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La dulce melodía resonaba por cada parte de ese espacioso salón,  dos jóvenes bailando al compás de la música luciendo hermosos trajes de las telas más finas que pudieran existir. Jimin sentía una enorme conexión con esa persona que lo acompañaba en la suave y tranquila pieza, no podía dejar de ver sus bellos ojos y sus rosados labios. Un beso estaba por dar inicio,  hasta que una sombra comenzó a apoderarse de la habitación haciendo que todas las cosas desaparecieran y por supuesto, su pareja también. Intentaba correr pero parecía permanecer en el mismo lugar, inmóvil, gritaba por ayuda pero nadie aparecía, sentía su voz romperse y de momento había dejado de escucharse.
Había quedado mudo y eso le causó aún más desesperación, nadie podía escucharlo y mucho menos verlo, comenzó a llorar.



Un estruendo se escuchó a la habitación de a lado, IU preocupada se levantó y corriendo fue la habitación de su pequeño hermano. Ahí lo pudo encontrar revolcándose en el suelo siendo un mar de llanto, ella se acercó y lo abrazó intentando calmarlo pero este no se dejaba, de algún modo intentaba sacarse de su agarre pero ella no se lo permitía hasta que llegó el momento en el que Jimin se rindió.
— ¿Por qué me sucede esto?.
Preguntó entre lágrimas abrazando con fuerza a su hermana la cual sintió una opresión en el pecho y rompióa llorar, la pesadilla parecía no terminar jamás, al abrir los ojos la oscuridad permanecía ahí. Cada día que pasaba se volvía más tortuoso para el Omega, sentía que la ceguera estaba matando poco a poco sus sueños y esperanzas de algún día poder tener una vida como todos los demás, de tener un alfa y de tener una familia como siempre lo había querido.

Las esperanzas de que ese alfa se fijara en el estaban extinguiendose, a el no le gustaría tener un omega como el para compartir su vida, seguro todas esas chicas que lo rodean eran el mejor partido para el. Sus días estaban contados.
Las prendas del alfa se mantenían bajo su almohada, su aroma podía calmarlo aunque sea un poco, podía olvidar por momentos su condición y solo imaginar el suave tacto de su alfa.

Por otra parte el mencionado miraba atento el conejo rosado que hace unos días el omega le había dado, no era algo muy común pero poco a poco empezó a tomarle aprecio y llevarlo a casi todos lados oculto obviamente.
Era demasiado estúpido lo que estaba haciendo, se estaba comportando como un niño al haber aceptado una patética apuesta por un auto, Jimin no merecía ese trato tan cruel.
Tomó su teléfono y sin pensarlo contactó a Yoongi para charlar.

—Amigo que horas son estas de llam-
—No quiero hacerlo.
—¿Qué mierda?
— No voy a acostarme con Jimin para cumplir con una apuesta, puedes decirle a todos que renuncié e inventarte algo para dejarme en ridículo pero no voy a hacerlo.

Ni siquiera dejó hablar a su amigo pues finalizó la llamada a los pocos segundos de decir lo que tenia que decir, lanzó el teléfono hacía un lado de la cama y se dispuso a mirar el techo de nuevo.















Hojas en tonos calidos empezaron a llenar los espacios del campus, el otoño había llegado y dos chicos en específico caminaban en direcciones opuestas haciendo inevitable encontrarse por uno de los pasillos. El omega al sentir su aroma de inmediato detuvo su paso frente al alfa extendiendo entre sus pequeñas manitas unas prendas perfectamente dobladas, limpias y bien perfumadas con el aroma del omega. El mayor de ambos las tomó y las guardo rápidamente en su mochila sin decir alguna palabra como era de costumbre entre ellos, Jimin estaba más que acostumbrado al silencio del chico y simplemente sonrío.

—Fue un lío para que mi hermana accediera a lavarlas después de saber que eran tuyas, pero finalmente la convencí. Espero que te guste el aroma a durazno del detergente.

Mencionó y se retiró de la vista del mayor. A los pocos segundos pudo sentir como alguien le tomaba del brazo y caminaba junto a él.

— No debiste molestarla, después de todo yo no le agrado. — Era Jeon.
— Era lo menos que podía hacer después de que me ayudaste ese día que olvidé mi ropa.— Olvidar, si cómo no. Ahora que lo recordaba tenía algo pendiente con una chica castaña en particular.

— Debo irme.— Soltó el brazo del chico y se retiró de ahí con paso acelerado a su aula. Taehyung, quién desde un principio sabía lo que se traían esos dos solo pudo mirar con desprecio al Alfa, estaba asustado de lo que le pudo haber hecho a su mejor amigo.

El pelinegro se acercó con el semblante serio hacía su grupo de amigos, la castaña de nombre Jennie sonrió al verlo acercándose a el para recibirlo con un beso, pero fue interrumpido con un Jeon jalando su cuerpo sin ningún cuidado hacía los baños, cerró la puerta con pestillo y azotó a la mujer contra uno de los cubículos.
—Espero que hayas aprendido a dejar de hacer tus porquerías con alguien que no te ha hecho absolutamente nada.— Gruñó el alfa apretando los dientes, de tan solo verla podía sentir su sangre hervir.

—¡Jeon Jungkook te estas comportando como un idiota! Hacerme pasar vergüenza enfrente de toda la escuela trayendome aquí como si fuera un trapo, ¿desde cuando te importa lo que le haga a tus pretendientes? O me vas a negar que no sabes que ese chico babea por ti.— Las palabras de la chica solo lo hicieron enfadar más, que descaro que siguiera con ese sucio juego.
— Aléjate de el, no me gustaría que tuviera el mismo destino que tu querido Yugyeom.—

Jennie río al ver la cara de Jeon, había ganado aquella discusión. Sabia como mantener controlado a su chico, sin más se acercó a el y lo beso enredando sus brazos alrededor de su cuello, el joven a duras penas pudo corresponder.

No podía pasar de nuevo.

En otro de los cubículos hacia una chica tapando su boca para no soltar palabra alguna y hacer acto de presencia, estaba petrificada de lo que había escuchado.








Moon Blind ; KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora