Día 6: Friends to lovers

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Nota 2024: no pensaba tener que añadir una nota a esta week casi tres años después, pero aquí estoy. Noté que no mucha gente había leído la nota al final del día anterior en la que avisaba de la dinámica de este día, así que creo que mejor añadir esa información aquí también para que no haya más sorpresas. En este día se incluye contenido de la ship bokuakakuroken como una relación poliamorosa. Si bien no se desarrolla esta en sí misma (no deja de ser la kuroken week), sí que se incluyen algunas escenas/menciones. Espero que disfruten de la lectura y gracias por haber apoyado tanto esta obra

Kenma siempre se había preguntado cómo es que había sido tan afortunado como para haber conseguido a un mejor amigo como Kuroo Tetsurō. A la vista de todos, el azabache y él eran como la noche y el día, el agua y el aceite, el yin y el yang. Mientras que Kenma adoraba a los gatos con todo su ser —e incluso llegaba a identificarse a veces con los mismos—, Kuroo era más de perros. Mientras que Kenma odiaba estudiar y todo el esfuerzo físico y mental que esto conllevaba, Kuroo disfrutaba de las ciencias y no le importaba tragarse toneladas y toneladas de información sobre las susodichas en una misma semana. Mientras que Kenma había desarrollado una fobia social terrible e intentaba por todos los medios aislarse del ambiente que le rodeaba, Kuroo era una persona extrovertida con la que era fácil llevarse bien. Cuando el mayor le habló por primera vez del voleibol, con un brillo de ilusión adornando sus luceros, Kozume supo que no se podía negar, quizás por miedo a perder al único amigo que tenía en esos momentos, quizás porque simplemente no quería eliminar la felicidad que carcomía al otro.

No fue sencillo comenzar a practicar un deporte desde cero, no cuando su cuerpo era de todo menos atlético y su resistencia física era prácticamente nula. La mera presencia de Kuro, sin embargo, le ayudaba a proseguir; él tenía ese extraño efecto en las personas. Le motivaba con el campo que Kenma más conocía: los videojuegos, accediendo a pasarse tres tardes por semana a su casa para que le mostrase lo mucho que había avanzado en sus partidas y, a su vez, enfrentarse entre ellos en aquellos juegos en los que se permitía el modo multijugador. Fue casi inercia que Kenma se apuntase a la misma secundaria que el azabache, incluso si eso implicaba continuar con el voleibol un año más.

El primer curso fue algo complicado, sobre todo por el hecho de que, ahora, su equipo era mucho más serio y le exigían un mayor compromiso que en la escuela media. No entendía por qué le habían asignado el puesto de colocador, siendo que tampoco era tan bueno a la hora de establecer jugadas, pero al menos agradecía que ya tuviesen por líbero a un chico de segundo año, amigo de Tetsurō, cubriendo así la posición que más esfuerzo físico requería bajo su criterio —junto con el de bloqueador central, pero ahí su estatura había jugado a su favor—. Fue su mejor amigo el que le convenció de que no lo dejara, incluso aunque estaba teniendo problemas para congeniar con sus mayores. Pero, como siempre, Kenma se dejó hacer, porque, una vez más, Kuroo tenía ese efecto en la gente, los dotes que caracterizaban a un buen líder.

Cuando el Nekoma se juntó con las otras escuelas de la zona para entrenar, Kenma descubrió que el círculo de amigos de Kuroo iba mucho más allá de lo que era consciente. Su sorpresa vino convertida en un muchacho de complexión grande y robusta, con el cabello extrañamente peinado hacia arriba y una actitud alegre y vivaracha. Se lanzó a abrazar a Kuroo nada más lo vio entrar por la puerta, alegando que había extrañado al único chico que había sido capaz de parar uno de sus rectos. Por aquel entonces, el Bokuto que era conocido a nivel nacional todavía no había nacido, pero ya dotaba de una gran fuerza de remate, sobre todo gracias al nuevo armador del Fukurodani, Akaashi Keiji.

Kuroken week (2021)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora