¿Los animales tienen sentimientos?
Una pregunta tan difícil
de responder, los huma-
nos tratamos de compren-
der un mundo el cual
nos rechaza.
"Mis instintos saldrán a luz, cuando la amenaza trate de atacarme."
"Todas tus formas son únicas, pero al...
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Golpeó una vez más el saco frente a ella, su corazón latía con fuerza y sus manos picaban con ardor.
Soltó un largo suspiró dejándose caer sobre el piso de madera, al instante una de las bellas mujeres vestidas de elegantes kimonos del mismo patrón se acerco hacia ella ofreciéndole un vaso de agua.
—Aquí Keiko-Sama. — dijo con una amable sonrisa.
—Gracias. — tomó el agua con un largo sorbo y volvió a dejar el vaso sobre la bandeja.
Había pasado unas cuantas horas desde que se despertó, su abuelo le ordenó sacar la ira acumulada con un poco de entrenamiento. Sinceramente no parecía funcionar, gruñó con molestia dejando un sonoro golpe sobre el saco.
—Controla tu fuerza, lo terminaras rompiendo. — dijo Dylan detrás de ella con una sonrisa divertida.
Lo miró en silencio con una mirada neutral, quería saber lo había pasado luego de tan estúpido accidente.
Le hizo una señal a más mujeres dándole a entender que podían retirarse, rápidamente estas saliendo de la habitación dejándolos solamente a ellos.
Dylan se acercó a ella golpeando su frente con un suave golpe.
—Todo está bien, ellos piensan que tuviste una recaída por no alimentarte correctamente. — explicó con tranquilidad. — No te preocupes, el abuelo dejó todo solucionado.
—Eso es bueno. — respondió soltando un suspiró. — Me siento como la mierda.
—Se nota. — la apoyo con preocupación. — ¿Quieres divertirte? — sus ojos brillaron de una manera un tanto especial.
Fue así como terminó en el hábitat del águila, su cuerpo comenzó a cambiar volviéndose una hermosa e ágil ave.
Se dejó guiar por los instintos que había adquirido con el paso del tiempo, Dylan la mirada desde el suelo con una enorme sonrisa.
—Te gusta ser libre. Vuela, vuela lejos. — pensó dejando el control en las manos del águila.
Por qué todos los animales sentían, por qué cada uno de ellos tenían un deseo. Para ella, eran más que simples especies, eran lo que la motivaba a ser fuerte y poder protegerlos.
Si, los conocía a cada uno de ellos; sus gustos, sus miedos, sus sueños e incluso sus enemigos.
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