𝐊𝐀𝐏𝐈𝐓𝐓𝐄𝐋 𝐒𝐘𝐕

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Un sonido fuerte y largo hizo despertar a Diana, se puso de pie y rápidamente miro a su alrededor, definitivamente ya no estaba en su hogar. Todo lucia lúgubre, apagado y sucio, el sonido de las aves era fatídico, no le causaba serenidad nada de eso.

— Buenos días – El joven la saludo con una media sonrisa. – Tuvimos suerte de que nos remolcaran, hicimos un buen tiempo. En fin, ¡bienvenida a Nueva York! – anuncio desganado.

—Es horrendo — sentencio con una mueca, el agua dejo de ser cristalina y se convirtió en una especie de agua sucia a su percepción.

Hunter se encogió de hombros con gracia. —Sí...no es para todo el mundo.

Descendieron del bote minutos después, Diana tuvo que morderse la lengua y ser arrastrada por Hunter cuando vio a un hombre encadenado y desnudo del torso hacia arriba, no entendió por qué lo estaba haciendo, su acompañante le pidió no preocuparse, argumentando que era mero entretenimiento, algo que la confundió mas, ya que era una forma de entretener muy rara y que ella como espectadora, no lo disfrutaría. Se perdió entre todo a su alrededor, cosas que nunca había visto en sus cientos de años como la cosa que casi la atropella por quedarse en medio de la calle, Hunter lo llamo "Auto".

—¿Por qué se sostienen de las manos? — cuestiono cuando vio a una pareja que pasaba a su lado.

—ahh, seguramente porque están juntos — explico sin detenerse.

Diana reacciono y se apresuró a tomar la mano del capitán, ellos también estaban juntos.

—No, no, no. Nosotros no estamos juntos de esa forma — incomodo soltó su mano sin cuidado. — Por aquí.

—¡A la guerra! — aseguro la amazona.

—En teoría la guerra esta de otro lado, pero tenemos que ir aquí primero

—¿Pero a dónde vamos? —interrogo deteniendo su paso.

—Tengo que llevarle esto — sacudió el cuaderno ligeramente. — a mis superiores, entre ellos mi tío —concluyo tratando de que Diana avanzara, pero su fuerza era menor comparado con la de ella.

—Espera, nosotros te liberamos, tú tienes que llevarme a la guerra, así era esto.

—No, Diana. Ustedes me liberaban y yo te salvaba de un matrimonio arreglado, así era esto

—Es lo mismo, es un trato con un pueblo, es más, con dos, Asgardianos y Amazonas. Romperlo es alta traición y se te cortara la cabeza por eso.

Hunter suspiro.

—Primero ven conmigo a entregar esto y después te comprare un boleto a la... la guerra

"Lo que sea, pero que este muy lejos" pensó.

Pero primero, le compraría algo de ropa.

(...)

Un establecimiento lleno de luces y con decoración tan bella se llevó la atención de la princesa, había muchas mujeres que la miraban de forma extraña y como no, si solo llevaba un enorme abrigo negro y bajo de este una diminuta armadura.

—Qué alivio, no estás muerto— Una mujer se acercó a ellos con cautela, lo que más llamo la curiosidad de Diana fue que la mujer lo abrazó fuertemente.

¿Por qué a ella no la dejaba tomarlo de la mano? Había tenido la impresión de que no le gustaba el contacto físico, pero con aquella mujer no pareció molestarle.

—Creí que estabas muerto hasta que recibí tu llamada—sonrió aliviada. — Se marchó hace semanas y ni una sola palabra— esta vez se dirigió a la amazona. —Me presento, soy Margaret Carter, compañera y amiga de Hunter

—Diana, princes...— la interrumpieron abruptamente a lo que solo pudo sonreír.

—Prince, Diana Prince. ¿Podemos por favor avanzar?

—Supuse que me llamabas por lo del cuaderno, no para comprar ropa —mascullo la agente.

—Si bueno, esto no es lo mío

—Así que esto es lo que se usa como armadura en su país —dedujo la princesa pasando sus manos por un maniquí con delicadeza.

Carter rio por lo bajo, la chica parecía confundida, ¿cómo no sabía lo que era un corsé? Si bien para su época esas piezas de tortura ya no eran tan necesarias tampoco era como si estuvieran en el olvido.

—Algo así, aquí lo llaman "moda"— Peggy tomó la mano de la joven y la acercó a un maniquí que para el gusto de la amazona le pareció fatal. — Mira este, conservador, pero no del todo aburrido

—Pruébatelo, ¿quieres?

—Como quieras...—Diana bajó la guardia y con ello su abrigo que dejaba mucho que ver, es entonces cuando Carter y Hunter se acercaron a ella con rapidez tratando de cubrirla.

—Mejor vamos a los probadores.

Minutos después, Margaret y Diana vagaban en los vestidores probando conjunto tras conjunto, uno más incómodo que el otro y los zapatos, que armas de tortura tan grotescas, ¿Cómo las mujeres iban a la guerra con eso?

—Esto está bien, puedo pelear con esto

Carter frunció el ceño, la chica era extraña pero divertida a sus ojos. Y luego noto a Hunter, quien no dejaba de ver a la amazona

—La idea era hacer que se viera menos... llamativa— frustrado, Hunter tomó un par de gafas, sin permiso se acercó y los deposito sobre su nariz.

—¿Gafas? ¿En serio? Y de pronto no es la mujer más hermosa que hayas visto — Aclaró viendo con burla a su amigo. —Bien, sabes que, los veo en la oficina. Diana, ¿qué te parece si guardo sus cosas?

—No, esto es muy importante para la guerra, no puedo dártelo — se negó levantando la espada, lo que ocasiono que llamase atención.

—Baja la espada, Diana. Por favor, sabes, mejor iremos todos a la oficina, entregare el cuaderno. ¿Trajiste tu coche, Peggy?

—Traje el tuyo — sonrió.

En el coche, Diana volvió a perderse entre todo lo que pasaba frente a sus ojos. Mientras que la Agente y el capitán charlaban en pequeños murmullos para no distraer a la joven.

—Entonces, ¿ya eligió a alguien para el proyecto renacimiento?

—Lo hizo, pero Chester no está seguro con la elección de tu tío, él es agradable pero no sé si pueda soportar el procedimiento

— ¿acaso es un escuálido? — Hunter rió, pero se detuvo cuando Carter no lo siguió.— Peggy, dime qué no es un escuálido.

— Lo verás cuando lleguemos. A propósito ¿Dónde estuviste y porque parecemos los niñeros de esta chica?

—Es una historia larga y un poco descabellada

—Tenemos tiempo y estoy bastante cuerda como para entenderla

— Será en otra ocasión, Peggy. Llegamos.

— ¿Dónde estamos? — preguntó la princesa al salir del coche.

— Eso mismo quisiera saber

Todos voltearon a dónde provenía aquella voz masculina, Peggy le dió una media sonrisa y se acercó para presentarlos.

—Ellos son Hunter Erskin y Diana Prince, el es Stever Rogers.

Ambos hombres estrecharon sus manos, Diana solo pudo pensar que era alguien muy guapo, pero le pareció más joven que ella, era delgaducho en extremo y muy bajito, tenía que bajar la cabeza un par de centímetros para verlo, eso le pareció tierno.

—Un placer — dijo la princesa.

— Es el candidato que tu tío escogió para el proyecto renacimiento

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2023 ⏰

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𝐓𝐇𝐄 𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐄𝐗𝐂𝐄𝐏𝐓𝐈𝐎𝐍 | LOKI LAUFEYSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora