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por ese día los mayores tomaron la dura decisión de mantenerse unos días mas en el pueblo del espejo como estaba previsto desde que la Sagitario casi rogó de rodillas a sus primos mayores que los cubrieran por lo menos tres días hasta que regresaran. se quedaron en uno de los lindos y pequeños hostales que se encontraban en el pueblo, los de 15 años tomaron dos habitaciones, una para cada género, y dejaron a los menores compartir una sola habitación de dos camas, eran niños no debían preocuparse porque uno de los varones fuera a hacerle algo a Suniva, después de todo Darío y Milos la sobreprotegían a veces.

cuando el sol comenzaba a verse por el horizonte y el amanecer teñía el cielo de hermosos tonos anaranjados y rojizos, fue que los cuatro adolescentes se despertaron, demasiado acostumbrados a los exigentes horarios de primavera de la secta del León. al acabar de arreglarse salieron de sus cuartos encontrándose en el pasillo de ida a la habitación de los chiquillos a su cuidado.

entraron tratando de mantener el silencio todo lo posible, el lugar estaba a oscuras, lo mas probable era que alguno de los dos niños casi hermanos de la pelirroja bajara las persianas consientes de que la chica se levanta de inmediato si el sol está a la vista. parecía una planta lista para la fotosíntesis.

con la poca iluminacion que entraba por la puerta abierta, se fijaron en las camas. en una estaban el Tauro y el Cancer, el primero acostado horizontal a la cama con la cabeza fuera de esta, y el segundo estaba boca abajo con una pierna sobre el estómago de su amigo y agarrando uno de sus pies casi quitandole la media que lo cubria en el proceso, las cobijas estaban tiradas, una en el suelo y la otra en la cabecera. definitivamente los mayores estaban muriendo de la risa a sus adentros, curiosos de como acabaron en esa extraña posición.

en la segunda cama, a un lado de la primera, estaba la Leo abrazando a Hairo por la cintura y este arrugando la ablusada túnica de dormir de la chica entre sus manos, tambien usaba el brazo que no estaba en su cintura como almohada. ambos estaban bien arropados, sus largos cabellos se mezclaban salvajemente en la tela de las almohadas bajo suyo.

Hada, en un afán por ocultar su risa, cubrió sus labios con sus manos. tal parecia que su prima se habia encariñado demasiado con el chiquillo que habia rescatado el dia anterior, ese que ahora se veía tan pequeño entre los brazos de Suniva.

"vamos niños, levantense ya, hoy vamos a ayudarlos a entrenar"

animó Iria, con una energía que a sus compañeros les faltaba. los dos extranjeros se despertaron medio asustados, pues el Tauro terminó cayendo de la cama por una patada sorprendida que le dió Milos.

"Sun... si no te levantas, nos comemos tu desayuno"

bostezó el peliplata, mientras ayudaba a su amigo a pararse. la llamada pareció saltar de la cama al oirlo, se sentó con rapidez y negó varias veces con su cabecita obteniendo un mareo que la hizo caer de nuevo acostada.

"bu... buenos días"

dijo bajito Hairo viendo a su salvadora, ambos acostados cara a cara, ella le sonrió y acarició su cabello con cariño para luego levantarse en medio de un bostezo.

"Sun no habla al levantarse hasta que come, la comida es el combustible de su parlanchineria"

explicó el Toro al ojirrojo, llendo a arreglar la cama de su amiga. este asintió con entendimiento y se levantó para ayudar.

Un poco más arreglados y con bolsos en mano salieron del lugar directos al pequeño comedor que tenían al lado, el desayuno ya estaba pagado por lo que sin preocuparse llenaron sus estómagos hasta la saciedad.

"¿Te gustó el torrimery, Hairo?"

Cuestionó Suniva caminando frente al grupo que se dirigía a la plaza verde, un lugar dispuesto por Kagami para cultivadores, era un terreno verdoso lleno de árboles pero plano en casi su totalidad, era bastante tranquilo por las mañanas y muy movido por las tardes.

"Si... Mucho, ¿Qué tenía?"

La pequeña sonrisita del aparente menor ganó un suave sonrojo en las mejillas de la Leo. Esta fingiendo que nada le acontecía, apretó sus manos entrelazadas y respondió.

"Era tortillitas de cacao con sirope de varias frutas y un... Mery"

Dió una corta mueca intentando recordar el otro nombre del Mery.

"Mery es como... Un... Eh... Es como una mezcla entre una fruta y una planta, es rica, solo crece en el semi bosque, si Hada nos lleva a recoger te la muestro"

Siguieron con su conversación bajo la celosa mirada de Darío y de Milos, ambos conocían a la familia Leone desde que tenían un solo año, aún así estaban siendo cruelmente ignorados por la hija menor, su supuesta mejor amiga.

No perdían de vista a esos dos, se preocupaban demasiado por la ingenua confianza que Sun le agarró a un mocoso que no llevaba ni un día conociendo.
Los adolescentes se burlaban discretamente de ellos, de los cuatro y su situación.

Unos minutos más de caminata y Hada detuvo sus movimientos en la planicie que buscaban. La ojinegro se lanzó a la grama restregándose como un gato en ella. Los tres chiquillos se le unieron hasta que Saúl les habló.

"Hairo, tú espera aquí, podrás ver lo mucho que puedo cuidarte"

El albino rió negando ante las palabras de su autodenominada protectora, y se paró junto al grupo.

"Yo también... También quiero entrenar"

"¡Bien!¡Vamos a entrenar muy duro!¡Seremos los mejores cultivadores de todos!¡El cuarteto del Sol!"

"¡No me gusta ese nombre!"

Reclamó Taurull en un grito con su molestia a nada de desbordarse

"Pero te gustaba el trío del sol, dijiste que sonaba poderoso"

"¡No quiero!¡Ya no quiero estar en grupo contigo!"

Los ojos de Suniva se cristalizaron y mínimos sollozos salieron. Darío se arrepintió de inmediato de hablar con los celos a flor de piel. Corrió a abrazarla, la apretó entre sus brazos, ella intentaba suavemente zafarse sin mucho éxito.

"Milos... Darío no me quiere"

Lloró más fuerte, El toro negó mil veces y la apretujó más contra su pecho. Al abrazo se unió Cangreek, acariciando el pelo de su amiga cómo sabía que le gustaba.

"Si seremos el cuarteto del Sol, yo solo estaba celoso, si me gusta el nombre, seremos fuertes juntos"

Susurró cariñoso el de túnica verde, el peliplata lo secundó con la razón de sus celos, pidiendo que no los abandonara, la chica asintió dándoles un casto beso en sus mejillas, también dió uno a Hairo que se mantuvo quieto en su sitio.

"Es hora de entrenar"

Su gran sonrisa alumbró de nuevo sus miradas y los cuatro se posicionaron para comenzar.

"Bien, demos un repaso a los hechizos"

Empezó Hada frente a ellos, la siguió Iría haciendo brillar en rojo la base de su columna vertebral.

"Los hechizos rojos se trabajan mediante el mantra Lam, se usan contra seres que causen miedo o para dar energía al chakra raíz de la perseverancia. Para controlarlo ayuda meditar y hablar con los guías espirituales, esa parte la verán cuando sean mayores"

"Aunque parece que mi pequeña solana ya se consiguió uno"

Señaló la Sagitario al cachorro que corría hacia la pelirroja trepando por su espalda hasta su cabeza. La chiquilla no lo había visto desde el día anterior y casi se le había olvidado por completo.

"Te llamaré Lío, eres muy lindo Lío"

El minino pasó su rasposa lengua por la frente descubierta de la niña provocando risitas.

"Ejem... Los hechizos verdes utilizan el mantra Ram, se utilizan para luchar contra seres de límites emocionales poco sanos, como el Glawackus de ayer. Se entrena fácilmente, sonrisas, también podrían escribir todos sus rencores en un papel, quemarlo y enterrar sus cenizas, eso podría equilibrar su energía Krim verde por lo menos un día por cada rencor"

Explicó el de túnica azul, iluminando el lugar en su pecho donde se ubicaba su corazón. él era el único que parecía más serio que los aprendices.
Ese día, y los otros dos que se mantuvieron en el pueblo, enseñaron y aprendieron. Las prácticas de mantención de energía activa y equilibrada fue lo que más gastó la gran intensidad de los menores.

ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora