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Su entrada en aquella enorme arboleda fue un accidente. Escuchó una voz, fueron los tres a revisar y ella se cayó por una ladera al haberse tropezado con una raíz. Ni sus amigos ni ella tenían la culpa.

En su caminata en busca de la salida, se topó con un pequeño cachorro de león atrapado en un agujero que, supuso la chica, era el nido de algún animal. Lo sacó de ahí y este se subió a su cabeza temeroso de volver al suelo. Luego llegó a una escena que la dejó pálida.

Ahora bien, no fue su mejor idea interponerse entre aquel niño y el Glawackus. Lo cierto es que su cuerpo se movió solo en una imprudente carrera al ver al chico paralizado frente a esa gran bestia de apariencia formada por una extraña combinación entre oso, pantera y León; le dió la estúpida idea que debía meterse donde no la llaman a salvar a un desconocido.

El Glawackus adulto medía por lo menos dos metros parado en dos patas a la vista de los menores, su pelaje color negro brillaba con el sol que se filtraba entre las ramas de los inmensos árboles. Alzó una de sus fuertes patas y apuntó sus filosas garras a ellos.

No tenía un plan en concreto, aún así en cuanto vió una mínima posibilidad salió corriendo de regreso por donde vino, directa al pueblo del espejo. Aferró su mano a la del chico obligándolo a seguirle el paso, a su lado el minino, que había bajado de su cabeza, saltaba ramas y rocas llendo a su ritmo todo lo que podía.

"¡No te detengas!"

Reclamó viendo el rostro adolorido del joven albino.
La bestia los perseguía soltando irritantes gruñidos, por un segundo la pelirroja quiso llorar, ¡todavía no estaba lista para morir!

Por suerte, el camino los llevó a Kagami. Una vez lograron llegar a la pequeña plaza tomaron bocanadas de aire intentando recuperarse. El alivio y la seguridad no les duró mucho, sus sonrisas compartidas desaparecieron al ver al Glawackus a unos metros de ellos.
Sin dudar más, la Leo tomó su arco de su mochila- agradecía siempre llevarla encima- y apuntó a los ojos de la criatura. El joven se escondió temblando en su espalda junto al cachorro.

Unos pasos más de la bestia y ella soltó la flecha, rogando por darle al blanco y que eso obligara al Glawackus a irse.
Contrario a lo que quería, la criatura se levantó en sus patas traseras queriendo intimidarlos, dando la flecha justo en su pecho.

El asombro envolvió a los exhuberantes habitantes. La joven maestra del clan Leo, había logrado exitosamente asesinar una bestia de Kim verde desequilibrado. Era una sorpresa teniendo en cuenta que era la cultivadora menor de la poderosa familia Leone.

Ella se dejó caer sentada, su respiración agitada y las lágrimas aguantando por no salir de sus orbes. Miró al niño que se arrodilló a su lado, él si estaba llorando. La abrazó y soltó repetidos agradecimientos entre sus sollozos aliviados.

"Tranquilo, estás a salvo ahora, nada te pasará si te quedas conmigo"

Le sonrió acariciando su cabello, no mencionó nada cuando él ocultó su rostro en su cuello y sus mejores amigos lanzaron una mirada crítica sin acercarse. Esos dos eran demasiado fáciles de entender, no les agradaba que un desconocido se aferrara a ella de manera tan íntima, mucho menos después de perderla en un bosque tan peligroso.
A Suniva no le importó, solo quería consolarlo y que sonriera para el mundo, además... Le gusta que le den cariño y atención, no podía quejarse al recibir ambos en ese instante.

"¡¿estás demente?!"

regañó Saúl acercándose con sus amigos, se sentía aliviado como el resto pero estaba aterrado a su vez. era nuevo para él y para su hermana menor ver criaturas como el Glawackus, mucho más ver a una chiquilla matar algo, que era casi el cuadriple de su tamaño, con una simple flecha.

Suniva solo lo ignoró comenzando una ligera charla con el niño que se mantenía entre sus brazo. por mucho que les costó creer, el mocoso dijo no recordar nada más que despertarse en una cueva para luego ser perseguido por la gran criatura hasta la frontera del semi bosque con el  bosque de mirtis, donde la pelirroja lo encontró.

"¿cómo fue que llegaste hasta la frontera si solo te caiste por un barranco pequeño? el bosque de mirtis está en la otra punta de Kagami"

la chica solo se encogió de hombros murmurando algo como que el joven la habia llamado con el pensamiento, Hada resopló por no obtener respuesta. no insistieron más, por lo que terminaron todos en un pequeño establecimiento de comida. ahí el grupo con mayor experiencia discutía si irse de una vez o arriesgarse a pasar por algo así nuevamente, los menores solo se peleaban por qué nombre darle al niño que decidieron llegar consigo, ahora era practicamente imposible que Suniva lo dejara solo.

"ya te dije que Leandro es buen nombre"

"¡no!¡ tiene que tener un nombre que sea lindo y que destaque!"

puchereó la Leo cruzando sus brazos, el cancer sonrió por el ceño fruncido de Taurull al ver la poca disposicion de su mejor amiga por ceder.

"¡ya dije varios y ninguno te gusta!"

"es que no son bonitos, todos tienen que ver con la fuerza, ¡dale luz a tus sentidos Tauro!"

ambos se gruñeron, Milos miró de reojo al niño sin nombre, este tenía sus ojos hinchados por el anterior llanto y moco seco por su nariz. mojó un poco una servilleta y la pasó por su rotro limpiandolo como podía. el pequeño agradeció con una tierna timidez, apretando la túnica exterior dorada que la pelirroja le colocó antes de sentarse logrando cubrirlo del poco frío que hacía en esos días.

"¿y qué propones entonces?"

bufó Darío, Leone sonrió con una pequeña exalación de superioridad y tomó una de las manos del chiquillo a su lado. en una libreta, que no habia notado el peliplata, escribió el nombre que tenía pensado.

"se llamará Hairo, mi hermana dijo que significa "el que brilla" asi que, le queda bien, y combina con el mío que es "regalo del sol" ¡perfecto!"

"no seas tonta, Jairo es con j no con h, ademá ¿por qué tu hermana mayor te diría el significado de los nombres?"

"mi mamá le dijo que como proxima esposa del líder de Escorpio tenía que saber el poder que un nombre le otorgaba a la persona que lo poseía y la dejó a cargo de elegir el nombre de mi futuro hermanito, se llamará Tadeo pero yo le diré Taddai, significa "valiente y energico", queda muy bien porque en la panza de mamá se está acumulando mucho Krim"

explicó, hablando de más como normalmente hacía. el Tauro bufó irritado, no quería perder pero tampoco empezar una guerra con su mejor amiga solo por un nombre, prefirió tragarse su enojo y su orgullo, llevó su vista al niño que mantenía aun el agarre en la mano de la Leo.

"¿tú que nombre prefieres?"

la mirada de los tres aprendices a cultivador se centraron en el pobre joven que escondió su rostro tras su mano entrelazada con Suniva, la pelirroja rió y acarició su cabello blanco con cariño, para ella ese chiquillo era adorable.

"me... me gusta el que dijo ella"

farfulló, como respuesta la chica lanzó una carcajada ganadora hacia Darío y asintió bastante orgullosa de su pequeño triunfo.

"de ahora en adelante serás Hairo de la secta Leo, te cuidaré mucho, Hairo, verás que te divertirás mucho nosotros, cuando volvamos al templo te presentaré a la Keizerin y al Cesarz, son los lideres de la secta pero en las antiguas reglas dice que deben ser llamados emperadora y emperador en ese raro idioma que no sé cual es"

la ojiazabache siguió hablando y hablando, el albino solo asentía con una pequeña sonrisa a sus palabras y los otros dos chicos se sintieron excluidos por la inmensa atención que su amiga le prestaba al chico nuevo. en conclusión fue un almuerzo agradable cuando se dignaron a integrarlos a esa conversación casi unilateral.

ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora