c a t o r c e

4.2K 235 15
                                    

 —BUENOS DÍAS, mis pajaritos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


BUENOS DÍAS, mis pajaritos.–saludos animadamente la rubia con dos bases de cartón que sostenían vasos con café.

—Alguien despertó de buen humor.–murmuró el neerlandés.

—No puedo evitarlo es quien soy, aunque aún estoy molesta con ustedes por dejarme plantada el viernes.–dijo mientras le daba un vaso a cada piloto.

—Creo que ya te pedimos perdón muchas veces por eso.–murmuró el australiano recibiendo el vaso con café.

—Aún no han sido suficiente.

—No tomó café, bonita.–murmuró el monagesco cuando la rubia le ofreció un vaso.

Ella frunció el ceño pensando que había entendido mal pero estaba segura que había escuchado bien.

—Parece que Maddie está apunto de tener un infarto.–bromeó Lando.

—¿No tomas café?–él negó.–¿No te gusta el café?

—No, la verdad prefiero el té.

Nadie nunca se había negado a recibir un café de parte de la rubia. El café para ella era una parte fundamental de su vida, es como si fuera una de las gilmore girls y ahora el chico por el que se sentía extrañamente atraída no le gustaba el café.

—¿Soy yo o la posible relación entre Maddie y charles se acaba de terminar antes de empezar?–pregunto con gracia Carlos.

—En algún momento su cerebro va a explotar.–bromeó Sebastian.

—Maddie, está bien, puedo comprarme un te.–insistió el monagesco.

—No te gusta el café, no le gusta el café.–le hablo ahora a los demás.

—Está bien, hermanita, todos tenemos gustos distintos.–murmuró Max tomando a su hermana por los hombros.

—Toma el vaso antes de que a la pobre Maddie le explote la cabeza.–le murmuró Seb a su compañero de equipo.

—Quería tener un lindo gesto con ustedes y a ti no te gusta el café.–murmuró la rubia un poco afectada.

—Sabes que, por hoy tomaré, solo por tu me lo das.–hablo Charles.

—¿En serio?–los ojos de la rubia brillaron.

Él asintió tomando el vaso que todo este tiempo ella le estuvo ofreciendo.

—La próxima te traeré té.–murmuró Madelaine.

El ojiverde no emitió palabra y se limitó a guiñarle uno de sus ojos. Gesto que la rubia no había visto antes y sintió algo parecido a mariposas en su estómago.

—Okay, crisis superada, vamos a recorrer la ciudad.–hablo Pierre.

—Vamos, niños. Lando, camina adelante, no quiero que te pierdas.–bromeó el aleman haciendo que el resto del grupo, incluso el inglés, rieron.

ONLY YOU || Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora