[Everybody talks]
Leila.
Es hoy.
Finalmente, el baile del catorce de febrero ha llegado.
Son las siete y media de la noche y Dexter no aprueba mi vestido, pensé que esto sería solo vestirme e irnos, pero solo con él tardamos dos horas en escoger entre una camisa negra o verde olivo.
—Es que le hace falta brillo, Leila —vuelve a reprocharme—. Es muy soso.
—Pero la otra opción tiene demasiado.
—¿Puedo ver tu armario? Seguramente hay algo ahí mejor que... eso. —mueve sus manos señalando lo que tengo puesto.
El vestido azul que llevo es ajustado hasta la cintura, a partir de ahí es suelto hasta un poco arriba de las rodillas.
—Por el amor a la pizza, ¿qué es esto? —saca un vestido negro, un poco ajustado de tirantes— Esto dice, úsame.
—No. —niego rotundamente.
—¿Qué? ¿Por qué no?
—Es muy corto. —vuelvo a negar.
—¿Corto? —asiento— Corto fue lo que duró mi primera vez.
Rio.
—Solo pruébatelo, por favor. —hace un puchero.
Suspiro y tomo el vestido, sé que si me niego él seguirá insistiendo y pues tarde, ya vamos.
Entro al baño y me cambio, para cuando salgo Dexter está de espaldas viéndose en el espejo.
Se gira y sus ojos se abren como platos.
—Santa madre de la belleza, te ves divina, no, lo que sigue —da una vuelta alrededor de mi inspeccionando todo—; pero que bien escondidas te tenías esas caderas. Mis ojos están a punto de colapsar por tanta belleza, es que, simplemente wow.
Me sonrojo ante sus palabras.
—Me siento muy ventilada. —es lo único que digo tras unos segundos de silencio donde solo me mira.
—Pues vale totalmente la pena, porque una maravilla de vestido así debe ser usado, es que haces que ese simple trapo se vea excelente.
—Ya calla, o no saldremos de aquí nunca.
—Tienes razón, seguramente Maxen ya está desesperado.
Antes de salir tomo un pequeño bolso en el que apenas entra mi celular pero que según Dexter combina con un pequeño lazo que tienen mis tacones de brillos plateados, agarro mis converse blancas y emprendemos el viaje a la escuela.
—No pasamos por Maxen. —digo una vez llegamos.
—Él dijo que llegaría por su cuenta.
No contesto y solo asiento.
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Al otro lado de la luna
Teen FictionCuenta la leyenda que los sentimientos más intensos y puros se pueden sentir al otro lado de la luna. ¿Será cierto? ¿Serán solo cuentos para niños?