II.

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— ¿Cómo está tu tobillo? — Alice preguntó después de una hora de caminata. Meghan sacó su botella de agua de la mochila y tomó un poco antes de responder.

—Duele como el infierno, pero puedo sobrevivir. — la mayor respondió. Los zapatos térmicos que llevaba Meghan no la ayudaban mucho, ya que eran pesados y hacía mucho calor. Su tobillo ya debía estar del tamaño de una manzana.

Alice rió de la nada.

—Solo tú te quedas atascada y haces que un árbol se caiga. — Alice rió al ver como su hermana fruncía el ceño ante esto.

—Primero que todo, hermanita, no fue un árbol, fue una rama del árbol. — Meg respondió mientras ambas reían.

El sol alumbraba con fuerza; ambas se habían quitado sus abrigos y sweaters, y estaban solo con unas camisetas sin mangas. Meghan estaba segura que terminarían con quemaduras de sol, sobre todo Alice, ya que su piel era muy blanca y delicada. Ella, en cambio, tenía la tez un poco más tostada, la cual combinaba con su cabello castaño oscuro. Físicamente no se parecían mucho, Alice era más alta y rubia, su contextura era muy delgada pero fibrosa, caminar y pelear contra los no muertos hizo que se le apretaran los músculos. Meg era unos tres centímetros más baja. El parecido que tenían ambas es que tenían los ojos claros, Alice teniéndolos azules y Meg verdes.

 

— ¿Cuánto crees que nos falta? — Alice inquirió, acomodándose un cabello detrás de la oreja. Meg arrugó la nariz y miró hacia arriba, un gesto que solía hacer cuando se concentraba en algo.

—Hmmm. May Weather está a sesenta kilómetros de aquí; en estos días hemos avanzado más que en todo el mes que estuvimos con el grupo. —  la mayor se rascó la cabeza y se amarró el cabello en una cola alta.

Alice la observó confundida.

— ¿Cómo sabes que está a quince kilómetros? —

Meghan sacudió la cabeza y rodó los ojos, después apuntó el cartel que estaba en el costado de la carretera en el que se leía “Hospital May Weather, 60 KM al Norte.”

—Oh. — Alice sonrió con vergüenza ante su confusión.

Las hermanas habían escuchado que en May Weather estaban aceptando sobrevivientes, había comida y era seguro. Con su grupo anterior habían intentado ir, pero uno de los líderes las había intentado dejar de lado, entonces decidieron abandonar al grupo e ir por ellas mismas. Estaban más cerca de lo que alguna vez habían llegado con el grupo, con mucha suerte llegarían primero que ellos.

Alice y Meghan nunca fueron tan cercanas a su tercer grupo como lo fueron con los dos anteriores, ambas habían conectado con el segundo como no lo hicieron con los otros.

Pero, como siempre, algo pasó y tuvieron que correr, estar solas por un tiempo y toparse con otro grupo de gente para seguir. Ninguna era muy fanática de compartir con personas extrañas en situaciones tan difíciles, pero necesitaban sobrevivir de alguna manera. Alice era muy buena ayudando a personas, antes del caos solía visitar a niños con cáncer y otro tipo de fundaciones; Meghan tenía un problema con la gente, sufría de un grado pequeño de ansiedad lo que la hacía ponerse nerviosa ante los desconocidos, pero ayudaba a su manera y, eventualmente, armaba lazos. En los campamentos hacía la guardia e iba a buscar frutos no venenosos y hierbas, no era muy fan de cazar animales, pero igual tenía que hacerlo cuando era necesario. Pensaba que algunas personas se merecían más una bala a través del corazón que cualquier otro ser vivo, pero con la escasez de la raza humana que estaba presente no le daba mucha oportunidad de hacerlo por placer.
Su caminata se sentía más y más larga con la ascensión del sol, mientras más calor hacía, más cansadas y acaloradas quedaban. Las palabras en el brazo de la más joven hacían presión en este, como si con el calor se grabaran más en su piel, recordándole que seguían ahí, que no se iban a ir, que su presencia era permanente. Alice se salió de sus pensamientos cuando escuchó a su hermana quejarse en voz alta y después se escuchó un golpe, la mochila que cargaba se había caído.  
—Maldita sea.— Meghan se había agachado a recogerla, pero Alice la paró y lo hizo antes que ella. Colocó el cargamento en sus hombros y pasó su brazo izquierdo encima de los propios, para ayudarla a caminar. Continuaron en silencio por unos minutos.
—No tenías que hacer eso.— la mayor musitó y Alice rodó los ojos.
—Con suerte puedes caminar, Meghan. Sé que te estabas quejando por el dolor del tobillo; si es que está hinchado, el zapato te lo está apretando. Deberías quitártelo.— la chica apuntó el tobillo izquierda de su hermana, marcando su punto.
—No.— la mayor respondió rápidamente y su hermana la miró extrañada. —Si tenemos que correr, será más doloroso y puedo enterrarme cualquier cosa. Además, no puedo ir saltando en una pierna si es que un idiota viene detrás de nosotras. Me lo quitaré cuando te toque hacer guardia, o cuando lleguemos a May Weather.— la castaña respondió sin mirar a su hermana.

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