For You | Aidan Gallagher

VII

Con el inquieto semblante comencé a caminar torpemente hacia ella, sentía el camino una verdadera eternidad y que los pies me entorpecían con cada paso que daba. Como si estuviera tomando el camino hacia el báratro. Hacia una decisión de la cual podría arrepentirme.

Me obligue involuntariamente a continuar; con el sentimiento jamás antes conocido en mí, pero a pesar de aquel ofensivo momento quise continuar, quería sentirlo.

Finalmente estaba ahí a tan solo un metro de ella. ¿Cómo debo hablarle ahora? ¿Debería disculparme por mi destiempo?

— Me habría sentido alagada si un artista me habría dejado plantada... —Escuché por su parte rápidamente ahuyentando mis pensamientos, involuntariamente genere un mohín de culpa.

— Yo... pido enserio una disculpa... el camino fue largo y... —Debo estar viéndome totalmente egoísta y sintiéndome falaz al saber que ni atención había prestado al viaje.

— ...No, no hagas eso por favor —Se giró a verme finalmente con una sonrisa, de aquellas a la cuales quieres resistir. Su cabellera ocultaba dignamente su rostro siendo descaradamente ayudado por el viento.

— ¿Hacer qué? —Fruncí el ceño y escondí mi labio inferior con la duda.

— Excusarte —Y entonces me sentí más ingenuo aún —No tienes por qué explicarme.

— Lo lamento... ¿Puedo? —Me digne a decir para luego señalar un pequeño territorio de la arena para poderme sentar. Ella solo asintió para regresar su vista hacia el frente.

Mantuvimos un abrumador silencio por cinco minutos, sentía desesperación por querer decir algo; pensar que en una semana de insomnio y dudas que ahora podrían ser aclaradas estaban siendo ignoradas.

Entonces siendo mayor mi consumo de la curiosidad decidí hablar.

— Me llamo Aidan... —Capté su atención estirando mi mano hacia ella, temiendo a que fuera a rechazarla —...Aidan Gallagher

Pude ver su gesto de confusión por un instante pero que momentáneamente fue cambiado a una cálida sonrisa. Acepto por inercia mi mano, fue un tacto totalmente suave. En las tres ocasiones que la vi, jamás había tenido algún tipo de contacto con ella; era fría, gélida, como la nieve...

— Bianca... —Murmuró suavemente —Bianca Ferri

Bianca Ferri. Espontáneamente me obligue a tatuarme aquel nombre. Su nombre quedaba irónicamente bien con mis conceptos de anteriores noches: "Apacible y delicada"...

— ... pero puedes decirme Bia —Retiro su mano de la mía para poder remover su fastidioso cabello. Lo envidiaba ahora por haberme robado los pocos segundos de su tacto. —Creo pensar que lo recuerdas. —Dijo refiriéndose a aquel rencuentro en la Disquería donde su amiga rubia le había llamado así.

— Claro —Preste toda mi atención en ella y discretamente la observe. Llevaba la misma chaqueta de mezclilla que en la disquería, una camisa que aún no podía distinguir pero que podría asegurar tenía algún tipo de estampado, seguramente de algún grupo musical, algo sencillo a decir verdad. — ¿Y?... ¿Cómo es que nos volvimos a encontrar en Toronto? —Proseguí para no ser descubierto. Escuché un corto suspiro.

— Es una tediosa historia —Soltó una pequeña carcajada; apoyo sus manos sobre la arena por detrás de su espalda y tranquilamente se dejó recargar