-《 I'm broken here tonight and darling, no one else can fix me, only you 》
Hay un momento de nuestras vidas en el que somos tan vulnerables que nos rompemos y no sabemos cuándo las piezas se volverán a unir. Así era como se sentía Madelaine luego de...
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—¿QUE ESTÁS haciendo aquí? Pensé que estarías con Leclerc celebrando.–exclamó Lando cuando la rubia entró a su pequeño cuarto.
La rubia sonrió sentándose frente a él.
—Charles está muy ocupado siendo la estrella del día y Max esta dando entrevista, así que vine a ver a mi tercer piloto favorito.
—¿O sea que si me cambiaste por Leclerc?–pregunto con gracia.
Maddie estaba sorprendida que el británico estuviera de buen humor, no había tenido una buena carrera. No había entrado en los puntos y no había sido su mejor día como piloto, por eso había ido a ver qué tal estaba, en vez de estar en una sala de Red Bull con su padre.
—No te cambie, no podría hacerlo.–murmuró riendo.–¿Estás bien?
El británico encogió sus hombros y, aunque trató de ocultarlo, sus ojos se llenaron de tristeza.
—Hice lo mejor que pude, no fue un buen día en la oficina. Lo superare.–murmuró triste.
Maddie no se pudo resistir y se puso de pie para abrazarlo por los hombros. No conocía de mucho al piloto británico, pero en el poco tiempo que se conocían habían formado una linda amistad, como de hermana mayor y hermano menor.
—No seas tan duro contigo mismo, hay mucho que aún puedes lograr.–murmuró tomando su rostro por las mejillas.
Él sonrió en respuesta.
—Ya veo porque a Max le gusta que vengas a las carreras, dices las palabras correctas en el momento correcto.
—Soy una chica de muchos talentos.–bromeó guiñándole uno de sus ojos color miel.
—¿Donde está mi amigo el títere?–se escuchó la voz del español en los pasillos.
—Las palabras de mamá no fueron suficientes, ahora viene papá al rescate.–bromeó la neerlandesa haciendo reír al británico.
Se alejó de su amigo para volver a sentarse frente a él mientras la puerta se abría revelando un Carlos sudado y colorado.
—¡Maddie! No pensé que te encontraría aquí.
—Vine a ver cómo estaban mis chicos de mclaren.
El español soltó un bufido.
—No fue nuestro mejor día, para ser sinceros.–murmuró sentándose junto al británico en lo que parecía ser una camilla acolchonada.
—Eso es seguro.–agregó Lando con menos animo.
—Hey, no se desanimen.–hablo la rubia haciendo que alzaran sus miradas.–Una mala carrera no los define como pilotos, además ambos son excelentes y no deben ser tan duros como ustedes mismos. Disfruten de los malos momentos porque son los que los harán más fuertes.
