que yo fuera alguien que pudiese brindarle todo el orgullo que un hijo le otorga a su padre en agradecimiento por darle la vida, eso fue mucho antes de que enfermara. Puedo decirte que las cosas en algún momento cambian, aunque pueden tardar un poco, hoy papá se siente orgulloso de quien soy. Con esto no quiero decirte que debas esperar a que tus seres queridos enfermen para que te acepten, solo es por poner un ejemplo que inyecte esperanza. Todos entendemos que es necesario cambiar nuestras malas acciones ante situaciones que nos hacen ver la realidad en la que nos encontramos. Por ejemplo, yo he sido capaz de dejar de ver a una niña superficial gracias a un poema perdido, tú has considerado ya no ser infeliz a causa de un carta misteriosa. ¿Lo ves? Todos encontramos algo que nos hace cambiar, es cuestión de "dar en el clavo".

        Si te soy sincero, hasta ahora no he tenido esa sensación, jamás me he sentido incompleto, pero claro que te entiendo. Créeme que lamento que te sientas así, confía en mi para contar todas esas cosas que nadie es capaz de escuchar, siempre podrás encontrar en mí a un amigo y compañero, un cómplice si lo requieres.

        Ahora lo que yo quiero saber es, ¿por qué te incomodan tus amigos? ¿Por qué es tan importante cumplir con sus expectativas antes que tu felicidad? Y, si no eres la chica que todos ven, ¿quién eres y qué es lo que esperas de ti?

        Es todo lo que tengo para decirte por ahora. Espero tu respuesta.

        Con cariño,
Yoali.

        Leo el escrito para cerciorarme de que no hay errores, doy clic en el botón de enviar y apagó la computadora. Regreso a mi cama y me envuelvo en mis cobijas sintiendo la ligera emoción de que ella ha decidido acercarse.

        Han pasado varias horas, siento el ligero rayo del sol atravesar la ventana seguido del sonido del despertador. Me levanto y tomo la ropa que usaré, me preparo y bajo a desayunar, papá sirve el desayuno mientras mamá termina de preparar un jugo, luego de terminar mamá y yo salimos mientras papá se queda en casa a descansar. Se ha tratado de una rutina así desde que tuvo su primer infarto, bastó con haberse enfrentado a un despido en el que la injusticia predominó para darnos cuenta de que los dolores en su pecho tenían una explicación, aún recuerdo el miedo que sentimos de tan solo pensar en perderlo.

Los versos de tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora