《C u a r e n t a y s i e t e》

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Daniela

—¡Que no cunda el pánico!

—¡Mis huevos en vinagre!

—¿Podéis relajaros todas un poco, por favor?—pidió Marcos.—Esto es un puto caos.

Las chicas, mi hermano junto a Sara y los niños y Marcos estaban en mi casa, y todos estábamos haciendo lo mismo.

—¡Estaba hace un momento en la mesa! ¡Y que yo sepa un anillo de compromiso no tiene patas para caminar solo!

—¡Aquí, aquí está!—suspiré con alivio al escuchar a mi hermana, y rápidamente me lo puse.—Vale, a ver. Recapitulemos.

—No, dejarse de tonterías.—ordenó Kera.—Queda menos de una hora para que salgamos, tiene que ponerse el vestido y hacerse las fotos. Así que venga ya.

Las tres subimos las escaleras corriendo, estábamos temblando.

—Madre mía, me voy a casar. No me lo creo.—dije sonriendo mientras me miraba al espejo.—Pensaba que no llegaría nunca el día.

—Y como tu querías. Por la iglesia.

—La verdad es que Marcelo y Koke no pudieron hacerlo mejor.—comentó Leire.—Esa frase "Perdone, ¿pero usted ha visto la pareja tan bonita que hacen?" y Marcelo por otro lado dándole la razón y presumiendo de que Atenea era un bebé precioso que deseaba ver a sus padres casados. Yo creo que dieron la nulidad para que nos fuésemos de allí rápido. Vaya cuadro.

—Hay que reconocer que sin ellos, no hubiese sido lo mismo.—añadió Kera.

Ambas me estaban vistiendo con delicadeza, la alemana se encargaba de abrochar los botones del vestido y mi hermana de arreglar la falda.

—Hoy mi pulso no está por la labor, eh.

—¿Estáis listas ya?—Isco entró en la habitación.—Saúl no para de decirme que a Álvaro va a darle un chungo como tardemos más de lo previsto.

—¿Atenea está vestida? Dime que sí, por Dios.

—Sí, sólo faltas tú.

—Vale, vale...—respiré hondo varias veces.—Estoy muy nerviosa.

—Eh. Estás en tu tierra, te vas a casar con el hombre de tu vida, y como me digas que te arrepientes a última hora te juro que no voy a conducir el coche de la fuga.—reí ante las palabras de mi hermano.—Va todo según lo planeado.

—¿Dónde está la niña?

—Con tu suegra.—respondió Leire mientras se levantaba.—Me ha mandado fotos y está preciosa.

—Mientras estamos de luna de miel puede quedarse con ella, si quieres.

—Que te calles. Me quedo con mi sobrina encantada, va a estar mejor que nunca.

—No es por meter prisa, pero...—comenzó a decir Marcos.—Tenemos que irnos ya.

—Bien, ¿cómo estoy?

—Espectacular.—dijo Kera.

—Preciosa.—añadió Isco.

—Despampanante.—corroboró Leire.

—Vale, vámonos.—agarré el ramo y salimos de la casa. Isco, Sara y yo nos montamos en un coche, mientras que Leire, Kera y Marcos iban en otro con los niños y delante nuestra.—Estoy temblando, te lo prometo.

—Y está hecho, Dani. Llevas esperando este día casi un año y medio.

—Es que no me lo creo, te lo prometo. Me parece tan... Irreal, que se me hace imposible ver que mi hija va a estar caminando delante mía.

Demons [Álvaro Morata]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora