《T r e s》

3.6K 131 34
                                    

Daniela

 —No me puedo creer que me hayáis convencido para esto.—comenté al ver que estábamos llegando a Sevilla.

—¿Ya te han llegado los resultados?—me preguntó Kera, a lo que negué con mi cabeza. Dos días antes me había hecho una ecografía, y me dijeron que me mandarían el sexo del bebé por correo.

—No lo necesita, sabe perfectamente que es una niña, pero necesita confirmarlo para dejar que el tito Marcos y yo comencemos a comprar algunas cosas.—afirmó Leire.

—Como sea niño se te van a joder todas esas ilusiones que tienes.—comenté mientras reía. Puse una mano en mi ya abultado vientre, estaba ansiosa por saber qué era.—Espero saber hoy qué es. Con las prisas no me lo han podido decir.

—No me puedo creer que nos estemos jugando el pase a octavos, estoy atacada de los nervios.

—Cariño mío, tu no tienes tres meses de embarazo y una conversación pendiente con el padre de tu hijo.

—¡Deja que viva el fútbol, coño!—hacía dos semanas que le había soltado la bomba a mi hermano, y a pesar de haberlo publicado en mi redes sociales y de presumir el embarazo, ninguno de los chicos ha vuelto a preguntarme quién es el padre.—Mirad, ya hemos llegado.

—¿Estás lista? Nada más que lleguemos al estadio te lo vas a encontrar.—miré a Kera y negué levemente con mi cabeza.

—No, pero no quiero que mi hijo crezca pensando que le he estado ocultando a su padre toda su vida.

—La Daniela de hace un par de años no hubiera dicho eso.—comentó mi hermana.

—Ella hubiera abortado sin pensar que puede darle una buena vida al bebé.

—Así me gusta, niña.—cogimos nuestros bolsos y nos bajamos del tren.

—¡Eh!—las tres nos giramos al escuchar aquel grito, y nos encontramos con que Marcos había venido a por nosotras.

—¿Pero tú qué haces aquí?—pregunté al verle.

—Hija, perdona por el detalle. Por cierto, por haber presumido tanto que ibais a venir, Álvaro está que se sube por las paredes.

—¿Qué...? ¡Leire!

—¡Lo siento, se me escapó!

—Para matarte Leire, de verdad.—murmuró Kera mientras ponía sus dedos índice y pulgar en el puente de su nariz.—¡Era un secreto!

—¡Que se me ha escapado! A ver si ahora me vais a crucificar por contárselo a mi novio.

—¡Claro que te voy a crucificar!—suspiré frustrada y le di a mi hermana un golpe en el brazo.

—¡Ay, puta burra!

—¿Lo sabe alguien más?—preguntó Kera, a lo que Marcos negó con su cabeza.

—Álvaro se come la cabeza, pero no lo sabe, al menos hasta que hables con él.—respondió el chico mirándome mientras abrazaba a Leire por los hombros.

—Pues vamos allá, ¿no?—entrelacé mi brazo con el de Kera, y salimos de la estación para ir directamente al estadio de La Cartuja.—Estoy muy nerviosa.

—Pasará rápido. Ya te hemos dicho lo que tienes que hacer.—susurró Kera mientras agarraba mi mano.—Estamos contigo, que no se te olvide nunca.

—Te quiero mucho.—apoyé mi cabeza en su hombro y noté cómo se reía.

—Qué daño te está haciendo el embarazo. Nunca has sido así de cariñosa.

Demons [Álvaro Morata]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora