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Con rapidez se levantó de la cama pese a que sus piernas temblaban un poco, no supo en que momento había colgado la llamada pero empezó a correr por toda su casa prendiendo velas, cerillos y echando aromatizante para evitar que su aroma se notará.

–Bueno no creo que Tamaki lo noté- diciendo eso último corrio hacia el baño para tomar un supresor y meterse a bañar pese a que el agua estuviera demasiado fría.- Agh... Rayos está helada

Al terminar su baño rápido de no más de dos minutos salió rápidamente corriendo a su cuarto pese a que en el camino se resbalaba  por lo mojado, sin prestar siquiera atención a como se vestía termino cuando el timbre sonó, al escucharlo en menos de un minuto ya estaba frente a la puerta y antes de abrir dió un suspiro dándose cuenta que su camisa tenía las costuras por fuera, su pantalón en realidad eran unos shorts algo raros y que sus calcetines eran completamente diferentes, además de que su cabello seguía bastante mojado, resignado a no poder hacer nada para mejorar su imagen abrió la puerta encontrando frente a el al chico que durante tanto tiempo había extrañado.

–Hola Mirio- con una sonrisa tímida el joven azabache entro a la casa dirigiéndose a la sala para ser recibido por un gran abrazo del rubio.

–Tamaki te extrañe tanto- mientras se encontraba abrazando al contrario pudo oler el agradable olor a pino y fuego, haciendo que inconscientemente pegará más su nariz al cuello del contrario sin importar si terminaba mojando al chico con su cabello- hueles realmente bien.

–So~sorpresa- la voz del joven denotaba su nerviosismo pues tener al blondo pegado a su cuello además de sentir los rastros dulces y excitantes de las fresas con cremas en el aire no ayudaban demasiado- no quise contartelo por mensaje pero me presenté como Al...

Antes de siquiera poder terminar la frase fue interrumpido por unos labios posándose sobre los suyos, el ojiazul lo estaba besando de una manera demandante y llena de pasión, parecía que lo quería devorar, su lengua pasaba jugando con los labios ajenos hasta que la falta de aire hizo que se separaran, fue entonces cuando el joven alfa se dió cuenta de que las pupilas del rubio estan demasiado dilatadas por la lujuria además de que el aroma de este salía libremente llenando sus pulmones del ese dulce y embriagante aroma que incitaba a que lo tomara, entonces los instintos del joven peli azul salieron a flote.

No pasó mucho tiempo para que volvieran a unir sus labios en aquella danza, pero está vez fue el alfa quien tenía el control de la situación, sus manos rápidamente viajaron a la cintura del Omega para pegarlo a el, en esa posición podía sentir la clara excitación del rubio, con la poca fuerza de voluntad que le quedaba separó los labios para poder ver a su amigo.

–Mi~mirio no creo que debamos, tú estás en tu celo.

Mientras hablaba veía la erótica imagen del joven que estaba frente a él, tenía la  cara roja y los labios hinchados por los besos, además de que algunos mechones rebeldes caían en su cara y los ojos azules como el cielo estaban brillosos.

Alfa por favor- su tono de voz era suave y seductora, además de que a pasos lentos se acercaba al contrario hasta que esté callera al sillón- anudame, follame tan fuerte como tú puedas Tamaki 

Al oír eso el autocontrol del alfa se esfumó como una nube de humo, el amaba a su mejor amigo desde hacía mucho tiempo, cada sonrisa y gesto de este le hacía perder la cabeza y ahora verlo frente a él pidiéndole eso con aquel exquisito aroma atrayendolo, no lo podía soportar más, jalo a Mirio para que quedara arriba del el y volver a unir sus labios mientras que con su lengua empezaba a recorrer la cavidad bucal del menor, sus manos empezaron a recorrer la espalda ajena disfrutando de trazar el contorno de sus hombros y bajar hasta la pequeña cintura del rubio dónde trazaba círculos y volvía a subir por el torso.

Planes del destino~ Tamamiri/ omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora