Mentiría si dijera que fue facil para ella asimilar que él realmente era Kim Namjoon, pero como dije mentiría. Una cosa había sido que Seoyeon lo descubriera, pero otra muy distinta había sido el ver al chico del parque sin aquella mascarilla, gorra o capucha. Las emociones de Seoyeon habían sido muchas en ese momento, ella no era 100% Army, pero había comenzado a tomar cariño tanto para él como para el grupo mismo, y el ver al chico del parque frente a ella al descubierto era algo que no pudo asimilar en aquel momento y mucho menos dos semanas despues.
Un mes había tardando en tomarse la idea y en creerselo realmente, sabía que nada cambiaría, para ella él solo era Kim Namjoon, el chico de capucha que leía libros junto a ella cada vez que iban al parque, ya que no habían dejado de hacer eso por nada del mundo y ambos lo agradecían, además de que las platicas entre ellos con el tiempo fueron haciéndose más constantes, contándose sus días, problemas y alegrías que eran partes de ellos.
El tiempo había pasado y sin importar los años ambos seguían el uno para el otro cada vez que se necesitaban, lo cual era la mayor parte del tiempo. BTS cada vez eran más reconocidos mundialmente tanto por sus canciones, como por el carisma del los mismos integrantes, por otro lado en esos dos años Seoyeon había logrado fundar su propia escuela de dibujo que poco a poco iba siendo cada vez más conocida. El camino no había sido facil para ninguno de los dos, pero aun así ambos había salido adelante, teniéndose mutuamente y celebrando cada uno los logros del otro.
Podían tener días, semanas o meses ocupados, pero aun así seguían con aquella vieja costumbre de hacerse compañía mutuamente, ya fuese en el parque o en el departamento de ella, aunque realmente solo era una excusa para poder estar juntos.
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