Sonrió inconscientemente al verla aquel día. Ahí estaba ella, la dibujante, sentada en su banca habitual con su ceño ligeramente fruncido mientras se concentraba en el dibujo que realizaba en aquel momento.
No supo el porqué, pero aún así camino, con una sonrisa en su rostro, tomando asiento junto a ella sin decir nada, solo necesitaba estar con ella y saber que todo había estado bien. Pasaron los minutos y nadie hizo el intento de hablar, pero aun así aquel silencio era cómodo para ambos, hasta que ella abrió un paquete de galletas y sonriendo volteo a verlo. - Gusta uno? - Seoyeon no sabía cómo dirigirse hacia aquel hombre, la mascarilla y las gorras que solía utilizar no la dejaban apreciarlo, pero aún así, prefiero ofrecerle una galleta, porque podían no conocerse, pero para ella el ya no era un extraño.
Nam volteo a verla y nego con la cabeza. -Aun así gracias.- La piel de Seoyeon se erizo al escuchar una vez más la voz de aquel hombre.
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