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Un sonido molesto empezo a despertarme, con el paso de los segundos inicio a ser más claro hasta que note que era mi tonta alarma, tomé mi movil y la apague seguido mire la hora.

—¡Maldición! —Me levante de cama rapidamente me vestí peine, sepille mis dientes y salí de casa en mi bicicleta. —Maldición tenfo 10 minutos para llegar al colegio.

Podía sentir como iba volando de camino al al colegio, en mi paso por los semáforo luz verde se suerte.

—Estoy a tres cuadras, tomaré el atajo, así tendre un minuto para correr al salón. —Pensé para ahorrar tiempo.

Estaba tan emocionado quevya casi llegaba que al momento de ir en el atajo,  la parte delantera de un auto lujoso  salió rápidamente de un callejón, para cuendo me di cuenta ya me encontraba en el aire y seguidamente mi cuerpo impactando en el suelo.

—¡Haa!  —Me quede en el suelo con la dificultad para poder respirar. —No puede ser, si llego tarde una vez más le notificaran a ese hombre. —Pasó por mi mente.

—Vamos respira muchacho. —Me habló el chofer con un tono muy preocupado.

—Sí, creo que estoy bien. —Respondí con un tono de dolor.

El hombre me ayudó a colocarme de pie, cuando dirigi la mirada al auto me preocupe.

—Maldición mi bicicleta. —Sentía que el mundi6se me acababa, mi único medio de transporte estaba echo un nudo.

—No se preocupe le pagaremos la bic... —El hombre no terminó de hablar cuandobuna voz grave e imponente le interrumpió.

—El único que va tener que pagar vas a ter que ser tú, mira has abollado mi auto y de paso has rayado la pintura. —Solo de escucharlo daba miedo, pero tenía que responder.

—¡Que yo le pague!, pero si fueron ustedes los que salieron de la nada. —Exprese in tanto molesto.

—¡A caso quieres cuestionarme a mi!, quieres estar muerto muchacho. —Camino hacia donde me encontraba.

—Estoy seguro que es udted quien debe de pagarme mi bicicleta. —Frunci el seño. —La diferencia de estatura y de fuerza era grande pero no le daría el gusto de intimidarme.

Sin poder reaccionar antes, este me toma del cuello de mi uniforme con una mano y con la otra coloca un arma en mi boca.

—Escucha bien mocoso, tienes 10 días para pagarme la reparación del auto, de lo contrario... —Su mirada me invadía, me llenaba de miedo... —No quedaras saber lo que le hago a los que no me pagan en el tiempo indicado. —No me quedo de otra que aceptar sus condiciones, a menos de que le respondiera y solo logrará tener un agujero en ka cabeza coml recompensa.

El hombre subió a su auto y se marchó sin más...

Ofrenda de PazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora