Capítulo 3

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No se percataron de cuanto tiempo pasó desde que decidieron cerrar sus ojos. Shippo fue el primero en levantarse

-Chicos levantense - dijo Shippo con volumen suficiente en su voz - ¡chicos!

Sango, Kaede y Miroku despertaron pero inmediatamente se pusieron alerta, al igual que el kitsune, se percataron de una energía maligna poderosa, pero nunca antes la habían sentido

- Aparte de eso... Huele a san....gre ¡debemos ver qué sucedió! - dijo colocándose de pie

- Bien, Shippo, su excelencia prepárense. Iré a cambiarme - dijo tomando a Hiraikotsu y saliendo de la cabaña

- Kaede ¿de verdad Aome se fue a su hogar? ¡Anciana Kaede la sangre es de ella! -

Shippo gritó alarmado. Kaede tuvo que contar la verdad y el motivo por el cual no les dijo, Miroku se acercó al pequeño y le quitó los vendajes, cuando acabó Sango les gritó para que salieran; Shippo se montó en los hombros de Miroku, Sango sobre Kirara y empezaron su andar. Shippo les indicó el lugar de origen pero a medio camino se encontraron con Kikyo montada en la espalda de Inuyasha

- ¡¿Qué sucedió chicos?! ¡Dónde está Aome! - les gritó cara a cara - ¡La había escuchado decir que se iba a ir a su hogar, ¿por qué sigue aquí?!

-Calmate Inuyasha, la Anciana Kaede nos explicó lo sucedido, luego platicamos. Ahora, ¡vamos al Árbol Sagrado! No podemos perder el tiempo. - Miroku empezó a correr, Sango y Kirara iban tras de él y le siguieron Inuyasha y Kikyo
Shippo estaba a unos arbustos de llegar, el no perdió el tiempo platicando con la pareja. Quitó lo que se interponía en su camino y al llegar... Sus pies no podían dar un paso más, simplemente no creía lo que veía, era Aome. Sus piernas temblaron hasta que no soportaron su peso. No escuchó cuando los demás llegaron

- A-Aome ¡su excelencia Aome está...! - sus piernas no respondían, no podía moverse ni quitar la vista de la horrible escena que estaba frente a ella - Aome, no... Tú no puedes dejarme... -

Inuyasha igual frenó ante la horrible escena no pudo moverse por ligeros instantes, reaccionó cuando Kikyo bajó de su espalda y rápidamente se encaminó al cuerpo de la chica. No podía estar pasando esto, no con ella. Cuando ambos llegaron Inuyasha tomó cuidadosamente a Aome y la recargó sobre su cuerpo; Sango se acercó a Shippo y se puso frente a él para abrazarlo y evitar que siguiera viendo la escena, igualmente, Miroku se puso frente a ellos y sólo evitaba voltear. Kikyo debía actuar ahora o el tiempo se acabaría, sobre la zona herida colocó sus manos, cerró los ojos y una luz tenue, casi blanca se instalaba sobre las heridas y de manera lenta las cerraba, aunque sólo lo suficiente para evitar que la sangre siguiera saliendo.

- Hize lo que estuvo a mi alcance por ahora, Inuyasha debemos llevarla rápido a la aldea - dijo levantándose -

Inuyasha sólo asintió y de manera delicada acomodó de mejor manera a Aome en sus brazos y se levantó para encaminarse hasta la cabaña, Kikyo avisó a los demás de a donde debían ir, Shippo los acompañó y sin más aceleraron un poco el paso, sin embargo, Miroku y Sango se quedaron

- E-Ella... Es-estaba... San...gre... Aome - aún no salía de su impresión -

- Sango ¡Sango! ¡Sango! - dejó su báculo a un lado y se agachó a su altura para poder tomarla de los hombros y hacer que la mirara - Escúchame. Ella es fuerte, sí, está herida, pero sabemos que estará bien. Afortunadamente y por lo que hizo Kikyo podemos confirmar que sigue viva. Ahora no podemos mostrarnos débiles. Sango, estamos por terminar con Naraku, debemos salvar a Kohaku, vamos Sanguito, tranquila ¿sí? Tenemos que tener la frente en alto. Ahora, veamos de donde venía aquella energía maligna - limpio con sus pulgares los rastros de lágrimas en el rostro de Sango, tomó su báculo y se levantó -

- Bi-bien, tiene razón su excelencia - se puso de pie y Kirara empezó a checar los alrededores

Pasó un rato, tal vez horas. Había ocurrido algo extraño, cuando sintieron aquella energía maligna fue en realidad sólo un momento. Se parecía un poco a la de Naraku, pero no podían decir que era él. Cansados estaban dispuestos a irse Kirara se encaminó a él rastro de s4ngr3 que aún quedaba

- ¿Qué sucede Kirara? - maullido - ¿en su s4ngr3? Pero no puedo persivir nada... ¡Su excelencia!

Miroku retrocedió su andar para dirigirse a la exterminadora - ¿que sucede?

- Kirara me ha traído hasta... Bueno, no puedo sentir nada -

Miroku se concentró tanto como pudo para poder persivir algo

- No, aquí no hay nada pero... Entre aquellos arbustos se persive ligeramente algo... Aunque es muy leve - dijo apuntando al lugar contrario de donde se encontraban -

Cuando llegaron a donde el monje indicó se separaron un poco para alcanzar el origen

- Su excelencia... Aquí... Aquí hay un cabello plateado - dijo desenredandolo de una rama

Miroku solo asintió y siguió concentrado, hasta que lo encontró

- Aquí hay... Un cabello negro... - Dijo tomándolo y mostrandoselo - Sango... No es lo que creo que es ¿verdad?

- ¡Claro que no! ¡Deben ser de youkais, quizás alguno de ellos la atacó! - dijo aferrándose a su hiraikotsu - Su excelencia, debemos exterminarlos, Aome estaba indefensa, dudo que hayan salido lastimados o muertos. Quizás son de Naraku... ¡Maldición, no debí permitir que viniera sola, no le hubiera prestado a Kirara o... ¡Agh!

- El hubiera no existe. Además, no puede ser ya que la energía de Naraku es diferente, por completo. Creo que lo mejor es irnos, no encontramos nada más que eso y no sé cuánto tiempo hemos estado aquí

Sango asintió, llamó a Kirara y tomaron camino a la aldea.

Cuando Inuyasha y Kikyo llegaron, Shippo sólo entró sin decir nada, el Hanyo dejó el cuerpo de la chica en el futón y salió, Kaede no sabía cómo reaccionar y Kikyo ya estaba buscando lo necesario para poder ayudarla.

El sol comenzaba a mostrar sus primeros rayos indicando el inicio de un nuevo día, pero también, el comienzo de un plan que acabará con todos aquellos que la Perla de Shikon y Naraku desean eliminar.

Está vez nada podía fallar. No debía fallar

El sufrimiento de Aome [Inuyasha] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora