¿Fue como Manu?

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La noche transcurrió muy tranquila. Cenamos lasaña preparada por Erick (que por cierto estaba riquísima) y comenzamos a ver los juegos del hambre. Todo iba normal, tranquilo, como cualquier quedada de amigos... porque... somos amigos ¿no?. Pero entonces, comenzó a sonar mi móvil, y la pantalla iluminó todo el salón con el nombre "Manu". No quería cogerlo.
-¿no lo vas a coger?
-no... es mi ex
Entonces, como un rayo que no pude ser capaz de ver ni frenar, Erick se lanzó hacia mi movil, atendiendo la llamada
-¿Diga?- contesta Erick como si no supiese quien llama
-eh.. ¿quién eres? ¿Qué haces con el móvil de Ann?
- Ann está ocupada ¿quieres algo?- le contesta Erick cortante y frio
-¿no serás el desgraciado de la moto del otro día no?
-el mismo- veo como se le marca una sonrisa ganadora en la cara
-mira tío, como le toques un pelo a Ann...- Manu suena enfadado, pero el vive enfadado con el mundo desde siempre
-Tranquilo tío- vacila tranquilamente Erick- la voy a cuidar mejor que tú
-mira capu....
Y justo antes de que acabara el insulto, veo como Erick pulsa el botón rojo para finalizar la llamada.
Me quedo unos segundos mirándolo, sin saber que hacer. Sin saber si empezar a reírme, darle las gracias o disculparme por el comportamiento de niñato de mi ex.
-asunto resuelto- me dice
Ya no podía contener más la risa que guardaba en mí
-sonaba enfadado tu ex
-tranquilo, vive así
-¿Cómo pudiste estar con alguien como el?
-Bueno... no he tenido muchas experiencia con los chicos, no solía llamarles la atención, pues siempre he sido la gorda de clase. Hasta un año que bueno... comencé a perder peso. Manu es de los populares del insti, y en mi cabeza sonaba a delito rechazar su oferta a salir juntos. Al principio todo era encantador, como adentrarme en una aventura y ver mundo. Hasta que me fui dando cuenta de que rsa relación no llegaba a ninguna parte, y lo único que quería era que ... bueno... ya sabes, pues eso...
-en su defensa diré que todos hemos sido unos capullos alguna vez- me contesta pasándome un brazo por el hombro- a ver si con un poco de suerte, el chaval espabila y abre los ojos.
Me quedé callada. ¿Eso quería decir que Erick también fue así a mi edad? Se me hace muy difícil imaginármelo como a Manu; bebiendo cada fin de semana, metiéndose en peleas y llevándose a la cama a cualquier buenorra que estuviese dispuesta.
Me adentré en mis pensamientos mientras transcurría la primera peli de los juegos del hambre, hasta que nose en qué momento, me quede dormida.

A la mañana siguiente me desperté junto a Erick en el sofá. Intenté moverme despacio para no despertarlo, pero entonces, soltó un pequeño gruñido seguido de un bostezo.
-buenos días princesa- me dijo aún medio dormido. Hasta recién despierto parece un dios griego.
-buenos días- le contesté dandole un beso en la frente
Nos pusimos de pie y nos turnamos para ir al baño. Cuando salí del baño tras lavarme la cara y peinarme un poco con los dedos, vi como erick se asomaba a la ventana con una taza en la mano
-parece que va a ser un buen día
-sí, las predicciones para hoy son de temperaturas altas-
-¿te apetece café Ann?
-no soy muy fan del cafe...- cada vez que alguien me ofrece café me da mucha vergüenza rechazarlo y decirle que sigo tomando colacao, pero es que solo con oler el café, me entran nauseas- sigo con el colacao jajajjaj
-pues estás de suerte, porque tengo un bote de colacao por si me visita mi sobrina pequeña- añade con una sonrisa

Tardamos poco en desayunar unas tostadas. Lo que hace unos días me parecia algo imposible, se esta convirtiendo en algo normal para mí. Pero me da miedo enamorarme de Erick, y que me rompa el corazón como lo hizo manu
-¿te apetece ir a la playa?- me dice sacándome de mis pensamientos
-¿a la playa?- pregunto para saber si había oido bien
-Si, a la pla-ya- me repite riéndose y arrastrando las sílabas como si hablara con un niño pequeño- podemos ir en moto y hacer un picnic allí toda la tarde. Es mi día de descanso y necesito desconectar un poco
La idea de ponerme un bikini delante de Erick me aferra. Soy consciente de que no tengo mal cuerpo, pero se me hace inevitable estar en bikini sin que la palabra "gorda" aparezca por mi mente. Cuando fui al psicólogo, este me advirtió de que tardaría mucho en olvidar esa palabra, pero que debía de ser más fuerte que ella y mirarme al espejo apreciando la realidad.
-esta bien, voy a ir a mi casa a por ropa de baño

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