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No sabía porqué había hecho eso con Changbin, solamente se dejó llevar por el calor del momento. Aún sentía la parte baja adolorida, como si recién lo acabaran de hacer.

— ¿Qué sucede?— Le preguntó Minho.

Si, ahora estaba como si nada acostado junto a su ex. No habían hecho nada, solo estaban viendo una serie en la televisión de la habitación. Se sentía culpable por lo que había hecho, pero de alguna forma quería volver a sentir al bajito.

— Nada, solo me duele la espalda. — Mintió, le dolía el trasero.

— Si quieres te puedo hacer masajes, mi madre me los hacía en estas situaciones.

— Está bien.

Lo hizo sentarse, y comenzó acariciar la espalda del menor. La sensación no era mala, pero el masaje no le estaba sintiendo para el dolor que sentía abajo. De repente unos labios se colocaron en su nuca, pero su corazón no se aceleró.

— Minnie ¿Qué te parece reencontrarnos de nuevo? — Siguió repartiendo besos por su nuca y cuello.

— Min, no creo que sea buena idea. — Respondió algo nervioso.

Estaba asustado. Su corazón no latía con fuerza como aquellas veces, seguía normal. No sentía calor, ni las mariposas, tampoco cariño.

— Está bien. — Dijo de repente, necesitaba encontrar respuestas a su malestar.

Sabía que su trasero dolería el triple, pero realmente le asustaba la idea de no sentir nada con las acciones de Lee.

Le besó con intensidad, dándolo todo, pero... ¿Por qué no sentía la llama en su interior? Antes con algunos toques o con simples palabras lo lograba sin problema, todo era extraño. A pesar de querer intentar seguir, no pudo.

— Lo siento.— Dijo mientras lo separaba. Estaban sin ropa, nunca les había pasado esto. — Min, no puedo.

— No te disculpes.— Intentó tranquilizarlo. — Sabes que no te forzaría a nada. — Le dio un pequeño beso en la frente.

Por alguna razón quería los brazos musculosos del bajito nuevamente, quería la delicadeza de sus caricias y los besos dulces. Era abrazado por la espalda con las brazos de su amado mientras pensaba en otra persona, quería llorar.

Hace rato Seo lo ignoraba

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Hace rato Seo lo ignoraba. Le esquivaba la mirada, los temas de conversación, hasta intentaba que no se cruzaran por la casa. Todo pasaba nuevamente, como el día después de la borrachera, hacía como si nada hubiera pasado. Pero ambos no podían olvidar lo que hicieron aquella tarde, en donde unieron sus cuerpos luego de intentar solucionar las cosas.

Changbin sabía que Kim estaba completamente enamorado de Minho, así que le pareció absurdo seguir intentando convivir con el menor. Sabía que si se quedaban solos otra vez, volverían a cometer esos actos. Siempre intentaba quedarse en casa, al ver que Seungmin salía con frecuencia.

Pero ese día fue distinto. Estaba recostado sobre el sillón, se había quedado dormido viendo una película. Sus amigos habían ido a una fiesta, pero él no estaba de ánimos para ir. Cuando salieron, él ya estaba plácidamente dormido en el sofá. Para su mala suerte, Seungmin había decidido quedarse.

— Bin.— Lo llamaba una voz conocida, pensó que era un sueño. — Despierta Bin.— Esa vos seguía llamándolo, pero la ignoraba. Sintió que alguien le pegaba con una almohada. — Por dios, despierta Changbin.

Abrió sus ojos asustado, encontrándose con la hermosa figura del menor. Su corazón palpitó alegre al verlo, sus mejillas se tornaron color carmín, y un suave suspiro salió de sus labios. Pero no debía darle atención, no quería interrumpir en la futura relación que iba a tener el chico.

— ¿Qué quieres?— Intentó sonar molesto, intentando ocultar su ternura.

— Creo que hay una cucaracha en el baño.— Lloriqueó. — ¿La puedes matar? Porfi. — Juntó sus manos formando una súplica.

Al mayor rodeó los ojos y se levantó con pesadez del sillón. Subió las escaleras con Kim siguiéndolo cual perro, se vía muy adorable. Ambos entraron al baño con cuidado, a ninguno le gustaban los bichos.

— ¿Dónde dijiste que estaba?— Preguntó mirando atentamente todo a su alrededor.

— Cerca de la bañera.— Sostenía la remera de Changbin en busca de consuelo.

El musculoso se acercó con cuidado aquél lugar, solo rezaba porque no fuera de las que vuelan. Buscó con la mirada al insecto, pero no lo encontraba por ningún lado.

— Binnie.— Tartamudeó Kim.

— Shh, cierra la boca que no la encuentro. — Miraba el lugar con detenimiento, esa cosa debería aparecer antes de que amanezca con él.

— ¡BIN, LA TIENES EN EL PANTALÓN!— Chilló el chico, empezando a saltar con miedo.

— ¡AH, QUÍTAMELA TONTO, QUÍTAMELA!— Comenzó a gritar Changbin, estaba en un estado de pánico.

Sacudió su cuerpo en busca de que la cucaracha se desprendiera de su cuerpo, en eso terminó sobre Seungmin. El bicho ya había sido aplastado con la caída, por suerte con la punta de sus zapatillas.

Sus narices se rozaban y sus corazones palpitaran con fuerza. Aquél calor que el menor no sintió con los besos de su ex, lo sintió con un simple roce. 

Al intentar levantarse con rapidez, hizo que cayera de nuevo, esta vez terminando con un pequeño beso. La calidez que sentían era demasiada, sus pechos se sentían plenos.

— Lo siento, fue un accidente.— Dijo Changbin con nerviosismo mientras se levantaba. — De verdad lo siento, me resbalé y-

— Hazlo de nuevo. — Interrumpió. Quería saber si se sintió así por el impacto, pero más que nada quería esa calidez.

— No es buena idea.— Comentó el bajito. Por más que quisiera no podía aceptarlo.

— Solo hazlo. — Tomó los costados de la remera contraria para atraerlo.

Nuevamente sus rostros estaban muy cerca, sus respiraciones chocaban. Ese calor volvió apoderarse del menor, quien por impulso rompió la distancia. Changbin, a pesar de querer separarse, no pudo, se terminó rindiendo ante aquellos labios.

Al principio fue algo suave, algo que fluía lentamente, pero luego las cosas comenzaron a subir de tono. Había mordidas y lenguas en el medio, era como una batalla campal por quien tomaba el control. Sus manos no se mantenían quietas, solo recorrían la espalda del chico, mientras que el otro tomaba los cabellos negros para poder sentirlo mejor.

Ardía, realmente ardía en llamas con ese beso. Sentía que no podía parar, la calidez que sentía su cuerpo era insoportable. No sabía que le había hecho Changbin para que se sintiera tan bien.

Por otro lado, el musculoso se sentía en las nubes. Parecía que su corazón saldría de su pecho, pero a la vez sentía paz. Era como estar borracho, bajo los efectos de unos labios muy apetitosos. Sabía que no estaba bien, pero realmente no quería parar con las maravillas que estaba sintiendo.

GRADUATES || SEUNGBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora