O5; Anti compras.

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- Era mitad de semana, nuestro protagonista de cabellos azabache caminaba por las calles de Seúl con un gran abrigo que le cubría hasta las rodillas e una bufanda color negro, siendo accesorio sus lentes cubriendo sus ojos e una mascarilla del mis...

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- Era mitad de semana, nuestro protagonista de cabellos azabache caminaba por las calles de Seúl con un gran abrigo que le cubría hasta las rodillas e una bufanda color negro, siendo accesorio sus lentes cubriendo sus ojos e una mascarilla del mismo color que la bufanda que esconde la mayoria de su rostro así dejando únicamente sus cabellos a la vista, los cuales con el viento de la temporada de invierno comenzaban a bailar al compás.

Tenía día libre, su padre decidió darse lo, después de descubrir lo que hizo por el sector de economía, era lo único que podía regalarle, y no, no fue por su boca que se dió cuenta, ni mucho menos por la de Nishimura, ya que todo eso se lo debía a su fiel amigo, Jay, - si, lo estuvo persiguiendo por todo el lugar -, la amistad que tenía con aquel pelinegro era una de las más bonitas que tenía e no cambiaría por nada.

Volviendo al punto principal, HeeSeung estaría en esos momentos en su fiel cama, viendo algún dorama de su actor favorito, o simplemente perdiendo el tiempo hablando con Niki, si no se encontraría leyendo, u tal ves preparando alguna receta que se encuentre en internet; Ese era el plan inicial, preparar una receta de algún postre, pero tan mala suerte tenía que su alacena estaba vacía, con unas frutas de por medio las cuales aún estaban buenas sin embargo ya estaban a nada de madurar, e un simple huevo que adornaba su congelador, ni siquiera una zanahoria en mal estado contenía tal.

Y no, no solo era quitarse el hambre, por que fácilmente pudo comerse alguna fruta, pero ese no era punto.

Así que con todo el dolor de su corazón abandono su cómoda cama y fue a buscar su abrigo e bufanda para salir a comprar todo lo de la alacena, porque ni loco sobrevivirá con aquellas cuatro frutas hasta que llegue el fin de semana.

Fue a pies, por ello el viento hacía estragos en su cabello, a la ves con ello llamaba la atención, muchos decían que se miraba atractivo despeinado, el no lo creía así, pero ¿Quién era el para decir eso?, si después de todo no conocía los estándares de belleza, lo único que conocía eran trajes negros con corbatas del mismo color e maletines llenos de papeles que necesitan revisión.

Al llegar al supermercado tomo un carrito cualquiera y comenzó con sus compras, no importaría cuánto gastará, su tarjeta de crédito aguantaría, tenía hasta de más, eso estaba seguro.

Comenzó por el pasillo de verduras y frutas, el cual era el menos poblado en esos momentos, comenzó por lo más básico a hechar en su carrito.

Comenzaba a sentirse un tanto incómodo mientras avanzaba de pasillo, miradas por dónde iba, señoras mayores diciéndole algo a sus hijas hormonales solo para volver a mirarlo a el, mujeres con hijos mirándolo de igual manera, en otras palabras, nada sin disimular nada, muchachas jóvenes igual, algún que otro chico de paso, ¿Acaso era su ropa? ¿Fue mala idea ir todo de negro? Tal ves si, de seguro se veía como un loco con esa ropa.

Al llegar al pasillo de lácteos se sentía un tanto tranquilo, pudo respirar en paz, ¿Cuando hacer las compras se había vuelto tan difícil? Dios.

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