Capítulo 12

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Aquella chica azabache tropezó. Naraku se acercó a ella y la tomó en brazos llevándola de nuevo a la superficie donde había dormido por mucho tiempo.

     — Quien diría, tardaste en despertar — Tomó el mentón de la chica y la obligó a verlo — realmente no te vez tan mal. No pierdas más el tiempo. Vístete 

Narakú salió de el espacio donde la chica se encontraba

Pasó un rato hasta que la azabache fuera a con él, a pasos lentos se acercó hasta tenerlo a unos centímetros de distancia. El hombre no pudo evitar mirarla con atención a la bella chica que tenía justo enfrente.

Cabello levantado en una alta coleta que terminaba a la altura de su cadera y dos mechones extra que adornaban su rostro, sus ojos inquietantemente rojos y labios carmesí que combinaban perfectamente con su muy pálida piel. Un vestido que dejaba ver su figura con una abertura en su pierna izquierda y unos zapatos bajos que hacían juego con su conjunto y un cinturón que se amoldaba a su pequeña cintura.

Por unos momentos permaneció así hasta que aquella chica tocó su rostro, él sin más interés arrebató la mano de la chica y caminó a la entrada de aquel lugar siendo seguido por ella

     — ¿Cómo se supone que me dirija a ti? No puedo solo indicarte con la vista que hacer — Aquella chica con sus ojos sin rastro de luz volteó a verlo

Naraku sabía que aunque le llamara por su nombre "Aome" ésta no lo reconocería ya, pero si en dado caso los rumores se expandieran y llegaran a ciertas personas, sería un complicado problema para él. Se acercó a la azabache y la tomó por el mentón.

     — De ahora en adelante tu nombre es Yaeko, no tienes interés en saber de tu pasado y saber por qué es que no recuerdas nada, tu único objetivo es asesinar a los que se pongan en tu camino — bruscamente apartó su mano del mentón de la chica — Tu única misión es recuperar el último fragmento de la perla Shikon, de esa forma.... 

Tuvieron contacto visual unos segundos, luego de eso Yaeko se alejó de Naraku. Juntó sus manos y de estas emergió una gran cantidad de luz completamente negra, cerró sus ojos y logró hacer más grande aquel anulo brillo. 

Dos años que desaparecieron del mundo, tres años desde que todo comenzó.

Como último recurso, el hombre le entregó armas que le serían de gran ayuda. La chica se colocó el arco en la espalda, la daga escondida en su cinturón, dos largas y finas cuchillas que se las colocó elegantemente en su coleta y por último, un títere, sólo aparecería cuando se encontrara en gran peligro.

Dos años donde Naraku logró tener la vida y la muerte a su favor

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     — Van cuatro aldeas en este estado, Inuyasha ¿alertaste los alrededores? — Kikyo contestó por él 

     — Por supuesto, ya comenzaron a desalojar, sin embargo.... — Inuyasha dejó de lado los escombros que estaba recogiendo para acercarse a ellos

     — Estaban 2 sobrevivientes de una de estas aldeas, no pudieron decir que fue lo que pasó. Solo mencionan que murieron poco después de ser llevados y refugiados

El pequeño Shippo  se dirigió rápidamente hacia ellos

     — Chicos vean esto — gritó y corrieron tras de él

Ingresaron a aquellas ruinas de lo que alguna vez fue un hogar donde se encontraban siete cuerpos inertes

     — Sango y yo lo descubrimos, son los únicos que no presentan heridas, no hay sangre

Kikyo se acercó a ellos, después de un pequeño rato se dirigió nuevamente a los chicos 

     — Les han robado su alma y escencia.... Lo que quiero decir es que no nos estamos enfrentando a cualquier espíritu, a diferencia de mi, este ser literalmente los chupa hasta dejar el cuerpo como un simple contenedor vacío. Por sus expresiones se nota que no hubo dolor físico, todo fue solamente espiritual

Pasaron toda la mañana acomodando los cuerpos para darles una sagrada sepultura, Sango colocó flores sobre la tumba de todos a pesar de no conocerlos.

El viento sopló bruscamente, entre el espeso bosque Inuyasha creyó haber visto aquella silueta que tanto añoraba ver desde hace tiempo, aquella chica azabache de uniforme verde que siempre tenía en su rostro una hermosa sonrisa. De un momento a otro desapareció.

     — ¡Su excelencia! 

Miroku calló inerte al suelo, su báculo comenzó a sacudirse bruscamente, Inuyasha luchaba por ponerse en pie, su fuerza se desvaneció de un momento a otro y aquellos recuerdos que le atormentaban noche con noche regresaron fuertemente provocando un dolor insoportable, Shippo igual se desmayó, Kikio luchaba por mantenerse en control al igual que Sango, quien agarró fuerza para mantenerse al lado de Miroku, el recuerdo de su padre, el daño que le hizo a Naraku y la muerte de su amiga se hicieron más presentes que nunca.

A como le fue posible Kikyo divisó a lo lejos una figura humana en el bosque, con esfuerzo logró identificar que de ahí provenía, se puso en pie, comenzó a susurrar palabras inentendibles, cerró los ojos y enterró una flecha en el suelo para posteriormente crear un escudo espiritual alrededor de todos. Después de un rato, abrió los ojos y aquella figura desapareció, callo al suelo. Inuyasha, Miroku, Shippo e incluso Kirara estaba inconscientes.

     — Q- ¿Qué fue eso? - Débil Sango preguntó

     — No tengo idea - contestó agitada- pero fue una energía maligna, demasiado - tocó su cabeza- Nunca la había sentido antes, este campo nos mantendrá protegidos un rato... Yo... Me encargaré

Sango sin más igual cayó al suelo, Kikyo comenzó a irradiar una luz cálida dirigida a sus amigos

Gastó su última reserva de fuerza, igual cayó al suelo.

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Unas ramas emergieron del suelo de esa persona y se dirigieron al campo, lo atravesaron con facilidad, la persona salió de entre las sombras del bosque, uno de sus tentáculos llegó a Kikyo, sin embargo, éste perdió una parte. Sacó esas ramas/tentáculos de aquel campo y se alejó.

No sabía por qué, pero por alguna razón y en contra de su voluntad no pudo deshacerse de ellos

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⏰ Última actualización: Feb 08 ⏰

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