Extra

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Era de madrugada y el frío viento otoñal soplaba meciendo las hojas de tonos naranjas, las estrellas brillaban todavía en el cielo y la paz era irrefutable, eran las horas perfectas para pensar según un blondo que se encontraba en el balcón de su dormitorio y pese al clima solo tenía una camisa y sus boxers,  se encontraba mirando la luna llena y sonriendo.

En aquellos momentos le gustaba recordar los momentos que había pasado con su novio los momentos felices, los triste, incluso los vergonzosos, uno de ellos fue después de su "confesión".

Después de la muestra de afecto de los dos jóvenes en el sillón de la sala se encontraban abrazados, el rubio sabía que entraría en otra ola de calor pronto si no tomaba otro supresor  pero no quería despegarse de su alfa, pues el aroma de este era sumamente atrayente, pero tuvo que sacar fuerza de voluntad de algún lado por lo que con cuidado se separó un poco del azabache.

–Necesito ir por algo al baño, no tardó– después de decir eso salío casi corriendo al baño, por suerte la caja con supresores estaba todavía afuera, con rapidez tomo otra de esas pastillas y regreso a la sala– Ya vol...– al voltear al sillón solo pudo ver el cuerpo desnudo de su ahora novio, el cual al darse cuenta agarro su camisa para cubrirse.

–Podrias dejar de verme por favor– su voz estába un poco temblorosa y el tener al rubio frente a el de igual manera no ayudaba mucho.

–Pero ¿por qué?, me encanta como te vez– las respuestas salían solas de su boca y poco a poco se acercaba más al contrario hasta que vio su cara completamente roja así que soltó un suspiro y solto– está bien, te dejare de ver, mientras yo también me cambió.

El blondo se volteo para empezar a ponerse su ropa, estaba por ponerse la camisa cuando la puerta de su casa fue abierta, en ese momento los dos jóvenes voltearon a verse con los ojos como platos pero la parte más vergonzosa fue cuando el padre de Mirio entro a la sala, tamaki estaba con la cara de un fuerte color escarlata mientras seguía cubriéndose con su camisa por la vergüenza y el ojiazul solo atino a sonreír un poco.

–No sabía que llegarías temprano papá–su voz parecía un hilo y sus manos de entrelazaban entre si.

Soltó una leve risa y sintió su cara ligeramente caliente ante el recuerdo, definitivamente esa no era la forma en la que deseaba dar a conocer su relación, pero estaba agradecido de la comprensión de su padre después del regañó que les dió en el cual su novio casi se desmayaba. Sus pensamientos seguían andando rápidamente por su cabeza hasta que vio la escuela cerca, Mirio estaba feliz de poder cumplir sus sueños, aún recordaba el examen de admisión y lo preocupado que Tamaki estaba por que saliera herido; la vez que llegarin sus cartas de admisión y la emoción de pisar aquella prestigiosa academia por primera vez, pero también cuando los celos hicieron presencia.

Las clases en la academia U.A ya tenían unos meses de haber empezado, se podía ver como los jóvenes aspirantes a héroes se esforzaban por cumplir sus sueños, para mala suerte de un blondo y un azabache estaban es salónes diferentes pero eso no afectaba en su relación.
Todos los días ellos almorzaban juntos después de sus clases pero había veces en las que el rubio llegaba acompañado de varios amigos, al principio esto no le molestaba en absoluto al azabache pues sabía lo amistoso y alegré que era su novio con todas las personas, pese a esto sentía algo extraño como una pequeña punzada en su pecho la cual decidió ignorar.

Así pasaban los días en la academia pero conforme pasaba el tiempo Tamaki empezó a darse cuenta de cómo otro alfa miraba a Mirio, podía ver en sus ojos la admiración y deseo hacia el Omega el cual no se daba cuenta, el alfa no quería molestar a su pareja con aquellas emociones que se acumulaban en su pecho por lo cual cuando los veía juntos solo atinaba a saludar y responder con algún si o no.

–Que dices amor– ya era la hora de la salida y los dos jóvenes caminaban rumbo a la casa del azabache.

–Si, está bien– la voz del ojiañil sonaba un poco más seca y cortante de lo normal, además de que la seriedad de su rostro era nueva.

–¿Qué pasa Tama? Desde la mañana estás así– el rubio detuvo su andar y volteo a ver a su novio, se le hacía raro que no hablara con el y sentía miedo de haber hecho algo malo– ¿Estás enojado conmigo?

El azabache no respondio nada, solo agarro la mano del contrario y siguio caminando hasta llegar a su casa, después de entrar soltó un suspiro y volteo para ver cara a cara al rubio

–No estoy enojado contigo... Es solo que– las orejas del azabache se encontraban gachas y su voz sonaba demasuado débil– no me gusta que hueles a él.

–Eh?– Mirio había escuchado a la perfección la queja del contrario aunque no sabía a quién se refería– No entiendo amor, a quien huelo?

–HUELES A KISIMOTO!, EL QUIERE IMPREGNARTE SU AROMA POR QUE LE GUSTAS, TE VE CON UNA ADORACIÓN Y DESEO– después de gritar eso Tamaki bajo la vista y apretó levemente los puños para después soltar en un susurró– y pienso que el es mejor para ti que yo... El es seguro de si mismo, puede hablar sin miedo y te protegería mejor que yo.

Mirio se acercó lentamente a su novio para agarrar suavemente su rostro y obligarlo a que lo vea..

–Amor mío, Mi luna, Tamaki no existe nadie mejor que tú para mí– el rubio atrapó en un abrazo el cuerpo ajeno para seguir hablando mientras soltaba feromonas– yo me enamore de ti por la persona que eres, porque siempre estuviste para mí y porque para mí eres la persona más perfecta del universo, te amo y no tienes que dudar de eso


Una sensación cálida rodeándolo hizo que saliera abruptamente de sus pensamientos, entonces sintió unos brazos rodearlo y la cabeza de su compañero posarse en su cuello, sabía perfectamente quien era el dueño de aquellas caricias leves en su cintura, con cuidado volteo para ver a su alfa, quien se había vuelto un poco más alto que él.

–¿Qué haces afuera a estas horas?, Estás helado Mirio– el ojiañil veia seriamente al ojiazul pese a seguro medio dormido.

–Solo pensaba un poco– mientras decía eso pudo sentir como las manos contrarias seguían recorriendo su cintura por bajo la camisa y unos labios se posaban en su cuello.

–Deberiamos volver a la cama leoncito – el azabache empezó a devorar los labios ajenos mientras conducían al contaría de vuelta al dormitorio.

Definitivamente una de la partes favoritas de Mirio sobre su relación eran aquellos besos llenos de pasión, aquellos besos húmedos que daban paso a ligeros roces de piel y de los cuales podían desenfrenar una deliciosa y placentera cadena de emociones.

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Hola a todos espero que estén bien, la verdad no estoy segura de que hice pero espero disfruten esto.

Aprovecho para decirles que lamento no actualizar nada pero la escuela me consume todo el tiempo literal, hago una tarea y ya me encargaron 15.

Y pues quería decir que no me he olvidado de los pedidos para el otro libro sobre shipps poco comunes lo que pasa es que hay dos opciones:

1- no tengo imaginación o tiempo
2- no e visto el anime

Pero quería avisar que ya estoy en el proceso de escritura de unos tres pedidos y me llegaron recomendaciones buenísimas solo tengame paciencia.

Y por último... Si ya se que es mucho rollo

LES GUSTARIA UN ONE-SHOT DE MIRIO EMBARAZADO?

Planes del destino~ Tamamiri/ omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora