𝐊𝐀𝐏𝐈𝐓𝐓𝐄𝐋 𝐄𝐍

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ANTÍOPE E HIPÓLITA ESTABAN ANSIOSAS POR LA LLEGADA DE LOS DIOSES, SUS ROSTROS eran neutrales, cada una en la misma posición sin inmutarse. Tras de ellas estaban un par de amazonas armadas, todo partía del protocolo, aunque no corrieran riesgo.

—¿Dónde está? —Le preguntó Hipólita a su hermana.

—Toma lecciones— contestó seria.

—Terminaron hace media hora, le lleva diez minutos arreglarse, ¿Dónde está?

Antíope se dirige a una amazona cercaa y pide que busquen a su sobrina.

—¿Por qué no parece importarle? —vuelve a preguntar una de las dos reinas.

—Porqué así es, Diana tiene el mínimo interés en conocer a estas personas, se concentra en lo esencial, en la competencia.

Y antes de poder decir una sola palabra más respecto a su hija, una inmensa energía dimensional se hizo presente en la colina, el Bifrost, como lo llamaba el padre de todo. Seis figuras se materializaban por completo cuando el puente desapareció, a la vista de las reinas apareció Odín quien había hecho acto de presencia anteriormente en la tierra de las amazonas.

—Odín, padre de todo—anuncia uno de los guardias.

—No para mí—susurra Hipólita caminando lentamente hacia los recién llegados.

—Es un placer verlas de nuevo, este es un lugar tan agradable que no dude en aceptar su invitación para la competencia de sus guerreras, tampoco resistí en traer a mi familia, ojalá eso no sea un inconveniente.

—Para nada— responde Antíope— Son muy bien recibidos en Temiscira.

—Un gusto, Reina Antíope, Reina Hipólita. —saludo con una pequeña reverencia la reina de Asgard que fue bien recibida y devuelta por el par de reinas.

—Reina Frigga, la isla se llena de goce por tenerla aquí. —Dijo Hipólita provocando una sonrisa en el rostro de la otra mujer.

—Ellos son nuestros hijos—interrumpe Odín. — Los príncipes de Asgard, Thor y Loki...



Diana estaba en la edad de poder competir con las demás amazonas, se le permitió participar en dicha competencia por su esfuerzo en los entrenamientos de los últimos meses, su tía, había convencido a Hipólita de darle luz verde a su colaboración. La niña tenía una llama en esos ojos marrones y justo su valentía se probaría esa misma tarde, antes los ojos de su pueblo y de un rey con otras intenciones.

—¡Diana, alto! —grito una de sus instructoras, al no encontrar una salida por los pasillos de la ciudad, se topó con la idea de saltar hacia el piso más seguro que estaba tres pisos bajo ella, una idea que creyó funcionaria, pero no sé esperaba que una mano la tomara fuertemente.

—Vaya, las amazonas sí que son intrépidas, hasta las más jóvenes—hablo Odín ayudando a Diana a subir.

Con las mejillas sonrojadas y jugueteando con parte de su armadura, miro a su madre

—Hola, mami—sonrió inocente.

La Reina se acercó lentamente, se puso detrás de ella y la tomo por los hombros

—Querida, ¿recuerdas que te dije que tendríamos invitados en el torneo?

—Oh, oh...—susurra recordando que tenía que haber estado en el recibimiento de las personas que estaban frente a ella. Con pena da un paso adelante y hace una reverencia que es bien recibida por la mujer de cabellos dorados.

—Disculpen mi falta de respeto, no era mi intención no recibirlos de la forma correcta, Soy Diana.

—Un nombre excelso para una amazona tan audaz como tú, niña—expresa el protector de los nueve mundos.

𝐓𝐇𝐄 𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐄𝐗𝐂𝐄𝐏𝐓𝐈𝐎𝐍 | LOKI LAUFEYSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora