Kuroken week (2021)

Día 1: College!Au

Un pequeño apunte antes de empezar a leer. Aquí, los personajes son mayores de edad y, por ende, van a la universidad. Sin embargo, los equipos tienen el nombre de los de secundaria (es decir, en este caso, Kuroo va al Nekoma y Bokuto al Fukurodani). En este AU, nadie se dedica profesionalmente al voleibol, pero lo juegan como pasatiempo

Kenma no juega al volley, sino que es un estudiante universitario normal. Puede asistir a clases gracias a una beca, pero, como ve que la va a perder, decide meterse es un trabajo para ganarse algo de dinero y así poder permitirse esos gastos

También es posible que las cosas vayan un poquitín rápidas, pero el os me quedaba algo soso si no metía algo de fluff

Ahora ya sí, les dejo disfrutar del primer día. Espero que les guste!! <3

Kenma suspiró, hastiado. Le dolían los músculos y, a juzgar por los números que marcaban el reloj de su pulsera, todavía le quedaban dos intensas horas antes de poder salir para cenar. Lo odiaba, odiaba ese trabajo con todo su ser. Había pensado una infinidad de veces en renunciar, mas su situación económica no le permitiría vivir por su cuenta por mucho tiempo —y pedir ayuda a su familia no era una opción—.

«Solo unos meses más y podré pagarme la matrícula», pensó, estirando su anatomía contraída y dejando la escoba que había estado usando para limpiar el local apoyada en una pared. Tras aquello, se cambió de ropa, poniéndose el ridículo uniforme (En serio, Kenma estaba seguro de que, si algún diseñador viese el estampado verde moco que les obligaban a llevar, le daría un telele) y salió de la despensa, saludando con una inclinación de cabeza a sus compañeros.

—¡Kozume! —Ishida, un joven algo mayor que él y de unos hipnóticos orbes celestes le nombró, haciéndose a un lado para permitirle paso al otro lado de la barra—. ¿Cómo van los estudios?

—Bien, supongo —respondió el menor, encogiéndose de hombros. No era un tema que le gustara tocar, sobre todo ahora que sabía que estaba a nada de perder la beca que tanto le había costado conseguir.

Ishida asintió, pasándole a Kenma un trozo de papel en el que su otra compañera había escrito uno de los comandos del día.

—¡Me alegro! —Sonrió—. ¿Te encargas tú de este? La mesa cinco está dando algo de problemas y estoy prestando atención por si me toca sacar la escoba. —Sacó la lengua con un deje juguetón.

Kozume no respondió. Sabía que aquella amenaza no iba en serio, puesto que su jefe le frenaría los pies antes incluso de haber podido ir a por la extravagante arma en cuestión. Después, le despediría sin reparo alguno y, al día siguiente, ya habría alguien reemplazándole. Así era ese negocio: una mierda —pero una mierda para la que, sorprendentemente, trabajaba mucha gente—.

—No te debería de sorprender eso, Kozume —le había respondido Ishida cuando Kenma le había preguntado sobre aquello algunas semanas atrás—. No deja de ser el único restaurante de la ciudad que está abierto todo el día, con su propia conexión Wifi y todo.