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La luz del sol pasaba por el pequeño espacio entre las cortinas de aquella habitación de hotel. El ambiente era sumamente cálido, muy agradable y tranquilizador.

Esa noche decidió pasarla con quien realmente amaba, sin pensar en lo demás, solo ellos. Quería olvidarse de la oportunidad dada, de las ilusiones, de todo lo que tuviera que ver con Lee, mas que nada la última conversación en el bar.

Su cuerpo dolía por la acción realizada cuando la luz del sol no estaba, pero de igual manera todo valía la pena. Estar entre esos brazos grandes lo mantenía en paz, más que nada por la sensación de calidez que emanaba aquél cuerpo junto al suyo.

Se miraban con una sonrisa llena de amor y sinceridad, no se arrepentían de nada. Después de todo, ellos habían tenido la mejor noche de su vida.

— Buenos días.— Sonrió Kim dándole un pequeño "poop" a la nariz del musculoso.

— Buenos días.— Respondió de igual manera. — ¿Cómo te sientes?

— Muy bien, estoy contigo. — Apoyó su cabeza en aquél pecho trabajado. — ¿Tu cómo dormiste?

— Como los mismos dioses.— Depositó un pequeño beso en la cabellera del menor.

Se quedaron en un silencio cómodo. Seo aún no sabía porqué su amado había llorado esa noche, porqué lo miraba con dolor, con mucha angustia.

— Minnie ¿Por qué llorabas ayer?

— Al parecer él sabe que no siento lo mismo.— Suspiró intentando no frustrarse. — Me pidió que le diga lo que realmente siento cuando termine la semana. Además te vi con una chica y...

— ¿Celos?— El pequeño asintió con la cabeza. — No tienes de que preocuparte, solo tengo ojos para tí.

— Sobre Minho... No es que me moleste que lo sepa, sino que tengo miedo de seguir estando con él esta semana. — Miró a Changbin. — ¿No sería extraño seguir con así con él cuando sabe que no siento lo mismo?

— Si, pero tú sabes que se lo puedes comentar. — Se sentó dejando su espalda en la cabecera de la cama. — No tengas miedo, no tienes que temer a decir lo que piensas.

Kim lo observaba desde su lugar. El azabache tenía razón, no tenía porqué darle miedo. Antes por esa razón casi arruina su amistad de primos con Jisung, ya no quería que vuelva a pasar algo similar.

Pidieron el desayuno desde el teléfono que se encontraba en la mesita de luz, y desayunaron en tranquilidad pura. Sabían que luego de salir tendrían que hablar con Lee. Luego de comer y vestirse, los chicos pidieron un taxi para volver a la casa.

El viaje fue bastante relajado, ambos hablaron de cosas triviales entre caricias. Pero la cabeza de Seungmin era un caos, no quería decirle, no quería lastimarlo, pero a la vez no quería seguir jugando a ser la pareja perfecta con Minho.

Cada vez que estaban más cerca de la casa, su corazón se aceleraba cada vez mas. Sus manos temblaban y su pie tocaba el piso del auto con rapidez. El musculoso al ver esto, decidió rodearlo por la cintura y darle pequeños besos en su cara, quería distraerlo hasta que llegue el momento.

— Minnie, sabes que no es necesario decírselo ahora. Puedes tomarte el tiempo que necesites ¿Si?— Con su otra mano acariciaba su cabello cariñosamente.

Los dos estaban nerviosos, más que nada por la respuesta que daría el mayor. Pero el bajito trataba de no pensar tanto en ello, después de todo, si lo amaba lo tendría que dejar ser felíz con quien desee.

El auto estacionó en la puerta, ya habían llegado. Con las manos temblorosas, Seo pagó el viaje y bajaron del vehículo, quien luego de contar los billetes siguió su camino.

Antes de entrar, se tomaron de las manos y se dedicaron una sonrisa llena de apoyo. Luego, Kim tomó su copia de las llaves y abrió la puerta. Su corazón latía rápidamente, estaba tan nervioso que no pudo poner un pie dentro de la casa.

— ¿Seungmin?— Lo llamó Hwang, viendo que sus manos estaban entrelazadas con las de su amigo. No quiso decir nada al respecto, así que solo se dirigió a la cocina.

Con ayuda de Changbin, pudo entrar a paso lento. Su mano apretó fuertemente la de su acompañante, la cual también temblaba del terror.

Al ver que nadie más que Hyunjin estaba despierto, decidieron sentarse en el sillón a esperar. Tenían la respiración pesada, suspiraban a cada rato tratando de no estar más asustados de lo que estaban.

Escucharon unas pisadas lentas por las escaleras, era él. Al terminar de bajar los vió sabiendo lo que iban a decir, no era tonto. Hace rato los notaba más juntos de lo normal, y en la noche, un Yang ebrio rebeló todo lo que sabía de ellos.

— Minho ¿Podemos hablar?— Dijo Kim luego de unos minutos en silencio incómodo.

— Sé lo que dirás.— Le respondió en un suspiro. — Te perdí por completo ¿No es así?

— Podemos ser amigos si lo deseas. — Comentó nervioso.

— Prefiero no verte hasta superarte. — Le sonrió. Entendía que ya no lo amaba, entendía que no podía hacer nada para que esos sentimientos vuelvan. — Minnie ¿Tu me diste la oportunidad por qué me amabas o solo por capricho?

— En ese momento estaba dispuesto a volver contigo, te quería.— Miró a Changbin, quien solo escuchaba todo en silencio. — Pero al momento de estar contigo ya no era lo mismo, de verdad lo siento.

— No tienes de que disculparte, entiendo completamente lo que quieres decir. — Suspiró. — El amor no dura para siempre en la mayoría de casos.

Quedaron en silencio nuevamente, los demás solo miraban la escena desde las escaleras o desde la cocina. Todos estaban ya despiertos, algunos por la sorpresa de la charla que estaban manteniendo. Yang estaba boquiabierto, pensaba que se lo iba a tomar a mal, que los mandaría a la mierda, pero no fué así.

El menor en la noche lo había visto poniendo sus pertenencias en su maleta, cosa que se le hizo extraña, en ese momento fue en donde reveló todo. No lo vió llorar, solo tenía una mirada llena de tristeza. Sabía que esperaría a que Kim le contara todo para irse, no era tonto.

— Me iré por la tarde.— Soltó Minho. — Necesito un poco de tiempo. — Luego de eso subió a la habitación.

GRADUATES || SEUNGBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora