FINAL

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Era temprano en la mañana cuando una sensación de lamer húmeda y viscosa se sentía en mi mejilla. Me asusté, mis ojos se abrieron mientras me senté en shock. Me encontré cara a cara con un cachorro de aspecto desaliñado, blanco y negro. Y ahí fue cuando me di cuenta de quién era ese perro.

–¡Jennie! ¡Oscar! ¡Despierten! – Yo ya estaba despierta, pero Oscar, que babeó por todo el cuello y el pecho, cansadamente se frotó los ojos mientras se sentó también.

Su sonrisa apareció cuando vio a los dos miembros de la familia más delante de él, que por supuesto eran Sydney y Lisa. Sonrió al verlos, Sydney es mi primera respuesta.

–Oye–le susurré mientras se sentaba frente a mí.

–¿Estás bien?

–Estoy bien. – Ella se rió con gusto, y Lisa le besó la frente.

–Lo siento mucho. No debería haberte dejado comer ese camarón.

–Valió la pena. Fue un camarón muy rico, para ser honesta. – Se encogió de humor, lo que me hizo llevarla a un abrazo.

–Estaba tan preocupada. –Murmuré mientras mi cara estaba presionada en el costado de su cabeza, y caí de nuevo en el colchón con ella.

–Así que, ¿todos vamos a volver a la cama ahora? ¿Qué hay de tu nuevo perro? –Los brazos de Lisa cruzados en falsa ira, con el labio inferior haciendo puchero.

Le sonreí, mirando su pelo alborotado.

–¡El perro! – Oscar de repente se dio cuenta, y saltó para avivarlo con ternura.

Sydney se liberó de mi firme comprensión y ambos centraron su atención en él.

–¿Cómo van a llamarlo? –Lisa preguntó por curiosidad.

–Como Sydney quiera llamarlo– Oscar fue el primero en hablar con mirada agradecida ahora que sabía que su hermana estaba a salvo. –Mientras ella sea feliz, no me importa.

–¿Qué? – Ella se rió de él, pero él envolvió sus brazos alrededor de ella.

–Estoy tan contento de que estés bien. –Sydney le empujó a Oscar.

–Me alegro de poder nombrar al perro. Quiero ponerle un nombre raro, así como mami lo es, así que voy a llamarlo Kuma, ¿de acuerdo? –Los ojos de Sydney se ensancharon en Lisa para obtener su permiso.

–Bien. –Lisa se quemó las fosas nasales y se encogió de hombros.

–¿Podemos llevar a Kuma al jardín, mami? – dijo Sydney.

–Sólo asegúrate de que las puertas estén cerradas, así "Kuma" no puede salir. Y si llueve una sola gota, entonces estás de vuelta dentro. ¿Me oyes?

–Sí Mami, te oímos. –Ambos hablaron al unísono y desaparecieron rápidamente.

Tan pronto como ambos se fueron me acerqué a Lisa y envolví mis brazos alrededor de su cuello, tirándola hacia mí.

–Te extrañé. ¿A qué hora llegaron?

–Alrededor de ocho. Sydney sólo quería traer al perro, así que fuimos por él y volvimos aquí. No he dormido en veintisiete horas. He estado bebiendo red bull toda la noche.

–No deberías beber esas cosas–susurré con preocupación y seguí mis yemas de los dedos hasta la mandíbula, colocándose un pequeño beso. –¿Estás cansada?

–Algo así, no me importa. Me alegro de estar en casa. – Sonrió y levantó los dedos a mi cabello retirando la liga, dejando caer mi pelo.

Mi cabello cayó a mi pecho, y lo rozó como su palma de la mano entrelazada alrededor de mi mejilla.

Llámame papi 2 - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora