Kuroken week (2021)

Día 4: Trapped together

Voy a empezar a llamar a esto la Kuroken hurt/comfort week y así nos dejamos de historias (? Bueno, eso, este one-shot conteniene la descripción más o menos explícita de un ataque de ansiedad, así que procedan a leer con preocupación si este tema les afecta

Kenma odiaba el confinamiento. Bueno, no, quizás odiar era una palabra demasiado fuerte —además de que él siempre se había considerado una persona más bien casera—, pero aborrecía la sensación de no poder salir a menos que fuese estrictamente necesario. No le malinterpreten, no iba a salir igualmente, pero al menos le gustaría poder contar con la opción de hacerlo. Lo único bueno que la maldita cuarentena le había traído era que ahora podía dedicarse prácticamente el día completo a hacer directos en Twitch y, lo que había comenzado como un simple pasatiempo, se había convertido en su trabajo.

Sus directos solían durar todo el día, haciendo pequeñas pausas para comer y dormir, así como asearse cuando ya se sentía demasiado maloliente. Tenía horarios colgados en sus redes sociales con la información clasificada por semanas, puesto que iba jugando diferentes juegos o realizando otras actividades según la hora. Por ejemplo, por las mañanas se solía entretener jugando a algún juego de terror que le recomendaban sus espectadores, mientras que, en la madrugada, se entretenía con cosas más relajadas como el nuevo Animal Crossing.

Gracias a su continua actividad, su canal había crecido muchísimo, incluso tenía que contar con la ayuda de seguidores de confianza para poder mantener el orden en el chat.

—Estáis locos —comentaba el chico mientras leía lo que la gente le ponía—. ¿Por qué preferiría a Godzilla? Olvidáis el hecho de que King Kong es un gorila gigante.

Kenma no mostraba nunca su cara en los directos, no se sentía preparado para hacerlo. Muchos de sus seguidores le habían recomentado hacerse algo llamado «VTuber», pero el bicolor no conocía a ningún dibujante que le pudiese hacer uno —y tampoco era plan de ponerse él mismo a hacerlo—. Por ello, su chat tenía que contentarse con escuchar la voz del chico e imaginarse lo demás.

—Chat, ya sabéis que los días de Outlast son los miércoles por la mañana, esta noche es para charlar tranquilamente —se quejaba, tanteando por su mesa hasta dar con una taza de café frío.

Esbozó una sonrisa ladina cuando vio que sus moderadores estaban repitiendo lo que había dicho, haciendo hincapié en que los horarios debían respetarse. Era la única forma que Kozume había encontrado para poder llevar un oficio tan demandante sin tener que dejarlo por cuestiones de ansiedad, ya que su psicólogo le había mencionado en varias ocasiones que lo suyo no era la improvisación. Se había dejado todos los domingos como día de descanso, horas que aprovechaba para recuperar las horas de sueño perdidas y prepararse para la semana siguiente.

Kenma era consciente de que no era una forma de vida muy saludable, mas era su única forma de mantener la mente ocupada, ganar dinero y encima hacer algo que le gustaba. Además, sus seguidores, dentro de lo que cabía, eran bastante respetuosos, incluso eran ellos los que a veces le obligaban a tomar pausas para comer o dormir cuando este se concentraba demasiado en el juego.