Capítulo 7

154 19 45
                                    

Leila

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Leila.

Convivir con estos dos no ha estado nada mal, en especial en estos momentos.

—Díganle que me enfermé, que no pude asistir y que estaré en el hospital.

—Dexter, solo dile que no leíste el poemario. —Maxen lo anima a decirle la verdad.

Ayer, la chica que le gusta a Dexter le dijo que iría al baile con él si leía un libro corto. Como era de esperarse, se quedó dormido en la primera página.

—Pero así no querrá ir conmigo al baile.

—Pues vamos los tres, y listo. —le digo.

—No quiero dejar ir la oportunidad de bailar alguna estúpida canción lenta con ella. —reprocha.

—Pues si no te hubieras dormido estarías en este momento yendo hacia la biblioteca con confianza de que ella aceptaría. —le reprende Maxen.

—No fue mi culpa que fuera demasiado aburrido para mi gusto.

—Pues al parecer ningún tipo de libro es de tu gusto. —digo mientras bebo un poco más de mi jugo.

Estamos en la cafetería discutiendo el futuro amoroso de Dexter, que en lo personal parece que no llegará muy lejos.

—Me gustó el primer libro de Harry Potter, no puedes decir que ninguno es de mi gusto.

—Bueno, algo es algo. —alzo mis hombros sin mucho interés.

—Solo ve, es mejor ir que solo quedarte aquí a discutir. —dice Maxen mientras subraya algo en un libro.

—Pero ¿y si me rechaza? Hice toda una imagen mental de los dos en el baile y sinceramente me gusta mucho.

—Si no necesitara este libro para estudiar te juro que te daría un golpe con él, ¡Reacciona, Dexter! ¡Reacciona! Ve y dile que lo intentaste, que no pudiste pero que lo intentaste.

—Maxen, lo haces sonar muy fácil.

—Es fácil, solo mueves tu trasero, te levantas y comienzas a caminar. No veo mucha ciencia en eso.

—Pero...

—¡Solo ve! —gritamos al unísono.

—¡Ya! Voy a ir, pero no me griten.

Lo vemos salir por la puerta de la cafetería.

Observo a Maxen subrayar un par de cosas más hasta que alza su mirada.

—¿Qué? —me dice.

—Nada. —le doy otro sorbo a mi jugo.

Su mirada retiene la mía por unos segundos antes de volver al libro.

Vaya ojos.

Para qué negarlo, sus ojos son realmente bellos, el gris oscuro que enmarca su pupila pareciera degradarse hacia las orillas en algún tipo de verde, nunca había puesto tanta atención en unos ojos, en el ojo derecho unas pequeñas motas azules lo hacen ver más interesante.

Al otro lado de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora