VI

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Lee Nayeon hizo prometer a su hermano que iba a cuidar a Hwang Hyunjin.

Aunque Hyunjin nunca supo porqué, la verdad era que la mayor de los Lee no soportaba los matones, ella misma, en sus tiempos de estudiante, era la encargada de defender a los que no lo hacían por sí mismos.

Pero ella ya había terminado el colegio, y no podía defenderlo, así que confiaba que su hermano dejaría de importarle una mierda todo si al menos iba a la escuela para cuidar de él.

Por más que una parte de Hyunjin estaba ofendido, porque él no quería ningún guardaespaldas, una parte de él sabía que no el haría mal.

Y la idea de que Lee Minho lo cuidara le gustaba.

Al día siguiente Minho se había sentado en el banco junto al suyo, mandando a la mierda a la chica que reclamó su lugar.

Hyunjin se había ganado miradas de odio por parte de la chica y de sus amigas, pero Minho dijo que si él no podía decirles nada él lo haría.

Eso le había causado gracia y había soltado una risa muda, no pudo evitar ruborizarse cuando vió a Minho sonreír por aquello.

Se preguntó si lo hacía porque su risa sin ruido era muy ridícula, si él mismo era ridículo.

Esos pensamientos lo habían hecho bajar la cabeza, avergonzado, y Minho se había dado cuenta de su cambio.

— ¿Qué pasa, Hwang? — preguntó con amabilidad, doblándose para mirar a Hyunjin al rostro, que tenía agachado.

El chico negó, aunque sus manos se movieron en un gesto que Minho no pudo entender.

Minho suspiró un poco, no sabía nada de Hyunjin, pero parecía que él no se había acostumbrado a no usar el lenguaje de señas.

Lee tomó su cuaderno de notas y una lapicera, dejándolo caer sobre el banco de Hyunjin, haciendo que el chico de iguiera con sorpresa.

— Dí lo que quieras — dijo, señalando al cuaderno.

Hyunjin tomó la lápicera con duda, escribiendo lentamente y con vergüenza, luego le alcanzó el cuaderno a Minho.

"¿Soy ridículo?" Preguntaba en la hoja.

Minho frunció el ceño, mirando las palabras, luego alzando para ver a Hyunjin, quién volvía a mirar hacia abajo, pero notó el brillo de las lágrimas.

Enojado, Minho arrancó la hoja del cuaderno, rompiendola en muchos papelitos, haciendo que Hyunjin lo mirara.

Juntando la hoja rota en su puño, apretando con fuerza, Minho se inclinó hacia Hyunjin, mirando directamente sus ojos.

— No tienes nada de ridículo, Hwang.

𝐌𝐔𝐓𝐄 ㅡ hyunho  ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora