𝑳𝒍𝒆𝒈𝒂𝒔𝒕𝒆 𝑻𝒖́

Capitulo 45. Primer día

J: Yo despierto a Isa y tú haces el desayuno ¿Te parece? –le dijo a Betty, acariciando su espalda.

B: Está bien, gracias  –sonrío y besó su mejilla.

Era lunes e iba a ser el primer día de Isabella en el preescolar. Jughead estaba nervioso, aún veía chiquita a su hija y no creía que ya iba a ir a la escuela.

El pelinegro suspiró y se paró para ir a la habitación de la niña. Entró y la vió durmiendo tranquilamente.

J: Isa, mi amor, despierta –le murmuró sentado a su lado y sobando su brazo.

La niña se removió en la cama y abrió los ojos, sonrió viendo a su padre y se sentó para abrazarlo.

I: Hoy es mi plimel día, papi –dijo emocionada.

J: Lo sé, y es por eso que vine. Venía a decirte algo –la tomó y la sentó en sus piernas–. Si por algo no te gusta esa escuela, te da miedo o te hacen algo, has como que te duele el estómago y yo voy por ti. Y jamás volverás a ir ¿De acuerdo?

Ella asintió.

B: ¡Jughead! –le reclamó, parada en el marco de la puerta.

El pelinegro dió un brinquito del susto y volteó nervioso.

B: No le estés dando ideas –negó poniendo sus brazos en su cadera y los miró seria–. Isabella, debes de ir a la escuela. Pero si en dado caso, te hacen algo me dices o a tu maestra. Pero no dejaras de ir, podremos cambiarte, si no te gusta. Y tú, Jughead, deja de meterle esas ideas –ambos asintieron–. Ahora vamos a desayunar –determinó seriamente.

Ambos se levantaron y salieron rápidamente de la habitación hasta el comedor de la casa.

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Luego de un rato, los tres iban en el auto directo a la que sería la escuela de Isabella. Al llegar bajaron del coche, y fueron hasta la entrada de la escuela, dónde había muchos niños entrando.

I: Mila Mami, muchos niños –dijo emocionada.

B: Así es, y podrás hacer muchos amigos —le dijo tomándola en brazos.

J: Amigas —corrigió—. Los niños son malos.

Betty lo miró mal.

B:Te portas bien, y cualquier cosa me dices ¿si? —la dejó en el suelo y ella asintió—. Nos vemos al rato —sonrió y besó su mejilla.

Jughead se puso a la altura de la niña y acarició su mejilla, y después la abrazó fuertemente.

J: Recuerda, si no te gusta algo ya no volverás y te quedarás conmigo —le susurró. Ella asintió.

La soltó queriendo y no, y la niña entró junto su maestra. Cuando la perdieron de vista volvieron al auto.

B: Quieres llorar ¿cierto? —dijo divertida, tomando su mano.

Jughead la miro con los ojos cristalizados y ella lo abrazó.

J: Es muy pequeñita —murmuró llorando en su hombro—. Es mi bebé. Está creciendo muy rápido y no quiero.

B: También es difícil para mí, cariño –acarició su cabello–. La vi crecer y aún recuerdo cuando la tuve por primera vez en mis brazos. Pero son cosas que pasan. Ya verás que el tiempo pasará volando, y podremos venir por ella. Ahora vámonos ¿si?

El asintió separándose y limpiando sus lágrimas. Encendió el auto y a los minutos llegaron al edificio donde trabajaban.

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