Capítulo 6

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Lonely Heart - 5 seconds of summer

Lonely Heart - 5 seconds of summer

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Dexter.

El cuello me está matando.

Me muevo tratando de encontrar una mejor posición donde no sienta que me están arrancando la maldita cabeza, pero mi rodilla choca con algo caliente.

¿Eh?

Hago el vago intento de abrir mis ojos, pero me arden al intentar hacerlo, así que parpadeo varias veces hasta enfocar un cuadro de una foto con lo que parecen ser cuatro personas.

¿Qué?

Volteo la cabeza y veo a mi amigo desparramado sobre el sillón con una manta a la mitad del cuerpo.

¿Dónde estoy?

Adormilado me levanto y me estiro escuchando como algunos de mis huesos crujen, sintiéndome más relajado y atento.

El lugar está oscuro, pero echando un vistazo a la ventana puedo ver el amanecer acercarse.

¿Estoy en la casa de Leila?

Mi cerebro no procesa bien las cosas sin alimento en el estómago y más si es tan temprano como ahora.

Doy un solo paso tropezando con algo y cayendo sobre una mullida alfombra.

—Mierda. —me levanto como puedo y empujo con el brazo a Maxen.

—Levántate, creo que hoy hay clases y tengo hambre. —le susurro.

—Cinco minutos. —murmura.

—Tengo hambre, Maxen, necesito desayunar. Además, ya son las ocho, si no nos vamos ahora no llegaremos a tiempo. —le miento, ni siquiera sé qué hora es.

—Las ocho, Leila va a matarnos, no llegaremos a biología, y el proyecto... —dice alarmado tomando su celular y encendiéndolo, me rio al ver las muecas que hace por el brillo de la pantalla.

—Voy a matarte, en serio que lo haré. ¡Son las putas cinco de la mañana!

—Ah mira, qué cosas, ahora a buscar un lugar para desayunar.

Me fulmina con la mirada, pero justo cuando va a decir algo escuchamos un ruido de la parte de arriba.

—¿Crees que despertamos a Leila?

—Mejor, así podemos ir a desayunar los tres.

—Calma tu estómago y mejor salgamos de aquí antes de que su madre se despierte.

—Y buscaremos un lugar para desayunar. —tomo mi celular.

—Sí, sí ahora... —un golpe en seco lo interrumpe seguido de lo que parece ser un gemido.

Nos miramos con el ceño fruncido. Volvemos a escuchar el gemido, pero ahora un poco ahogado por un sollozo.

Camino hacia las escaleras y las subo cautelosamente. Los sollozos se vuelven más fuertes cuando me acerco a la primera puerta de la izquierda.

Al otro lado de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora