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Él ahora nuevo rey demonio a pesar de ser bastante dedicado en el tema de su reinado tomó una gran decisión la cuál no se le sería perdonada según las declaraciones de un insignificante grupo que lo odiaba, por ende no...
★ ━ you have many responsibilities right ？ 〈 O2/O2〉
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-¿Escogido para ser rey?- Murmuró Alice en un intento de no parecer sorprendido por la notícia.
-¿Lo dije tan de repente?, creo que debí darte tiempo para asimilar un poco la situación- Iruma estaba avergonzado por no tomar en cuenta eso último.
Alice jugando con su cabello el cuál ahora es más largo que cuando aún era estudiante no pudo evitar desviar la mirada.
-Iruma-sama, ¿Piensa aceptar esa propuesta?- la curiosidad lo invadió tanto que la pregunta pareció salir de su boca sola.
-No lo se, por eso exactamente he venido aquí, me conoces mejor que nadie en el inframundo que sólo a ti te puedo pedir algo de ayuda para despejar mi mente y al final pueda elegir la mejor opción- Iruma quién todo este tiempo no había soltado las manos de Alice había hecho el agarre un poco más fuerte.
Alice estaba comenzado a sonrojarse tal vez debido por la vergüenza que sentía, Iruma no sólo había aparecido en su habitación entrando por el balcón, también le había confesado que era humano y sería rey si lo deseaba, pero, al estar inseguro decidió buscar ayuda y conformidad en su persona, eso podía entenderlo, no habría porque sentir vergüenza alguna, aún así sólo había un hecho que no lo dejaba tranquilo, ¿El tomarse de las manos era necesario?.
-¿Dice q-que quiere que lo ayude a decidir entre aceptar o d-denegar la propuesta?- Alice ahora no podía quitar la mirada de sus manos siendo entrelazadas con las del peliazul.
-Te estaría agradecido si pudieras darme tu opinión- Iruma le mostró una de sus habituales sonrisas.
Alice no tuvo de otra más que responder, cuando creyó tener el valor suficiente estaba a punto de formar palabras de aliento y seguridad más eso nunca paso.
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Iruma no sabe como describir la velocidad con la que Alice lo lanzó a su cama, lo cubrió con unas cuantas sábanas y pareció aferrarse a él como si su vida dependiera de eso, aunque no sabía la razón del actuar de su amigo, su pecho de nuevo tenía esa calidez tan estremecedora.
