Día 7: Free day

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Alerta de contenido algo explícito a continuación. Les iba a decir que leyeran con precaución, pero sé que me van a ignorar y lo van a leer igual así que disfruten de la comida, supongo

Los primeros rayos del sol matutino se colaron por las cortinas entreabiertas de la habitación, deteniéndose directamente sobre el rostro de un muchacho de hebras bicolores

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Los primeros rayos del sol matutino se colaron por las cortinas entreabiertas de la habitación, deteniéndose directamente sobre el rostro de un muchacho de hebras bicolores. Este arrugó la nariz, despertándose a causa de la repentina claridad. Hizo ademán  de volverse a dormir, mecido de nuevo por el mundo de los sueños y unos fuertes brazos que le apresaban contra un pecho varonil. Sin embargo, tras haberse intentado acomodar alrededor de cinco veces para ignorar la luz y no tener que levantarse, Kenma descubrió que era una tarea inútil.

Kuroo roncaba plácidamente sobre su oído, con su cabello azabache desparramado por la almohada. Se había abrazado al menor como si de un osito de peluche se tratara, pasando incluso una pierna por encima de su cadera para apegarlo más hacia sí. Si hubiese sido en cualquier otra época del año, Kozume le habría intentado alejar a base de arañazos y almohadazos que había aprendido jugando al Mortal Kombat, pero las primeras heladas ya se habían dejado caer por Japón, agradeciendo, entonces, tener por novio a un calefactor humano.

Una lástima que no solo tuviese la función de calentarle, el creador había sido lo suficientemente graciosillo como para dotarle también de un sentido del humor similar a aquellos que se reían por el vídeo de un pan cayéndose.

Ahora que ya sabía que le esperaba un cruel y aterrador destino —ya que, por desgracia, no podía asesinar al sol—, le tocaba la acción más difícil de todas: liberarse del agarre de Tetsurō. Intentó hacer lo que siempre hacía, aflojando con sus manos la atadura de los dedos contrarios sobre su cuerpo y encontrando así la forma de serpentear hacia la salida, pero, o Kuroo realmente se había puesto demasiado cariñoso de forma inconsciente o había descubierto que en su antigua vida había sido una boa constrictora y quería seguir sus pasos. Conociéndole, podría llegar a ser una mezcla de ambas.

—Tetsu... —murmuró en voz baja, aún luchando contra el sueño—. Despierta...

El hombre que se encontraba debajo de él gruñó al reconocer su voz, reposicionándose para estar de medio lado, sin dejarle ningún tipo de escapatoria al rubio. Este frunció el ceño, picoteando la mejilla de Kuroo con su dedo para llamar su atención.

—¡Ew! ¡¿Me has chupado?! —exclamó, limpiándose rápidamente la extremidad mencionada en la camiseta del otro.

Kuroo se rio, su voz sonando algo más rasgada por el sueño, causando un remolino de sensaciones en el interior del pecho de Kenma.

—Qué ruidoso eres por la mañana... —se quejó, abrazando a Kenma una vez más y refrotando su mejilla contra su cabello.

—Solo lo soy con los idiotas que se creen lo suficientemente especiales por ser mis novios como para poder chuparme el dedo y salir ilesos de ello —dijo, hinchando los mofletes.

Kuroken week (2021)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora