Capítulo 18

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Me desperté la mañana siguiente, y estaba sola. Me levanté y me dirigí al baño cuando oí gritos procedentes de la planta baja. Me acerqué un poco más cuando oí a Niall

levantar la voz. —Eso es muy malo Ashlyn, tengo que salir de la ciudad unos días por negocios. No, no puedo, no tengo tiempo. No te atrevas a venir por aquí, me voy. Te llamaré tan pronto como regrese. Sé que ha

pasado mucho tiempo, pero no puedo evitarlo, he estado ocupado. No,

ella no tiene nada que ver con esto, he estado trabajando. Ashlyn, te prometo que nos juntaremos tan pronto como regrese. Te enviaré un sobre con Denny, hablaremos pronto.

Me sentí enferma del estómago, y mi corazón me dolía después de escuchar la conversación. Apoyé la cabeza en la pared y sentí el escozor de las lágrimas llenando mis ojos. Mi voz interior comenzó a gritar: “Detente ________, detente, él es tu amigo. Sabías desde el principio que no podía ser

más que una amistad. Sabías en lo que te metías y te lo advertí”. Miré el techo para contener que mis lágrimas cayeran.

Oí pasos subiendo las escaleras, así que corrí al baño y empecé la ducha. Hubo un golpe en la puerta.

—_________, asegúrate que el agua no esté tan caliente —dijo Niall.

—No te preocupes, no lo está.

Me puse de pie en la ducha y dejé que el agua caliente cayera sobre mí. Iba a tener que poner fin a esto o distanciar esta amistad cuando vuelva a Michigan. Lloré en silencio mientras enterraba mi cara en el agua, ahogando mis penas. Apagué la ducha y salí, me envolví en una toalla y me di cuenta que no traje nada de ropa, excepto mi camisa de dormir que estaba tirada en el piso mojado. Abrí la puerta y salté cuando vi a Niall apoyado en la pared donde yo estaba.

—Mierda, me asustaste como la mierda, Niall. —Por no mencionar que estaba medio desnuda delante de él y la toalla apenas cubría mi trasero.

Me miró con hambre en sus ojos mientras se sonrojaba. —Lo siento, quería asegurarme que tu ducha no estuviera demasiado caliente. No quería que te marearas y te desmayaras otra vez. Tienes el hábito de no escuchar a nadie.

Rodé mis ojos y me dirigí a la habitación. —Ouch.

—Ves, te dije que no me rodaras los ojos, y no me escuchaste.

Le sonreí cuando cerré la puerta y me vestí. Cuando salí, él estaba en la cocina. Puso una taza de café y un plato con huevos revueltos,

bacon, tostadas y patatas. —¿Hiciste todo esto?

—Claro que sí, ¿sorprendida?

Tomé un bocado de huevos. —Para ser honesta, lo estoy, no pensé que sabías cómo cocinar.

Se sentó a mi lado y comenzó a comer. —¿Qué tan difícil es cocinar los huevos? Además, puedo cocinar un poco. —Sonrió.

Quería comenzar la conversación que escuché antes, pero estábamos por salir en un rato más y no quería molestarlo.

—Así que, ¿te lastimé de alguna forma anoche? —pregunté.

Me miró y frunció el ceño. —No, de hecho, envolviste tus brazos a mí alrededor y comenzaste a frotar mi pecho y a llamarme Peyton, yo estaba un poco encendido.

Abrí mi boca hasta que sonrió y supe que bromeaba. Intenté golpearlo mientras se reía y agarraba mis muñecas, sujetándolas y

frotando mis cicatrices, mirándome directamente a los ojos. El ambiente no

Forever Horan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora