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Luego de esa charla ambos cultivadores tomaron caminos distintos, no habían mencionado ninguna otra palabra luego de la mención de esa persona. Los menores siguieron a la pelirroja por todo el pueblo, los habitantes observaron muy preocupados como la chica mantenía era una sonrisa ligera y no su típica muestra de superioridad y alegría.

Al llegar a la casa la pelicarmin comenzó a guardar en tres pequeños bolsos todas sus cosas, las túnicas de repuesto, armas, talismanes, todo aquello con lo que llegaron al pueblo y lo que compraron ahí, por suerte eran bolsas expandibles.

"Mamá..." Murmuró el mayor de los mellizos con sorpresa

"Debemos irnos, no podemos quedarnos más aquí"

"Mamá, ¿Por qué tan derrepente? ¿A dónde iremos?¿con El segundo Toro de Tauro?"

"No, nos iremos lo más lejos de la secta Virgo posible, si él fue visto en aries su siguiente parada será Virgo, no podrá recuperar sus contactos, tendré que enviar un pergamino de fuego a cierta conocida, esto es malo" la pelirroja Lucía a nada de tener un ataque de pánico

La chica soltó un suspiro y volteó a ver a sus menores cuando el equipaje estaba listo, sonrió y les tendió con seguridad sus bolsos.

"Vamos, conozco un pueblo cercano a la secta Sagitario, ahí nos darán asilo por el momento, luego seguiremos recorriendo el mundo"

los menores no comprendian del todo la situacion, mas no se vieron con mas opcion que confiar en su mayor y seguir sus pasos, tomaron sus bolsos y miraron a la pelirroja escribir rápidamente una nota en una de las tantas libretas que ella tenia, la Leone respiró profundo tres veces antes de concentrar su krim en la nota, esta se convirtió en cenizas tan pronto como se ensendió en llamas, los menores vieron esto con asombro, nunca habian visto el famoso mensaje de fuego que caracterizaba a estas sectas.

"les prometo que todo saldrá bien, me aseguraré de mantenerlos fuera de peligro"

No tuvo que decir nada más para que ellos dos la siguieran sin cuestionarla. El viaje les tomaría varios días, aún así, tomarían solamente tres pequeñas pausas para reabastecerse en pueblos que encontraran en su camino.

La necesidad de respuestas de los menores no se mitigó con el tiempo, por más que la pelirroja intentaba distraerlos con temas variados. No llevaban ni una semana para cuando la mayor los persuadió de olvidar sus dudas y entrenar sus capacidades bajo su estricta guía, porque sí, la mujer podría verse toda juguetona y despreocupada, la realidad era que sus enseñanzas se basaban en la fuerza de un entrenamiento infernal y perfeccionista. Muchas veces se preguntaban los chicos si así habían sido las experiencias que ella tuvo cuando la secta todavía estaba en su mayor esplendor.

Nunca preguntaban, estaban conscientes del odio que mantenía ella sobre su pasado, no querían que su sonrisa se borrara por los traumas de un pasado que no se puede cambiar.

"La energía Krim es la base de todo lo que existe en esta vida, desde la piedra más pequeña hasta el Dios más grande de todos"

Explicó la mujer mientras esperaban en aquel bar, en medio de un desconocido pueblo, los atendieran. Los menores asentían a sus palabras, ya sabían todo eso por los pergaminos que les dió a los 13 años al pedirle que los entrenara.

"Existen distintos tipos de energía Krim, sus usos están relacionados con el color que tiene en aura del hechizo o ritual"

También lo sabían. Los rituales eran para cultivadores avanzados y siempre eran dependientes del tipo de energía común que utilizaba el usuario. Por otro lado, los hechizos podían usarse según el control y la capacidad de cada uno, así que se podía usar un hechizo azul aunque fueras cultivador verde.

"Los hechizos blancos son los que utilizamos para exorcisar a criaturas que utilicen energía oscura. Esa es el Krim en el que vamos a centrarnos... Mañana"

Las quejas de los dos menores no faltaron al escuchar que se aplazaba esa importante enseñanza al día siguiente. La pelirroja sonrió al sentir que por fin alguien iba a atenderlos. El joven mesero dió los especiales y nombró algunas bebidas recomendadas.

Ordenaron platillos simples, era una cena sin más. Aideen, en cambio, pidió dos platos junto a un postre achocolatado y una bebida alcohólica frutada. Los menores recordaban cuando ella no pedía alcohol porque detestaba el sabor pero una joven le presentó los sabores afrutados, desde ese momento a veces veían a su madre con un ligero alcoholismo.

"¡A comer hasta desfallecer!¡Deben descansar bien para mañana dar todo de sí!"

Exclamó entusiasmada la mayor, empezaron a degustar su alimento y pronto vieron a la Leo hablando y brindando con varios comensales más. Suspiraron casi a la vez, no era algo nuevo, ella hablaba demasiado y adoraba acaparar la atención. En cada pueblo por donde pasaban destacaba por su cabello rojo y la facilidad con la que podías contarle hasta de sus más íntimas fantasías. Así era la mujer y así la querían.

Sus nuevos amigos Le pidieron a la chica otro vaso para que continuara con su buen rato, los dos jóvenes maestros se mantuvieron al pendiente de ella. Recordaban una vez donde se emborrachó tanto que terminó casi teniendo relaciones con dos doncellas, no fue una experiencia agradable verla comerse la boca de las dos chicas para luego desmayarse.

Ya llegando la media noche, las conversaciones estaban en su punto más fuerte, los dos menores estaba medio dormidos en la mesa y la pelirroja sonrió con ternura.

"Lo lamento chicos, será mejor llevar a los niños a la cama, mañana tendrán un duro entrenamiento"

Se disculpó tomando a uno por la cintura, Ariel se quejó por el brusco movimiento y Gadiel como reflejo de la queja de su hermanito.

"¿Por qué los cultivadores se esmeran tanto en sus entrenamientos? Ya tienen la energía Krim ¿No? Pueden hacer lo que quieran"

Rió uno de los hombres claramente borracho, a él le siguieron varias carcajadas. Una de las mujeres le dió un golpe juguetón mientras hablaba a la pelirroja.

"Tanwen, Tú eras parte de una secta ¿No? Debes ser una maestra poderosa para ahora ir como cultivadora errante"

"Jaja ¿Te parece? Admito que puedo ser increíble en muchas cosas pero no creo que la cultivación sea algo en lo que destaque mucho"

Se burló de si misma, varios negaron entre risas halagandola. Subió a Ariel hasta su cuarto y volvió a bajar con cuidado para llevarse a Gadiel.
Cuando estaba al borde de la escalera de madera una chica bastante maquillada se le acercó.

"Tanwen, ¿Por qué dejaste tu secta?"

Por un momento su mente quedó en blanco, ¿Su secta?¿Por qué dejó su secta? La jovencita la miró confundida cuando su sonrisa desapareció en una expresión neutra. Tocó un poco su rostro apartando unos mechones rojizos que cayeron directo sobre sus labios.

"¿Uh?¿Por qué preguntas? Mi secta solía ser increíble"

sonrió tranquila. Las burlas del resto de sus compañeros de bebida no se hicieron esperar.

"¡Todas las sectas solían ser increíbles!¡Luego de la tragedia del eclipse rojo, ninguna volvió a ser igual!"

"¡Sin una secta líder ninguna se pone de acuerdo!"

"¡La secta Leo fue la mejor guía!"

Así siguieron clamando mientras ella subió. su sonrisa fue desapareciendo a cada escalón, mentenia las palabras y preguntas frescas, las repetía una y otra vez. Incluso después de dejar a Gadiel y arropar a ambos chicos no paró de darle vueltas.

Se lanzó a su cama en el cuarto que le seguía al de sus aprendices. Apagó la vela que alumbraba el pequeño cuarto y cubrió su rostro con uno de sus brazos, suspirando.

"La tragedia del eclipse rojo, con que así lo llaman"

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