𝐊𝐀𝐏𝐈𝐓𝐓𝐄𝐋 𝐓𝐑𝐄

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El día estaba soleado cuando un puente multicolor aterrizo en la gran colina de Temiscira, la princesa terminaba de arreglarse cuando los vio llegar. La familia Odinson fue recibida por una de las guardias. Esta vez, Diana no llevaba un traje de pelea, sino un vestido de color blanco con detalles dorados en la cintura, además, era portadora de sus brazaletes de sumisión y su daga asgardiana, la cual descansaba en su espalda siendo sujetada por la misma cincha.

Se vio unos segundos más frente al espejo fijándose en que su cabello quedase bien recogido, y mientras descendía por las escaleras no logró evitar pensar en su augurio, profesaba algo raro en ese momento, pero obtuvo calma al notar la sonrisa que Frigga le brindaba. Hizo una reverencia para el padre de todo, quien, con una mirada cómplice, le devolvió. La reina de Asgard la acuno en sus brazos, la princesa no cuestiono, era tan bien recibida esa acción.

—Extrañaba tenerla por estos lares, Reina Frigga—murmura para ambas.

—Tan hermosa como la última vez que te vi. ¿Has crecido bastante o yo envejezco más rápido? —bromea la reina con una pequeña risita antes de dejarla con sus hijos.

Al irse los más grandes Diana no dudo en lanzarse a los brazos de sus amigos, Loki la abrazo con pena y pensó en ella como un espíritu libre, seguro y valiente. Después de la cena dudaba si podría seguir así.

Thor por su parte no tenía ninguna preocupación, vaya Dios. Tan perdido en su burbuja que estaría por estallar tan pronto que no lo veía venir.

—¡Thor! —llamo Odín. — Ven aquí.

El rubio suspiro antes de irse tras sus padres, dejando a Diana con un Loki muy ido.

—¿Estas bien?

—Admiro la vista... quedé encantado cuando conocí este lugar, sus costumbres, peleas, toda su historia me dejo anonadado

Diana sonrió ingenua. —Hablas como si no fueras a volver

Cuando lo miro se desconcertó totalmente, Loki aún mantenía la mirada en el ventanal con dirección al océano y los colores que resaltaban en toda la isla paraíso, no dijo nada hasta que Diana lo cuestiono.

—¿No volverán? ¿Por qué...? ¿Fue algo indecoroso que hice?

—Padre no quiere distracciones para cuando alguno de los dos se convierta en rey, hay tiempo para eso, pero quiere que nos preparemos desde ahora. Sabe que eres cercana a nosotros y por ende tomara otras medidas...

La amazona sintió alivio cuando escucho las palabras del joven.

—En tanto los vuelva a ver todo estará bien

—¿Pero a que costo, dulce Diana? —susurro con la mirada perdida.







(...)




Amazonas y Asgardianos compartían la mesa unas horas después en el palacio de las primeras mencionadas. Hipólita lideraba el primer lugar, su hermana estaba a su lado y frente a Antíope, Odín y Frigga del mismo lado Thor y Loki, delante de los hermanos, Diana. Los más grandes charlaban sobre la expansión de ambos reinos, de los planes para hacerlos crecer, debes en cuando Thor hacia comentarios de como Asgard crecería aún más si se conquistaran otros pueblos. Comentarios que no eran bien vistos por casi todos los presentes, Antíope se veía interesada, pero Hipólita la hizo aterrizar, en sus palabras nada bueno nace de someter a un pueblo.

—Esperamos su visita para las olimpiadas amazónicas de esta temporada...—invito la reina una vez que sirvieron la cena. — Tendremos pruebas nuevas y Diana participara por segunda vez, serán en tres días

—Creemos que ella querrá a sus amigos presentes para apoyarla—añadió Antíope.

—Thor estará encantado de acompañar a Diana en un día tan importante, nos disculpamos prematuramente por la inasistencia de mi hijo menor, tiene cosas que hacer en el palacio.

—¿No puede hacer una excepción esta vez? —Pregunto Diana esperando a que el padre de todo cambiara de opinión, miro a Loki y este negó.

—Lo siento, Diana. Loki se quedará en Asgard. —la joven miro al rubio esperando alguna palabra por parte de él, una objeción para con su hermano, solo guardo silencio y agacho la mirada.

Pasaron minutos para que la conversación se retomara entre todos, Hipólita se aclaró la garganta para sacar a los jóvenes de sus pensamientos. —Odín tiene algo importante que decir...

—Mis palabras esta vez van para la más joven de las guerreras, Diana...—ella lo miro aun con más atención. — Te has ganado el aprecio de la familia Asgardiana, has demostrado a lo largo de los años que eres una princesa preparada para todo, inteligente y con un carisma que una reina digna de las amazonas tendría, y más.

—Agradezco y hago caso a sus palabras, padre de todo. Seguiré mejorando día con día para seguir siendo digna de un pueblo como Temscira—respondió cuando Odín pauso para esperarla.

—así como serás reina aquí, pensamos que podrás serlo en Asgard, el pueblo necesita a alguien como tú al lado de uno de mis hijos, por eso, en nombre de Thor, pedimos que aceptes la propuesta de matrimonio y unir ambos reinos.

Las palabras se repitieron varias veces en su mente hasta que la copa que Thor sostenía cayó al suelo, haciendo un ruido agonizante por el bullicio.

—¿Este es el costo? —susurro Diana hacia Loki. El pelinegro pensó en varias formas de evitarlo, jura que lo hizo, pero no llevo a cabo ninguna idea.

Odín no solo estaba sentenciando a Thor y Diana, también lo hacía con Loki, obligaba a su hermano a desposar a su mejor amiga, y no contento con eso, también le estaba dando el trono a Thor, todo en bandeja de oro para su hermano mayor.

La chica miro a su madre, estaba igual de sorprendida que su hermana e hija. En su mente las opciones pasaron como estrellas fugaces. Algo tenía claro, ella no quería un matrimonio arreglado, si se casaba era completa y solamente por amor. Y en una isla de solo mujeres, ni siquiera estaba consiente totalmente si podría hacerlo. Hipólita y Antíope no la dejarían, estaba segura de que las mujeres preferirían la guerra con los asgardianos a que ella se casara tan joven con alguien igual de joven que Thor. Diana no quería poner en riesgo a su pueblo, podrían vencerlos estaba claro, pero también habría perdidas, tanto para las reinas como para Diana. Sus pueblos estarían separados y sus amigos también.

—Esto es...

—¡No permitiremos semejante enredo, Diana no se casará...!

—Antíope, piensa con la cabeza fría, tus palabras serian dagas en el corazón de la dulce Diana—advirtió Odín señalándola. —Piénsalo, esperamos tu afirmación en las olimpiadas

—¡Suficiente por hoy! —sentencio Hipólita elevando la voz. —Lamento la tosquedad, pero la cena termino, no necesitan que los escolte yo misma, ustedes saben cómo volver a su mundo. 

𝐓𝐇𝐄 𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐄𝐗𝐂𝐄𝐏𝐓𝐈𝐎𝐍 | LOKI LAUFEYSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora