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Advertencia
A partir de acá se van a empezar a tratar más seriamente los ataques de ansiedad y la disociación. Por favor, si esto te afecta de algún modo, no te obligues a leerlo, es por tu bien.

Gracias y espero que disfrute la lectura :)

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Mi corazón golpeaba mi pecho violentamente, o era que lo sentía más porque estaba demasiado concentrada en eso. Tal vez si lo hacía en otra cosa podría ignorarlo. Como en los temblores de mis manos y el pánico que se acentuaba en mi garganta; no podía tragar correctamente porque no se sentía completo, sentía que aun tenía algo ahí.

Estaba acostada en mi cama, ¿o era en el sofá de mi habitación? Tal vez estaba en la cabaña. No lo sabía, últimamente no sabía nada sobre mi, mi lugar en el mundo y mi propósito. ¿Era mi propósito en esta vida ser destruida? Tal vez eso era: que necesitaba ser destrozada para que otros pudieran crecer, volverse grandes y poderosos. Podría ser que ese era mi destino con Andrew, bajar para que él suba.

Andrew. Andrew. Andrew.

Perfecto Andrew. ¿Qué me hiciste? ¿Qué me harás?

¿Por qué se acercó a mi? ¿Por que preguntó eso? ¿Estaba tratando de hacer lo mismo que él? Comencé a sudar al recordar e imaginar. Andrew hizo y no hizo muchas cosas, tantas que llegaba un punto donde contarlas se volvía inútil, o yo me volvía inútil para contarlas. No podía hacerlo, ni siquiera sabía qué hora era. ¿Eran las 3 de la mañana, tal vez? La suave superficie debajo de mi estaba caliente, empapada en mi sudor. Yo estaba sentada, observando mis manos temblar y pensando en todo lo que lo que podría pasar.

¿Y si Drew me hacía el mismo daño? Podría ser que simplemente estaba esperando, acechando poco a poco para poder atraparme sin escape. Mordí mi labio ante esa posibilidad, había muchas formas en las que podría dejarme sin escape; cada tanto me tomaba el tiempo para pensar en ellas y pensar cual era la más próxima.

Sabía que estaba teniendo un ataque de ansiedad. El corazón palpitante, el sudor, el sobre pensar todo, mi cerebro imaginando situaciones, mintiéndome. Pero este era distinto, más difícil de comprender. Mi psicólogo me había ayudado a entenderlos y manejarlos, pero esto no lo podía manejar.

Me sentía incapaz de colocarme en un tiempo y espacio en concreto, mis recuerdos, pensamientos y acciones se mezclaban. Lo que viví de niña se mezclaba con lo de la semana pasada. Me veía a mi, con un vestido rosa con ocho, trece y dieciséis años al mismo tiempo. Memorias venían increíblemente rápido, como si estuviese pasando los canales rápidamente. Manos, voces, vestidos cortos, golpes de puertas. No entendía nada.

No sentía como que yo estuviera viviendo eso. Pero yo sabía que lo había vivido, ¿por qué otro motivo estaría así? Tal vez estaba a punto de desconectarme del mundo, de por fin terminarlo, pero no se sentía así. Se sentía como si estuviese perdida, en medio de un bosque de recuerdos. No me sentía yo, mi mente parecía controlada por un control remoto.

¿Porque la imagen de Andrew comiendo una galleta aparecía al mismo tiempo que una mía tirando a la basura un vestido? ¿Era yo la que estaba recostada llorando? ¿Dónde estaba? No me sentía con los pies en la tierra, parecía flotando en algún lugar externo.

Mi cabeza dolía demasiado, pero ese dolor que te provoca estudiar mucho, pensar demasiado. Yo no estaba pensando demasiado, al menos no sentía como si lo estuviera. Simplemente, los recuerdos venían, no los buscaba. Había cosas que yo no recordaba haber vivido, ¿eran un sueño? Tal vez sí, tal vez todo era un sueño y yo en realidad seguía teniendo nueve y estaba recostada en mi cama, simplemente en una pesadilla. Tal vez me despertaría con el olor a pancakes y con mamá en el desayunador.

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2023 ⏰

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El chico que lloró en las estrellas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora