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Desde aquella inesperada llamada telefónica los dos chicos hablaban todos los días durante horas, contandose las cosas que habian hecho, no importaba si alguno había tenido un mal día no pensaban desquitarse uno con el otro, en cambio se escuchaban atentamente y respondían con emoción a los relatos ajenos, los corazones de los dos latía alegremente y entonado la misma melodía pese a la distancia que los separaba, pero una pequeña voz en el fondo les decía que algo les faltaba.

Sin que se dieran cuenta ya estaban en comienzos de primavera, el cielo despejado, los árboles de cerezo floreiciendo y el amor se podía sentir en el aire, el joven blondo albergaba un poco de tristeza en su interior pues aunque siguiera sonriendo y pudiera hablar con su tímido amor, no quitaba el hecho de querer verlo, correr hacia sus brazos y abrazarlo con todas sus fuerzas, el poder confesarle todo, esos  pensamientos que rondaban su mente cuando se encontraba en la soledad de su cuarto.

–Desearia poder verte Tamaki, desearía poder decirte cuánto te amo... Me encantaría poder verte aunque sea unos minutos.- aquello lo decía frente a la pantalla de su celular en el cual miraba fotos de los dos.

En aquellos momentos la nostalgia lo invadía, deseando tener cerca aunque sea el perfume de su amigó, durante varios días no podía sacar de su mente algúnos aspecto del chico, ya fuera su cabello, sus ojos o sus gestos cuando comía algo que le gustaba, las expresiones de miedo o las pequeñas sonrisas que le regalaba, todas estas cosas ya eran parte de sus pensamientos constantemente.

Mientras pasaban los días los pensamientos del blondo ya no eran solo de los bellos recuerdos que tenía de su amigo, si no que ahora también pensaba en como se encontraría el cuerpo del contrario, cuánto habría crecido en ese tiempo que no se habían visto, ¿se habría vuelto más fuerte?, ¿Más guapo?, ¿Su cuerpo se vería más ardiente que antes?.

Ante este último pensamiento sus mejillas se tornaron de un leve tono rojizo mientras una sonrisa nerviosa adornaba su rostro, definitivamente la cocina de su casa no era el mejor lugar para pensar en eso, pero no podía evitarlo, no cuando en su mente se reproducían una y otra vez imágenes de Tamaki sin camisa mostrando un cuerpo definido, con unas manos grandes y pálidas en las cuales se marcaban levemente las venas, además de que el rostro de su imaginación estaba perlado por el sudor y con una pequeña sonrisa ladina y en los ojos color indigo se podía apreciar perfectamente un rastro de lujuria.

Al reaccionar se dió cuenta que estaba soltando feromonas, además de que su cuerpo estaba reaccionando a su imaginación, el ojiazul no entendía porque últimamente le pasaba esto, ya que nunca había pensado de tal forma sobre Tamaki, pero ahora su cerebro solo reproducía imágenes demasiado calientes y algo obscenas de las cuales su amigo era el protagonista, y las cuales hacían que su cuerpo reaccionara de manera demasiado rápida.

Al terminar su comida y dándose cuenta que del problema que había en sus  pantalones decidió ir a darse una ducha, primero fue a su cuarto para sacar la ropa que se pondría, pero a la mitad de la búsqueda sintió como una ola de calor empezaba a apoderarse de su cuerpo, sintió como su pantalón quedaba cada vez más mojado y como el lubricante natural empezaba a bajar por sus muslos.
Poco a poco su juicio empezaba a nublarse, estaba desesperado por tocarse y aliviar ese calor, con desesperación empezó a quitarse la camisa y el pantalón para poder acostarse en su cama, con rapidez empezó a estimular sus pezones masajeandolos y pelliscando mientras imaginaba que el azabache eran quien lo hacía hasta dejarlos duros y aún más sensibles a cualquier estímulo.
Después de unos minutos estimulando la parte superior empezó a bajar pasando la yema de sus dedos por su pecho, cintura y caderas haciendo que soltará suaves jadeos y empezará a sentir tirones en su entre pierna. Al llegar al boxer vio que tenía una gran mancha de pre-semen, lo bajo y sin hacerse esperar su dura erección se pegó a su estómago, de esta salían gotas blancas las cuales bajaban hasta la basé, bajo su mano hasta su pene erecto y empezo a bombear a un ritmo lento miéntras que su cerebro le mostraba imágenes de aquellas manos pálidas subiendo y bajando aún más rápido miéntras que el azabacha se acercaba al oído del rubio y empezaba a hablarle con voz ronca y bajaba su otra mano hasta las nalgas del rubio para empezar a masajear la entrada, la cual estaba bastante mojada y en la cual con facilidad entraban tres dedos. Mientras más minutos pasaba el blondo se encontraba más cerca de llegar al órgasmo por lo que empezó a bombear su ereccion más rápido y movía sus dedos a la par hasta que se pudo liberar.

–Mmm~ AH TAMAKI- después de acabar su respiración era irregular además de que su pecho subía y bajaba bastante rápido, se estaba recuperando cuando su celular sonó- bu~bueno?

–Mirio ¿qué pasa? Te escuchas agitado- del otro lado de la línea sonaba la voz del chico en el cual había pensado mientras intentaba complacerse.

–No pasa nada... Solamente fui a correr un poco, pero cuenta que pasó- el sonrojo y nerviosismo de cara eran incomparables, además de que intentaba controlar su aroma aunque el otro no lo pudiera oler.

–Pues te tengo una sorpresa- la voz del azabache tenía una gran alegría presente la cual se podía notar- lo que pasa es que ya pudimos regresar a la ciudad.

–Eso es bas~bastate bueno Tamaki, ¿Cuando llegan?-  ahora sí estaba definitivamente nervioso por ver al chico, además de que celo había empezado, talvez si llegaba mañana podría ir a verlo después de tomar sus supresores.

–Pues llegamos ayer en la noche, pero estuvimos desempacando algunas cosas durante la mañana...pero ya estoy a una cuadra de tu casa Mirio.

Al escuchar eso el blondo supo que estaba jodido, probablemente toda su casa olía a sus feromonas cargadas de lujuria (aunque estás no las podría oler Tamaki), además de que estaba hecho un desastre con sus propios fluidos corporales y sentía que si veía a el chico no podria recistirse a lanzarsele, además de que sentía que sus sentidos volvían a nublarse poco a poco.




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Hola lectores, me disculpo por no haber actualizado en tanto tiempo, pero las ideas no llegaban a mi cabeza.

Espero les guste el cap. Y me disculpo por el intento de hard tan malo que hice.

Y les quería preguntar algo
¿Ustedes creen que a los omegas les llegue Andrés?

Planes del destino~ Tamamiri/ omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora